Edimburgo, capital del arte y la cultura
As¨ª es el Festival de Edimburgo: inabarcable, orgulloso de s¨ª mismo, de sus m¨¢s de seiscientas compa?¨ªas de teatro, m¨²sica y danza que ofrecer¨¢n cerca de veinte mil representaciones. Cine, libros y arte completan la oferta.
Cuando ayer se inauguraba el Festival Internacional de Edimburgo, la calle ya estaba tomada desde hace d¨ªas por una multitud que acude a la maravillosa ciudad escocesa dispuesta a sumergirse en un ambiente ¨²nico. Pasear por la Royal Mile es lo mismo que sortear titiriteros, tragafuegos, improvisadas compa?¨ªas de teatro, cantantes de ¨®pera a pelo y cientos de j¨®venes ofreciendo propaganda de multitud de espect¨¢culos que reclaman el t¨ªtulo de lo mejor del Fringe. Es decir, de lo que comenz¨® siendo la alternativa a la cultura m¨¢s seria representada por el Festival Internacional y que hoy se lleva la parte del le¨®n de la que es la m¨¢s amplia, variada y excitante propuesta veraniega.
En lo que toca a la m¨²sica, la expectaci¨®n mayor la ha desatado el 'Anillo del nibelungo'
Seis festivales en uno: m¨²sica, teatro, libros, arte, cine y el propio Fringe. No han venido esos americanos que se esperaba tras el fin de la guerra de Irak, pero Edimburgo est¨¢ llena de espa?oles que ya no se conforman con preguntar por el Tatoo -la parada militar que re¨²ne a miles de ni?os y clases pasivas- y le cogen enseguida la medida a las cuestas. Como en la Semana Santa sevillana, los que no quieren perderse nada llevan una agenda con todo lo que pueden abarcar desde las primeras horas de la ma?ana hasta la madrugada: centenares de espect¨¢culos de los casi mil quinientos programados por m¨¢s de seiscientas compa?¨ªas que ofrecer¨¢n cerca de veinte mil representaciones en doscientos cincuenta escenarios diferentes. Eso s¨ª, si uno se queda durante todo el mes de agosto, tiene dinero para pag¨¢rselos y el cuerpo aguanta.
Este a?o, adem¨¢s, hay una nueva atracci¨®n. Lo pol¨ªticamente incorrecto, y m¨¢s en una ciudad que siempre ha presumido de cuidadosa en esos aspectos, llega a Edimburgo en forma de Festival Er¨®tico. Un grano que le ha salido a la programaci¨®n oficial y que aspira a consolidarse, aunque, como dec¨ªa un periodista brit¨¢nico, a la Atenas del Norte, como siempre se ha conocido a esta ciudad por su tendencia al clasicismo arquitect¨®nico y sus ambiciones culturales, le cueste cambiar su nombre por el de Nueva ?msterdam. Claro que, para barbaridades, la presentaci¨®n de Gunther von Hagens, m¨¢s conocido como Doctor Frankestein o Doctor Muerte, el m¨¦dico alem¨¢n que lleg¨® aqu¨ª con el cuerpo de un compatriota alcoh¨®lico, ya diseccionado en vivo y en directo ante las c¨¢maras de televisi¨®n, el a?o pasado en Londres. La otra aparici¨®n estelar en el apartado de las excentricidades es la de Aaron Barshak, "el c¨®mico terrorista" que se present¨® en la puerta del lugar donde el pr¨ªncipe William celebraba su vig¨¦simo primer cumplea?os vestido de Bin Laden, le plant¨® un beso y ahora deber¨¢ responder por los correspondientes cargos. Sigue con su tema y su pieza se titula, c¨®mo no, Finding Bin
Laden, que se puede traducir por Encontrando a Bin
Laden, pero tambi¨¦n por Buscando a Bin Laden. ?Es o no un terrorista nuestro c¨®mico?
Este a?o el teatro tiene un interesante aire hispano en dos propuestas que han desatado un enorme inter¨¦s. Vuelve Calixto Bieito -"intuitivo y apasionado", como se defin¨ªa en el Evening
Standard-, cuyas Comedias b¨¢rbaras de Valle-Incl¨¢n fueron en su d¨ªa clamorosamente incomprendidas por una cr¨ªtica que a veces no ve m¨¢s all¨¢ de sus brit¨¢nicas narices, para ofrecer un Hamlet que volver¨¢ a sorprender, a indignar seguramente. El Perif¨¦rico de Objetos, una compa?¨ªa de Buenos Aires, se presenta con Los ¨²ltimos d¨ªas de la
humanidad, una pieza que se adivina cruda sobre la obra hom¨®nima de Karl Kraus y de la que se anuncia que puede herir ciertas sensibilidades. Para gentes menos dispuestas al riesgo, las alternativas van desde el ya cl¨¢sico Doce hombres sin
piedad, de Reginald Rose, hasta La gaviota, de Chejov, en el que promete ser magn¨ªfico montaje de Peter Stein.
En lo que toca a la m¨²sica, la expectaci¨®n mayor la ha desatado la puesta en escena del Anillo del
nibelungo, de Wagner, dado por partes en a?os anteriores y que en ¨¦ste se recoge completo. El montaje de Tim Albery y la direcci¨®n musical de Richard Armstrong garantizan la calidad de un espect¨¢culo para el que no hay entradas desde hace meses. Junto a ello, todos los cuartetos de Beethoven, los recitales de Alfred Brendel, Andr¨¢s Schiff, Grigori Sokolov, Thomas Quastoff o H¨¦l¨¨ne Grimaud, las ¨®peras en concierto -Amadigi de Handel, Macbeth de Verdi, Lohengrin de Wagner entre ellas- y las nuevas m¨²sicas de China y Corea completan un programa variado y suficientemente arriesgado.
Y, c¨®mo no, los libros. Mario Vargas Llosa, apreciad¨ªsimo por los lectores brit¨¢nicos, y a quien el programa define como "un gigante de la literatura internacional", ser¨¢ una de las figuras que reunir¨¢ m¨¢s p¨²blico en la carpa de Charlotte Square. El morbo lo pondr¨¢ la glamourosa Candance Bushnell, la autora de Sexo en Nueva
York, que presentar¨¢ su nueva novela, Trading Up. A pesar de su aspecto, de su ¨¦xito clamoroso, de la envidia que genera su sola presencia, la norteamericana ha sido definida como "la nueva Jane Austen", lo que quiz¨¢ sea mucho decir, pero dice mucho.
Dos d¨ªas despu¨¦s aparecer¨¢ John Irving, el m¨¢s cl¨¢sico de los novelistas modernos, una especie de Dostoyevski con buen humor, o un Dickens, su escritor favorito, capaz de meter osos y leones entre sus personajes. Y dos nombres espa?oles todav¨ªa j¨®venes: Benjam¨ªn Prado -que el s¨¢bado comparti¨® cartel con Andrei Makine, a quien la cr¨ªtica local sit¨²a a la altura de Nabokov- y Ray Loriga, "un best seller de culto" seg¨²n los organizadores.
Uno de los grandes alicientes de Edimburgo en estos d¨ªas es la gran exposici¨®n que la Royal Scottish Academy dedica a Claude Monet. Bajo el ep¨ªgrafe de El Sena y el
mar, ochenta cuadros pintados en cinco a?os que representan parte de lo mejor de su obra. No hay colas, la muestra est¨¢ bien dise?ada y la abundancia del material no acaba por saturar al visitante. Dos pintores norteamericanos bien distintos, Jon Schueler y Julian Schnabel, completan una oferta que se diversifica en multitud de exposiciones menores.
El cine, por su parte, rinde homenaje a Henri-Georges Clouzot, y en su programaci¨®n aparecen tres pel¨ªculas espa?olas: La caja 507, de Enrique Urbizo; La vida de nadie, de Eduard Cort¨¦s, y Torremolinos
73, de Pablo Berger. En las dos primeras aparece Jos¨¦ Coronado. ?Entrar¨¢, quiz¨¢, el guap¨ªsimo actor espa?ol como contrapartida en esa operaci¨®n Beckham que sigue cubriendo de titulares los peri¨®dicos brit¨¢nicos?
Edimburgo es mucho Edimburgo, demasiado si se piensa en lo que ofrece. Tanto que, al final del festival, muchos acaban por preguntarse c¨®mo ser¨¢ esta ciudad, acogedora y tranquila -y en la que este verano est¨¢ haciendo un calor de mil demonios- en invierno y sin gente.
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