El porqu¨¦ de la melancol¨ªa
Cualquier lector de sus dos novelas traducidas hasta ahora al castellano sabe ya que Rick Moody (Nueva York, 1961) tiene una imaginaci¨®n sombr¨ªa, un trasfondo de pesadumbre que le hace fijar su atenci¨®n en aspectos no precisamente alegres de la condici¨®n humana: la decadencia, la decrepitud y la muerte de toda esperanza en Am¨¦rica ocaso; la soledad y la incomunicaci¨®n familiar en La tormenta de hielo. El mismo gusto pesimista aflora en los dos libros que acaba de publicar Mondadori. Se trata de D¨ªas en Garden State, su primera novela, una historia con m¨²sica de fondo punk, protagonizada por un grupo de j¨®venes que, entre excesos de todo tipo, consume sus ¨²ltimas juergas antes de dar el desesperanzado paso a la madurez, y de El velo negro, su ¨²ltimo libro, una autobiograf¨ªa poco convencional que hace de la melancol¨ªa de su autor el motivo de su ex¨¦gesis. De D¨ªas en Garden State apenas diremos nada, no porque no lo merezca (antes al contrario, en ella se encuentran ya, si bien con alg¨²n descontrolado sentimentalismo, las principales armas de Moody como narrador), sino porque El velo negro es tan sobresaliente que el poco espacio de estas l¨ªneas dif¨ªcilmente da para explicarlo someramente.
EL VELO NEGRO
Rick Moody.
Traducci¨®n de Laura Mart¨ªn de Dios
Mondadori. Barcelona, 2003
349 p¨¢ginas. 19 euros
D?AS EN GARDEN STATE
Rick Moody.
Traducci¨®n de Mariano Antol¨ªn Rato
Mondadori. Barcelona, 2003
206 p¨¢ginas. 16,50 euros
D¨ªas en Garden State es una novela de inspiraci¨®n autobiogr¨¢fica en la que Moody prest¨® a uno de sus personajes un episodio de su propia juventud: su estancia en un psiqui¨¢trico a finales de los a?os ochenta como consecuencia de su adicci¨®n al alcohol y a otras drogas. El mismo episodio, aunque sin el filtro de la ficci¨®n, est¨¢ en el arranque de El velo negro. El subt¨ªtulo del original en ingl¨¦s, no se sabe por qu¨¦ no incluido en la versi¨®n castellana, es Memoria con digresiones, y eso es precisamente El velo negro: una autobiograf¨ªa en la que no se pretende tanto reconstruir los hechos vividos como plasmar el mundo an¨ªmico de su autor, sus obsesiones, miedos y dudas; un reto en principio dif¨ªcil que Moody lleva a t¨¦rmino, con magn¨ªficos resultados, sirvi¨¦ndose de la digresi¨®n para huir de la rigidez del g¨¦nero biogr¨¢fico e invadir terrenos de la novela, del libro de viajes y hasta del ensayo hist¨®rico y literario de un modo que, como ¨¦l mismo ha reconocido, recuerda la obra de Sebald. No se queda Moody, sin embargo, en la repetici¨®n de mal digeridas f¨®rmulas ajenas, sino que incorpora lo aprendido a su propio estilo, m¨¢s torrencial y desestructurado que el del alem¨¢n, pero adecuado (hay que decir) al prop¨®sito particular que lo gobierna.
Moody se pone a s¨ª mismo en el primer plano de la narraci¨®n y a partir de ah¨ª inicia la b¨²squeda de las razones de su melancol¨ªa. Un camino que, desde la crisis juvenil antes referida, se bifurca en m¨²ltiples direcciones (la religi¨®n calvinista, la historia de Estados Unidos o su propia familia) que tienen siempre como referente un cuento de Nathaniel Hawthorne titulado El velo negro del pastor, al parecer inspirado por el caso real de un predicador de Nueva Inglaterra, apellidado Moody, que, como s¨ªmbolo y punici¨®n de una pena no confesada, cubri¨® su rostro durante toda su vida con un velo negro. La peculiar relaci¨®n de Rick Moody con este cuento, en el que cree ver un antecedente familiar de su propia inclinaci¨®n a ocultar el rostro (el peso de algo no confesado o ni siquiera asumido), se convierte en la fuerza motriz del relato. Por su causa se pierde en los vericuetos de la obra de Hawthorne, por su causa analiza el legado puritano de la costa oeste de Estados Unidos y por su causa, muchos a?os antes de pensar en escribir este libro, emprende en compa?¨ªa de su padre un viaje por las carreteras de Maine y Connecticut para buscar su ligaz¨®n geneal¨®gica con el pastor del cuento.
El velo negro es una traves¨ªa, escrita con humor y rabia, desde el desmoronamiento vital hasta la redenci¨®n por la literatura, un recorrido circular y obsesivo en el que la sombra siniestra de Am¨¦rica se proyecta en los fantasmas del autor. Por supuesto arbitrario, por supuesto desbocado, por supuesto imperfecto, pero absolutamente recomendable.
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