El balance de Uribe
Un a?o despu¨¦s del inicio de su mandato, el presidente colombiano, ?lvaro Uribe, recibe hoy el apoyo masivo de la opini¨®n, hasta el punto de que, por temor a ser tachados de antipatriotas, sus cr¨ªticos cuidan de envolver en la m¨¢xima moderaci¨®n lo que no deja de ser un escepticismo de fondo. ?Qu¨¦ ha conseguido el pol¨ªtico liberal, hoy independiente, para que la naci¨®n se sienta gobernada, por primera vez en muchos a?os?
El efecto inicial es, fundamentalmente, de imagen. Uribe transmite la sensaci¨®n de estar al tim¨®n, de preocuparse por todo, de conocer en un detalle que hasta bordea lo anacr¨®nico la ¨²ltima arruga de la piel de Colombia. Esa imagen se apoya en indicios como estos: el descenso de la criminalidad, terrorista y com¨²n, de 65 muertes por 100.000 habitantes y a?o a poco m¨¢s de 50; la mayor parte de las ciudades parecen mejor gobernadas, notablemente Bogot¨¢ con el alcalde, tambi¨¦n independiente, Antanas Mockus; la guerrilla, mayormente las marxistas FARC, act¨²a con menor libertad, aunque en modo alguno ha recibido el gran golpe que marcar¨ªa un hito en la guerra; y, sobre todo, el inicio de la desmovilizaci¨®n de la mayor parte de las AUC (Autodefensas de Colombia), la fuerza paramilitar tan narcotraficante, sanguinaria y sediciosa como la guerrilla a la que dice combatir. Problemas, riesgos e interrogantes nacen, sin embargo, al hacer un balance que, por fuerza, ha de ser hoy tan favorable como provisional.
En el otro platillo, una pol¨ªtica econ¨®mica propia de un Estado incapaz de allegar otros recursos que los de apretar el cintur¨®n al ciudadano medio; la sospecha de que la pacificaci¨®n de los paras se compre con la impunidad de sus fechor¨ªas; el empobrecimiento de un pa¨ªs que a¨²n no ha visto mejorada su calidad de vida, m¨¢s all¨¢ de esa sensaci¨®n de mayor seguridad, y hasta un refer¨¦ndum previsto para octubre que, seg¨²n sus cr¨ªticos, marcar¨ªa, de ganarse, un giro autoritario, componen un cuadro de sombras que habr¨¢n de disiparse para que el milagro Uribe tenga leg¨ªtima continuidad. El presidente merece un voto de confianza, pero en absoluto un cheque en blanco. Un halo de esperanza recorre hoy el pa¨ªs, pero la ruta est¨¢ sembrada de asechanzas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.