De Mah¨®n a Singapur

Lo que hace que la literatura de A. G. Porta resulte tan fascinante es la calidad del estilo, un estilo conciso, seco y distante, pero muy fiel en la captaci¨®n de gestos y expresiones, lleno de abruptas elipsis destinadas a mostrar o a esconder la esquiva intimidad de los personajes, las vacilaciones de la memoria y las incertidumbres de la existencia. El lector capta s¨®lo fragmentariamente los hechos y las sensaciones que se explican. El placer est¨¦tico surge precisamente de ah¨ª. De la percepci¨®n de que partes profundas de la realidad narrada no est¨¢n a nuestro alcance. Se nos ofrecen fragmentos, sugerencias, atisbos de algo que se diluye en la materia de una escritura depurada y sutil.

El personaje principal de Singapur es Laura, una pintora de ¨¦xito que abandon¨® hace tiempo la profesi¨®n, la sustituy¨® por la fotograf¨ªa y, finalmente, abandonada esta ¨²ltima, dedica su tiempo a viajar interminablemente. La novela es un diario sin fechas que Laura escribe para dar solidez a su vida ruinosa y sin objetivos y, aunque consciente de su futilidad, lo guarda en cuadernos numerados cuidadosamente. Ahora, la encontramos en un momento en que se ha instalado en Sant Pol, en la casa de su infancia, para cuidar a Margot, su madre, enferma de Alzheimer, y nos cuenta lo que hace ella sola, con su madre o con otras personas entrelazado con recuerdos del pasado referidos sobre todo al padre muerto y enterrado en Singapur (nombre que suena parecido a Sant Pol), un famoso arquitecto llamado Jacobo pero al que casi siempre nombra solemnemente como el Arquitecto. Las complejas relaciones y la fr¨¢gil uni¨®n entre los tres personajes vienen simbolizadas por una postal del museo berlin¨¦s del Altes Museum presente de principio a fin y muy bien utilizada por el autor en los momentos culminantes.

El texto contiene m¨²ltiples sugerencias: la idea de que el mundo desaparecer¨¢ en una gran explosi¨®n como indicaci¨®n de la inutilidad de todo, las repetidas fotos de playas desiertas (una de las muchas series de la obra) para sugerir la soledad irremediable de la protagonista y las crecientes citas de Borges y el tema de la muerte. Si en Braudel por Braudel, la ciudad de Mah¨®n, aunque presente en la narraci¨®n, era un espacio lejano al esp¨ªritu del protagonista que s¨®lo esperaba abandonarlo una vez cumplida su misi¨®n, ahora Singapur, ausente del presente narrativo, es la ciudad so?ada siempre cercana al esp¨ªritu de Margot por ser el ¨¢mbito de la felicidad pasada. Dos novelas que se parecen por la funci¨®n similar que desempe?an estas ciudades.