Coincidir
Blair le regal¨® a Bush el otro d¨ªa una bolsa de aseo con unas iniciales en oro, GWB, de George W. Bush. No lo hizo para agradecer la invitaci¨®n a cenar en la Casa Blanca, ni con ocasi¨®n de su discurso en Washington, ante el Congreso. Regal¨® la bolsa de aseo para celebrar una coincidencia, que no era la coincidencia absoluta en palabras y actos a prop¨®sito de Irak. El motivo de la bolsa de aseo fue m¨¢s dom¨¦stico: Blair hab¨ªa descubierto que Bush usaba su misma pasta de dientes.
Coincidir con personas especiales nos exalta, nos enorgullece, nos anima a enfatizar la casualidad, el acuerdo involuntario y fortuito. Hace unas horas presenci¨¦ en C¨¢diz el encuentro de tres hombres de letras, dig¨¢moslo as¨ª, profesores y escritores, y vi que los tres llevaban gafas, tres gafas de la misma marca italiana y exactamente el mismo modelo. No me sorprendi¨® que llevaran gafas, ni que las gafas fueran del mismo corte. Me sorprendi¨® un poco m¨¢s que fueran de la misma marca y me sorprendi¨® mucho que las tres fueran exactamente iguales. Y mucho m¨¢s me sorprendi¨® que ninguno de los tres literatos mencionara la coincidencia ¨®ptica, aunque quiz¨¢ callaran por respeto, por carecer de confianza mutua: los tres hombres suelen verse y tratarse poco, y viven a 400 kil¨®metros de distancia.
Hay otra coincidencia en estas coincidencias, la de Blair y la de los literatos cortos de vista o simplemente cortos (en el sentido de t¨ªmidos). Blair y Bush coinciden en el dent¨ªfrico, algo que pertenece a la boca, de donde salen las ¨®rdenes, las palabras que se convierten en acci¨®n fulminante. La coincidencia entre los tres hombres de letras, dedicados a observar, especialistas de la contemplaci¨®n, es un asunto de ojos o gafas que no les mereci¨® ning¨²n comentario.
Alguna vez los estadistas sienten nostalgia de la vida contemplativa, e incluso practican las artes pl¨¢sticas, como Hitler, Franco o Churchill, premio Nobel de Literatura y el ¨²nico pintor aut¨¦ntico de los tres, de quien se dijo que s¨®lo era capaz de callar cuando pintaba. Tambi¨¦n los literatos puros a?oran la acci¨®n, intervenir en lo que sucede, y no s¨®lo mirar y escribir sobre lo que sucede. Y no parece que vean su condici¨®n de pura mirada como algo que destacar ni celebrar especialmente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.