La odalisca
En las terrazas soleadas los peri¨®dicos saben mejor, piensa el hombre mientras sorbe un trago de vino blanco, se come una aceituna y se concentra en las sesudas p¨¢ginas de econom¨ªa cuando, de pronto, se encuentra con un ombligo en mitad de la informaci¨®n. S¨ª, es un ombligo que tiene mucho m¨¢s inter¨¦s que el IBEX.
Pero ¨¦l es un hombre felizmente casado, y los ni?os est¨¢n en la playa, y adem¨¢s est¨¢ el IBEX, pero es que no es solamente un ombligo sino dos piernas imposibles, dos, que est¨¢n tapando el sol, all¨¢ delante.
Deber¨ªa hacer como Di¨®genes, piensa el hombre, ?o fue S¨®crates?, y decirle que le est¨¢ tapando el sol, y que el IBEX clama, y bueno, los ombligos deber¨ªan subir en las cotizaciones, cada vez m¨¢s al alza, ?y a cu¨¢nto est¨¢n las u?as pintadas de los pies?
El hombre comprende que se est¨¢ desconcentrando, y todo por un ombligo, por un bikini de ganchillo, s¨ª, es ganchillo, ?no?, siempre le han gustado los bikinis de ganchillo, claro que bajan las cotizaciones, ha perdido algo de dinero, el ganchillo, aquella playa, las nubes y el rumor de las olas, habr¨¢ que ver a cu¨¢nto est¨¢ el NASDAQ al cierre, porque s¨ª, han ca¨ªdo las acciones, pero a ella no se le cae nada, y el vino est¨¢ fr¨ªo, y una gaviota grita, y el hombre mira, y ella moja su dedo con la lengua y se lo pasa por la piel dorada del muslo, y aqu¨ª tenemos una inmediata subida del DOW JONES hasta el azul del cielo, y el inoportuno camarero que se mete en el plano.
S¨ª, ha pedido un caf¨¦ con hielo, a ¨¦l tambi¨¦n le apetece; aquellos caf¨¦s con hielo, aquellas noches de luna, MECALUX a 3,26 y TELEPIZZA a 1,22, si es que no hay manera de ganar dinero, caramba, ?habr¨¢n comido los ni?os?, porque hasta que no coman no vuelve a la playa, y mira qu¨¦ cintura, qu¨¦ forma de tocarse el pelo, seguro que los inversores premian su valor con una subida -lo menos del 1, 73%-, qu¨¦ cotizaci¨®n m¨¢s curvil¨ªnea, acu¨¦rdate de la bolsa de Par¨ªs, siempre nos quedar¨¢ Par¨ªs y Tokio, y la Riviera, y las acciones de TECNOCOM.
Otro sorbito de vino blanco, ella le recuerda a aquella chica, ?c¨®mo se llamaba?, llevaba un ba?ador de ganchillo como ¨¦se, que tardaba mucho en secar, y a veces lo perd¨ªa en el agua, AGUAS BARCELONA a 11,69, qu¨¦ bonitos ojos negros, desde luego la raza humana mejora a ojos vista, y ¨¦l que tiene que estar trabajando, en fin.
Si es que no se puede currar en esas condiciones, seguro que los ni?os han acabado de comer y le est¨¢n esperando, deber¨ªa volver a la playa, pero es que se est¨¢ tan bien a la sombra, con la brisa, y adem¨¢s ella le est¨¢ mirando, lo ve por encima de los pr¨¦stamos hipotecarios, le mira mientras se termina el caf¨¦ helado de un sorbo, algo atribuible a la suerte, un tesoro p¨²blico, una divisa, un crecimiento en el beneficio neto, por decirlo de alguna manera, que le hace abandonar la lectura, o lo que queda de ella, antes de que la mujer deje unas monedas en la mesa, y, sin arrojar m¨¢s dividendos, se marche, haciendo oscilar la cotizaci¨®n de la terraza.
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