La literatura se viste de negro
En los ochenta hubo un 'boom' que se extingui¨® lentamente, pero desde hace unos pocos a?os la novela negra ha vuelto con extraordinaria fuerza y calidad. Autores consagrados e interesantes nombres nuevos son publicados por casi todas las editoriales
El furor negro que se extingui¨® entrados los a?os ochenta renace ahora a¨²n con m¨¢s vigor. El fen¨®meno no ocurre s¨®lo en Espa?a, es internacional. La propia Feria del Libro de Francfort le dedica un apartado. ?Ha cambiado algo? S¨ª, cada vez es mayor la b¨²squeda y exigencia de calidad.
M¨¢s de cincuenta t¨ªtulos se han publicado en Espa?a en los ¨²ltimos meses. El problema es que, con frecuencia, el lector no se entera de que existen, unas veces porque los editan editoriales peque?as, y otras porque, al ser considerado un g¨¦nero menor, no tienen demasiada repercusi¨®n ni difusi¨®n. Pero ah¨ª est¨¢n y muchos de ellos son excelentes. Junto a nombres ya conocidos han aparecido otros nuevos muy interesantes. Del norteamericano James Sallis (Arkansas, 1944), por ejemplo, poeta, novelista, experto en jazz, bi¨®grafo de Chester Himes, se ha publicado El tejedor (Poliedro), t¨ªtulo inspirado en un verso de Yeats.
Los cl¨¢sicos siguen vivos: in¨¦ditos de Highsmith, novelas de Jim Tompson y relatos de Cornell Woolrich
Lew Griffin, John Cardinal, Gerhard Selb y Ricardo Cupido son algunos de los nuevos y convincentes detectives
Su mundo es el de la Nueva Orleans m¨¢s marginal, racista, en la que la explotaci¨®n y prostituci¨®n de mujeres est¨¢ a la orden del d¨ªa. El investigador privado Lew Griffin, negro, siempre al borde del alcoholismo y la autodestrucci¨®n, empieza la historia carg¨¢ndose a un tipo que hab¨ªa "vendido" a una chica para que unos muchachos ricos se divirtieran con ella. De infarto.
Estructurada muy originalmente en cuatro partes que recorren cuatro d¨¦cadas (de los sesenta a los noventa), El tejedor refleja una sociedad en la que es dif¨ªcil sobrevivir, sobre todo si es negro y pobre. Es una novela dura en la que, si algo se salva, es el valor de la amistad. No olviden a Griffin. Poliedro promete nuevas entregas.
John Cardinal es otro nombre a retener. Polic¨ªa de la ciudad ficticia canadiense de Algonquin Bay, con un delito a cuestas que le remuerde la conciencia, a punto de ser expulsado del cuerpo, se obsesiona por la misteriosa desaparici¨®n de cuatro adolescentes. Es el protagonista de Cuarenta maneras de decir dolor (RBA), del canadiense Giles Blunt, un libro que impulsa a salir corriendo en busca de un mapa de Canad¨¢ para saber, por ejemplo, d¨®nde est¨¢ la Reserva Chippewa. El otro protagonista es el fr¨ªo invierno canadiense, magn¨ªficamente descrito por el autor. Adolescentes secuestrados y torturados hasta la muerte y psic¨®patas del horror pueblan estas p¨¢ginas, en las que tambi¨¦n puede uno enterarse del declive de la m¨ªtica Polic¨ªa Montada del Canad¨¢ o del enfrentamiento entre los "jodidos franc¨®fonos" y los "jodidos angl¨®fonos".
Uno no deja de preguntarse por qu¨¦ ha tardado tanto en publicarse en Espa?a La justicia de Selb (Anagrama). Apareci¨® en alem¨¢n en 1989. Es espl¨¦ndida. Selb tiene 68 a?os, es investigador privado, fuma como un descosido, le encanta beber de aperitivo un aviateur (campari, zumo de pomelo y champ¨¢n a partes iguales), tiene un gato y se enamora. Selb trabaj¨® en la fiscal¨ªa de Heildeberg durante el nazismo y fue un entusiasta nacionalsocialista. Acabada la guerra, tuvo que buscarse la vida y se hizo detective. Tiene un sentido de la justicia muy personal.
En La justicia de Selb hay corrupci¨®n, delitos ecol¨®gicos, piratas inform¨¢ticos, cr¨ªmenes de guerra que reaparecen y, lo m¨¢s tremendo, Selb tiene que enfrentarse a su propio pasado. Sus autores son Bernhard Schlink (Bielefield, Alemania, 1944), juez que trabaja entre Bonn y Berl¨ªn, y Walter Popp(N¨²renberg, 1948), un abogado que dej¨® su profesi¨®n para vivir de los m¨¢s variados trabajos en Francia. ?sta es la primera novela de una serie que luego contin¨²a en solitario Schlink.
Al holand¨¦s Tim Krabb¨¦ (Amsterdam, 1943) le han comparado con Patricia Highsmith. La cueva (Salamandra) es una novela negra psicol¨®gica dura, de las que producen dolor de est¨®mago. Desde que se conocieron siendo adolescentes, el honesto y respetado ge¨®logo Egon Wagter se sinti¨® fascinado por el carism¨¢tico, guapo y amoral Axel van de Graaf, luego narcotraficante y asesino. Tras un ruinoso divorcio, Egon acepta un encargo de Axel: llevar "mercanc¨ªa" a un pa¨ªs asi¨¢tico. Un viaje al fin de la noche en el que el pasado resurgir¨¢ con fuerza.
El vien¨¦s Friedrich Glauser (1896-1938) deber¨ªa ser m¨¢s conocido, porque sus libros son estupendos. Schlumph, Erwin: homicidio (El Acantilado) es su cuarta novela que se publica en Espa?a y la primera protagonizada por el inspector Studer, un polic¨ªa observador, algo poeta, lleno de humor, parsimonioso, bonach¨®n, que es capaz de cantarle las cuarenta al mism¨ªsimo juez instructor y al que no preocupa demasiado la justicia oficial. El joven Erwin Schlumpf intenta suicidarse por un asesinato que no cometi¨®. Todo el mundo quiere cerrar el caso, excepto Studer. La explicaci¨®n no es sencilla: corrupci¨®n y trapicheos en un pueblo encerrado en s¨ª mismo.
Tras El ¨¢ngel ca¨ªdo, Gambito turco y Muerte en el Leviat¨¢n, del ruso Bor¨ªs Akunin (Georgia, 1956), su esp¨ªa-investigador-diplom¨¢tico Erast Fandorin s¨ª tiene fans en Espa?a. En Conspiraci¨®n en Mosc¨² (Salamandra, como las anteriores), Fandorin debe desentra?ar el misterio que se oculta tras la muerte aparentemente natural de un importante militar. Las novelas de Akunin son una mezcla de erudici¨®n, aventuras y suspense, siempre situadas a finales del siglo XIX.
Por el contrario, la primera historia policiaca de Anna Dank¨®vtseva (Tambov, Rusia, 1961), Un paso en falso (El Acantilado), es absolutamente posperestroika. Una atractiva psicoanalista y un polic¨ªa jubilado se enfrentan a un asesino en serie. La trama est¨¢ bien llevada y el suspense, dosificado con acierto, pero quiz¨¢ lo m¨¢s interesante de esta novela sea el relato que hace la autora de la Rusia contempor¨¢nea.
Huye r¨¢pido, vete lejos (Siruela) es la tercera novela de la francesa Fred (Fr¨¦d¨¦rique) Vargas que aparece en Espa?a. Rencor y dinero son los motores de una serie de asesinatos que una mente diab¨®lica intenta presentar como un nuevo advenimiento de la peste negra. Los personajes de Vargas ¡ªel bret¨®n Joss, el comisario Adamsberg, el capit¨¢n Danglard o el sabio Decambrais¡ª son entra?ables. Aunque muy diferentes, recuerdan a los de la maravillosa tribu Malauss¨¨ne, de Daniel Pennac.
El brit¨¢nico Robert Wilson crea adicci¨®n. Quien ley¨® S¨®lo una muerte en Lisboa (RBA) no podr¨¢ dejar de lado El ciego de Sevilla, tambi¨¦n en RBA, magn¨ªficamente ambientada en la semana santa sevillana. El salvaje asesinato de un conocido restaurador implica personalmente al polic¨ªa Javier Falc¨®n que lo investiga. Se ve atrapado en una tela de ara?a que le va envolviendo lentamente y sin piedad. Historia, suspense, acci¨®n y personajes muy trabajados y convincentes son sus principales ingredientes.
Nueva novela de otro brit¨¢nico que tambi¨¦n crea adicci¨®n, Thomas H. Cook, sagaz explorador de las zonas oscuras del ser humano. Quien ley¨® Regreso a Breakheart Hill (Umbriel) se enganchar¨¢ a Lugares sombr¨ªos (Umbriel). El asesinato de Bill llevar¨¢ a su hermano Cal a un doloroso viaje para averiguar qu¨¦ paso.
Caso cerrado (Alfaguara), del estadounidense Philip Gourevitch, es un libro curioso. Se trata de la reconstrucci¨®n de un caso real: la soluci¨®n de unos asesinatos 27 a?os despu¨¦s de que ocurrieran, gracias a la tenacidad del polic¨ªa neoyorquino Andy Rosenzweig.
En esta cosecha primavera-verano destacan tambi¨¦n nombres ya consagrados. La leona blanca (Tusquets), del sueco Henning Mankell, es una ambiciosa novela que aborda la dif¨ªcil transici¨®n del apartheid a la democracia en Sur¨¢frica, una historia que muestra el inmenso amor del escritor por el continente negro y que sume en una profunda depresi¨®n a su detective Kurt Wallander.
Donna Leon, con Amigos en las altas esferas y Un mar de problemas (ambas en Seix Barral), arremete de nuevo contra la corrupci¨®n y la burocracia.
El comisario Montalbano, del italiano Andrea Camilleri, investiga en El olor de la noche (Salamandra) la desaparici¨®n de unos ejecutivos magos de las finanzas que en la euforia de la Bolsa desvalijan a medio Vig¨¤ta.
Y, como siempre, los cl¨¢sicos. Una afici¨®n peligrosa (Anagrama), de Patricia Highsmith, es el segundo volumen de cuentos in¨¦ditos, dispersos o poco conocidos de la escritora. No tienen desperdicio. La editorial ha reeditado, adem¨¢s, El diario de Edith, Ese dulce mal, Peque?os cuentos mis¨®ginos y Cr¨ªmenes bestiales.
Un libro imprescindible para los amantes del g¨¦nero esLa ventana indiscreta y otros relatos(Espasa), de Cornell Woolrich. Adem¨¢s del que abre el libro, son muy recomendables Proyecto de asesinato, Coca¨ªna o Los ojos que vigilan. Otro de los grandes es Jim Thompson. Cl¨¢sicos Gimlet (Diagonal) ha recuperado la impresionante 1.280 almas, y en Ediciones de Bolsillo han aparecido Aqu¨ª y ahora, su primera novela, autobiogr¨¢fica, y El trueno. Seguir¨¢n m¨¢s t¨ªtulos.
Hay muchos m¨¢s autores y libros: la brasile?a Patr¨ªcia Melo (Infierno, Lumen); los norteamericanos George P. Pelecanos (Mejor que bien, Diagonal), Michael Connelly (M¨¢s oscuro que la noche, Ediciones B), Sue Grafton (Q de qui¨¦n, Tusquets), Sara Paretsky (Sin previo aviso, Alfaguara) y un largo etc¨¦tera.
Para no perderse en esta explosi¨®n negra es aconsejable acudir al librero de cabecera El Bandido Doblemente Armado (Apocadaca, 3. Madrid), a Negra y Criminal (La Sal, 5. Barcelona. www. negraycriminal.com); a la revista virtual La Gangsterera (http://gangsterera.free.fr) o a La Balacera (http://labalacera.blogspot.com).
Con acento espa?ol
El argentino Rodolfo Walsh es uno de los grandes de la novela negra. Desde el 25 de marzo de 1977 forma parte de la larga y ominosa lista de desaparecidos. Espasa recupera su obra. Primero fue Variaciones en rojo y ahora Cuentos para tahures y otros relatos. No se pierdan algunos de ellos, como Trasposici¨®n de jugadas o Los dos montones de tierra . Del tambi¨¦n argentino Ra¨²l Argem¨ª, Los muertos siempre pierden los zapatos (Algaida). El tema: corrupci¨®n pol¨ªtica y la violencia.
De la producci¨®n espa?ola destaca Las manos del pianista (Tusquets), de Eugenio Fuentes. Protagonizada por el detective privado Ricardo Cupido, con una t¨¦cnica Agatha Christie (todos pueden ser culpables), aborda temas candentes como las corrupci¨®n de las constructuras, la emigraci¨®n campo-ciudad, los accidentes laborales, la soledad. Antonio Lozano, que ya convenci¨® con Harraga (Zoela), vuelve a hacerlo con Donde mueren los r¨ªos (Zoela), una historia sobre la emigraci¨®n. Los caminos de unos sin papeles se cruzan en Gran Canaria a ra¨ªz del asesinato de una prostituta senegalesa.
Brocheta de carne (Hiria), de Javier Otaola, trata sobre una serie de cr¨ªmenes sexuales en Bilbao. La investigadora es una ertzaina lesbiana. La c¨¢tedra (Meteora), de Javier Piqueras de Noriega, cuenta, con trama de thriller, una serie de misterios ocurridos en una universidad con motivo de unas oposiciones. Lejos de Or¨¢n (Zoela), de Mariano S¨¢nchez Soler, vincula en Benidorm, antiguos opositores a la independencia de Argelia con la ultraderecha francesa. Cuando el cielo se caiga (Algaida), de Francisco Galv¨¢n, se sit¨²a en el Madrid asediado en los ¨²ltimos d¨ªas de la guerra civil, donde un polic¨ªa investiga una serie de cr¨ªmenes.
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