El f¨²tbol en un hincha chino

El Estadio de los Trabajadores de Pek¨ªn conten¨ªa las proporciones de cada tipo de aficionado chino: el futbolero cl¨¢sico, un poco ingenuo pero tan apasionado como el europeo; el ne¨®fito que intenta entender algo de lo que pasa, y el dedicado seguidor de la moda. Un sondeo en las gradas de los campos de Kunming y Pek¨ªn, donde el Madrid se ha entrenado o ha jugado, indica que todos, en mayor o menor medida, sienten curiosidad por cosas que pueden preocupar a cualquier madridista: la posici¨®n de Makelele como ¨²nico hombre en el medio centro, el cambio de banda de Figo o la ausencia de Hierro. La mayor¨ªa, incluso los m¨¢s j¨®venes o los que parecen m¨¢s consumistas, aseguran profesar un gran respeto por Mao Zedong. Y todos los hombres interrogados, sin excepci¨®n, consideran que Beckham es peor jugador que Zidane o Ra¨²l. Las mujeres discrepan.

"Ronaldinho no podr¨¢ ser el eje del Bar?a; Saviola y Kluivert son mejores", dice Yeng

"Creo que Fernando Torres puede mejorar y llegar a ser un emblema en Espa?a", dice Liu

Qiu Mingjun lleva ch¨¢ndal y zapatillas de entrenamiento. Le gusta jugar al f¨²tbol y comenta que ve los principales partidos de la Liga espa?ola por la televisi¨®n, en abierto. Muy serio, dice: "Makelele pude jugar solo en el medio porque tiene fuerza para eso. Es el Davids del Madrid. Va bien al corte, hace bien los relevos, y tiene bastante t¨¦cnica". El mismo Qiu, que tiene una opini¨®n formada de casi todos los jugadores de los semifinalistas de Liga de Campeones, no tiene ni idea de qui¨¦n es Fernando Torres: "No estoy familiarizado con ¨¦l".

Un hombre de media edad y aspecto de campesino lleva el cuerpo cubierto de retratos de Zidane. Se llama Liu y asegura saber qui¨¦n es el delantero centro del Atl¨¦tico: "Creo que Torres puede mejorar y llegar a ser un emblema en el equipo nacional de Espa?a. Por ahora es un chico muy guapo que juega en el Atl¨¦tico". Liu confiesa, sin embargo, que no sabe nada de Ronaldinho: "?En qu¨¦ equipo juega?". Y a la hora de valorar a un futbolista, sus consideraciones est¨¢n vac¨ªas de prejuicios: "Makelele puede jugar solo en el medio o donde se lo proponga".

"Los aficionados chinos no tienen malicia", dice McManaman; "y tienen la mirada asombrada de quien est¨¢ descubriendo algo completamente nuevo. Agradecen cualquier cosa que hagas en el campo. Haces un regate o tiras un pelotazo y escuchas un: '?Aaaahhhh!'. Pasas en el autob¨²s camino del entrenamiento y ah¨ª los ves, salud¨¢ndote y gritando como si hubiesen esperado ese momento durante mucho tiempo. Y el autob¨²s pasa y, ?wham!, se acab¨®. Un segundo y el Real Madrid ya nunca m¨¢s volver¨¢ a pasar por ah¨ª".

El jugador ingl¨¦s observa desde el campo el fen¨®meno que se vive desde hace una semana en China. El s¨¢bado, cerca de 5.000 seguidores cortaron la avenida Chang An, la principal de Pek¨ªn, s¨®lo para ver a los jugadores subirse al autob¨²s con destino al estadio. Un pa¨ªs entero ha volcado su atenci¨®n sobre el equipo espa?ol y para comprobarlo no hay m¨¢s que ver a los miles de hinchas que se acumulan frente a los hoteles donde duermen los jugadores. Se quedan horas a la espera de ver una sombra, un rostro conocido, algo de toda esa pompa que las televisiones muestran continuamente sobre el Madrid.

Wang es un chaval que comenz¨® a interesarse por el Madrid "cuando ficharon Zidane y Ronaldo". No sabe nada de Butrague?o, y mucho menos de Puskas. "El f¨²tbol en China se ha convertido en motivo de charla desde que se hizo profesional, en 1994. Siempre se ha practicado, pero desde 1994 forma parte de la cultura de mucha gente", comenta.

Muchos aficionados apenas saben nada de otro equipo que no sea el Real Madrid. "?Guardiola no es un brasile?o?", se pregunta uno. Y si se les pide que nombren a un jugador de otra plantilla, pueden responder cualquier cosa. Fue el caso de Yuan Wei, que dijo: "Fernando Hierro". O el caso de Xiaohuang, que se acord¨® del Valencia: "Tiene un portero con el pelo rojo". O de Deng, un joven que parece obsesionado con captar a Ra¨²l en su c¨¢mara de v¨ªdeo: "?Fernando Torres no es ese canterano del Madrid que promete mucho?".

Puestos a analizar cuestiones relacionadas con el juego, los futboleros chinos opinan con la mirada limpia de un ni?o. No tienen la pose cient¨ªfica de los espa?oles, o, en mayor grado, de los italianos. "Makelele no tendr¨¢ problemas como medio centro, pero si ponen a Zidane por delante de la defensa seguro que lo har¨ªa mejor porque es m¨¢s coordinado y tiene m¨¢s visi¨®n de juego", dice Deng, sin atender a eso que los hinchas europeos llaman "equilibrio t¨¢ctico", un asunto del que ning¨²n chino parece percatarse. Un compatriota de Deng, que se ajusta unas gafas de Givenchy rosadas, opina que Makelele es el central del futuro Madrid: "Yo lo retrasar¨ªa cuando cumpla unos a?os". Otro aficionado se proclama admirador de Zidane por motivos que considera fundamentales para el juego: "Adem¨¢s de ser correcto en el campo es buen padre, nunca provoca una habladur¨ªa, nunca un esc¨¢ndalo".

Sobre el Bar?a, otro equipo espa?ol de vocaci¨®n universal, los chinos no emiten opiniones favorables. Sea porque el club azulgrana no ha lanzado una campa?a en Asia, sea porque lleva un tiempo sin ganar nada, o simplemente porque los aficionados locales creen que el centro del universo est¨¢ en el Bernab¨¦u, lo cierto es que Yeng Xiaoxing dice rotundamente que "Ronaldinho no podr¨¢ ser el eje del futuro Bar?a porque Saviola y Kluivert son mejores". En el mismo tono opina Lee: "Overmars est¨¢ demasiado viejo para desbordar; deber¨ªan haber fichado a Henry, no a Ronaldinho". Y Ping, esc¨¦ptico, afirma que "Ronaldinho no se adaptar¨¢ porque un brasile?o no puede encajar en el esquema de un t¨¦cnico holand¨¦s".

Los seguidores chinos que parecen m¨¢s informados tienen un discurso que armoniza totalmente con el de la instituci¨®n y Qiu es un caso t¨ªpico: "El Madrid hizo bien en desprenderse de Hierro y de Redondo porque estaban viejos". No cabe duda de que si las elecciones a la presidencia madridista se dilucidasen con China incluida, Florentino P¨¦rez ser¨ªa honrado con otro mandato.