TVE y el ejercicio del derecho a la informaci¨®n
La Sala de lo Social ha dictado recientemente una sentencia sobre el ejercicio del derecho a comunicar informaci¨®n veraz por parte de Televisi¨®n Espa?ola acerca del desarrollo de la huelga general convocada por los sindicatos mayoritarios el 20 de junio de 2002. En efecto, la sentencia de 23 de julio de 2003 aborda el tratamiento que los servicios informativos de TVE, la cadena de la televisi¨®n p¨²blica integrante del Ente P¨²blico Radiotelevisi¨®n Espa?ola (RTVE), hicieron de la huelga promovida por CC OO y UGT. Los sindicatos expusieron en su demanda que en las emisiones de esta cadena se hab¨ªa incurrido en violaciones del derecho de huelga y libertad sindical, en su vertiente del derecho a la informaci¨®n, publicidad y difusi¨®n de los objetivos y contenidos de la misma. Como es bien sabido, el fallo de la sentencia estim¨® las pretensiones sindicales, y como reparaci¨®n de las consecuencias derivadas de la violaci¨®n de los citados derechos, conden¨® a las partes demandadas, es decir, a TVE y al Ente P¨²blico RTVE, "a emitir en todos los telediarios de Televisi¨®n Espa?ola, correspondientes a un d¨ªa (...), una informaci¨®n completa sobre el contenido de la presente sentencia".
La relevancia jur¨ªdica y social de la sentencia, a pesar de su parca argumentaci¨®n, se cifra en que con su decisi¨®n el tribunal cuestiona la forma en que un medio p¨²blico ha ejercido el derecho a comunicar informaci¨®n respecto de un tema de especial inter¨¦s, como fue el desarrollo de una jornada de huelga general. La sentencia considera como hechos probados que en las emisiones que se aportan como prueba no se emitieron los resultados de la encuesta llevada a cabo por el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS), en la que se expon¨ªa que el 50% de los encuestados se hab¨ªan mostrado de acuerdo o muy de acuerdo con la convocatoria de huelga general, que la mayor¨ªa consideraba que los sindicatos hab¨ªan hecho m¨¢s esfuerzos que el Gobierno por evitarla, que el 54% cre¨ªan que hab¨ªa muchos o bastantes motivos para convocarla y que el 64,3% hab¨ªa manifestado no tener temor ante la huelga, o poco temor en el 22% de los encuestados. Sin embargo, a lo que s¨ª prestaban atenci¨®n los informativos de la cadena p¨²blica era que en la misma encuesta se rese?aba que el 54% de la poblaci¨®n no pensaba ir a la huelga y que el 43% la secundar¨ªa.
La cuesti¨®n jur¨ªdica m¨¢s relevante de este caso se centra, pues, en el ejercicio del derecho a comunicar libremente informaci¨®n veraz del art¨ªculo 20.1.d) de la Constituci¨®n por parte de la televisi¨®n p¨²blica y, como se indica en la sentencia, la adecuaci¨®n de esta actividad informativa a lo preceptuado por el art¨ªculo 4. a) de la Ley 4/1980, de 10 de enero, del Estatuto de la Radio y Televisi¨®n, en el que se establece que dicha actividad de los medios de comunicaci¨®n social del Estado se inspirar¨¢ en los principios de: "Objetividad, veracidad e imparcialidad". Normas, y perd¨®n por la obviedad, que los responsables de los servicios informativos no deber¨ªan ignorar que siguen estando vigentes. Como tampoco deber¨ªan confundir la libertad de expresi¨®n con el derecho a comunicar informaci¨®n. Porque siendo la primera el cauce para la difusi¨®n de ideas, pensamientos u opiniones y el segundo la v¨ªa para emisi¨®n de hechos, la Constituci¨®n y la jurisprudencia constitucional exigen del derecho a la informaci¨®n una mayor sujeci¨®n al l¨ªmite constitucional de la veracidad. Es decir, no hay duda de que las opiniones no son ciertas ni falsas, sino que son opiniones a las que se pueden oponer otras distintas, que pueden estar mejor o peor fundadas. Por el contrario, el objeto de la informaci¨®n est¨¢ constre?ido por un mandato constitucional de respeto a la veracidad que obliga a los medios de comunicaci¨®n a adecuar las noticias que difunden a lo que realmente ocurri¨®. Es evidente, no obstante, que el l¨ªmite de la veracidad no puede ser entendido en t¨¦rminos absolutos, sino que, como ha reiterado la jurisprudencia constitucional (STC 6/1988), el canon de enjuiciamiento de la veracidad se ha de fundar en la diligencia en la obtenci¨®n y emisi¨®n de la noticia. Entendiendo por diligencia la adecuaci¨®n de la actividad informativa a la aplicaci¨®n de las reglas deontol¨®gicas de la profesi¨®n period¨ªstica, que exigen el contraste reiterado de lo que se publica y no la mera difusi¨®n de rumores. Todo lo cual, ciertamente, no impide la posibilidad del error en la informaci¨®n, pero sin que quepa responder jur¨ªdicamente por ello salvo, en su caso, a trav¨¦s de la acci¨®n de rectificaci¨®n que impulse la persona o entidad aludidos de forma equivocada, o bien de oficio el propio medio de comunicaci¨®n decida corregir el error. ?ste es el significado de la diligencia en la informaci¨®n que sostiene el Tribunal Constitucional inspirado en la c¨¦lebre sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el caso New York Times v. Sullivan (1964), concluyendo que, sin duda, una concepci¨®n del l¨ªmite de la veracidad en t¨¦rminos absolutos dar¨ªa como resultado que, en muchas ocasiones, el silencio ser¨ªa la ¨²nica salida que le quedar¨ªa al medio de comunicaci¨®n para no incurrir en error. Y el silencio no es bueno en un Estado democr¨¢tico.
Pues bien, con estos mimbres jur¨ªdicos, ?la informaci¨®n de TVE sobre la huelga fue diligente?; ?el tratamiento informativo respondi¨® a los principios del art¨ªculo 4.a) de la Ley del Estatuto de RTVE? Los hechos declarados probados en la sentencia de la Audiencia Nacional dejan bien a las claras que no fue as¨ª. Porque de una encuesta realizada por un ¨®rgano oficial, el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas, TVE ¨²nicamente difundi¨® con motivo de la convocatoria de huelga aquellos datos que presuntamente favorec¨ªan la posici¨®n del Gobierno, que, obvio es decirlo, era contrario a la misma. Y, por el contrario, omiti¨® aquellos otros, mucho m¨¢s numerosos, sobre el porcentaje mayoritario de la ciudadan¨ªa que estaba de acuerdo con la convocatoria de la huelga, as¨ª como el de aquellos otros que consideraban que los sindicatos hab¨ªan hecho m¨¢s esfuerzos que el Gobierno para evitarla, o el relativo a que hab¨ªa muchos o bastantes motivos para convocarla, por no decir el de aquellos que declaraban no tener ning¨²n temor ante la huelga, etc¨¦tera. Parece evidente que TVE utiliz¨® los datos oficiales que, al igual que los sindicatos y otros medios de comunicaci¨®n, ten¨ªa a su disposici¨®n, de forma profundamente sesgada y a expensas de los criterios de oportunidad fijados por el Gobierno. Algo tan sencillo como tan propio de la deontolog¨ªa profesional como era difundir las diversas posiciones que la encuesta oficial reflejaba respecto de huelga, se troc¨® en uso torticero, sectario y parcial. Era evidente que la informaci¨®n difundida faltaba a la verdadsecretario de la Naciones Unidas, que quiz¨¢ contar¨ªa cosas m¨¢s interesantes sobre Ghana. En todo caso, esta carta insiste en que "los medios de comunicaci¨®n ya se encargan s¨®lo de mostrarnos t¨®picos". Estoy de acuerdo, pero lamentablemente quien escribe la carta insiste tambi¨¦n en los mismos t¨®picos: el hambre, la compasi¨®n... los mismos estereotipos que explotan las televisiones y los peri¨®dicos sobre ?frica.
Quisiera recordar a los blancos europeos que el continente cuyos habitantes m¨¢s se han matado entre s¨ª, y que m¨¢s problemas de hambre ha tenido, es Europa. Si no fuera as¨ª, los europeos se hubieran quedado en sus casas y no hubieran explotado al resto del mundo. Millones de europeos huyeron de Europa en el XIX y el XX, y si no viajaban en patera lo hac¨ªan hacinados en las sentinas de los barcos.
Si no fuera as¨ª, Estados Unidos no ser¨ªa una patria mayoritariamente blanca, ni Argentina ni Australia tampoco. Y eso sin hablar de las terribles guerras y genocidios protagonizados recientemente por los europeos, de las que toda la humanidad paga las consecuencias todav¨ªa. Veo en las televisiones espa?olas c¨®mo est¨¢n todav¨ªa desenterrando fosas comunes de hace 50 a?os para buscar los muertos de su Guerra Civil. Tambi¨¦n he conocido espa?oles que no fueron nunca a la escuela.
Quiero suplicar que antes de pedir compasi¨®n hacia los africanos los blancos se tengan compasi¨®n a s¨ª mismos, hablen con sus ancianos, recuperen su historia tan cruel, reflexionen y aprendan a no dar lecciones a nadie.- Elhadji Sano. Asociaci¨®n Africacontact. Barcelona.
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