Democracia de risas

Nuestros pol¨ªticos r¨ªen. ?De qu¨¦? ?Son los nervios o, por el contrario, la distensi¨®n de quien se encuentra entre "colegas"? Es evidente que me refiero a la televisada rueda de comparecencias de supuestos implicados en supuestas tramas inmobiliarias de la Comunidad de Madrid. ?Deber¨ªa subrayar que desarrolladas por tambi¨¦n "supuestos" pol¨ªticos?

Hemos convertido en espect¨¢culo la iron¨ªa, la tendenciosidad en la interrogaci¨®n, el sarcasmo, la alegr¨ªa ante el mal ajeno (y de todos), la verdad a medias, la ocultaci¨®n, la negaci¨®n, el prejuicio y, por encima de todo, la propaganda y el discurso narcisista y de consigna de partido (de unos y otros).

Lo que me duele del reality show es que mucho temo que los indecisos, los desesperados, los incr¨¦dulos de la pol¨ªtica, los desmemoriados, los que dorm¨ªan en clase de historia, los "pasotas" o los que ni leen ni viajan (pero que, por supuesto, s¨ª ven televisi¨®n) se cuestionen no acerca de qu¨¦ r¨ªen nuestros pol¨ªticos, sino de qui¨¦n. Las consecuencias que intuyo son especialmente da?inas para la democracia: los citados radicalizar¨¢n su postura, y el nuevo voto, el joven, preferir¨¢ el alcohol y la fiesta (los estereotipos que esos mismos pol¨ªticos les asignan).