El Depor sobrevive, que no es poco
Molina y la defensa salvan al cuadro espa?ol ante un Rosenborg muy superior f¨ªsicamente
Mal asunto si en el Deportivo los mejores son los centrales y el portero. Mal mensaje es ¨¦ste para un equipo acostumbrado a tocar, a salir, a abrir el juego, a gobernar. No lo hizo ayer en Noruega, en un partido duro, hist¨¦rico a ratos, y lo pudo pagar caro. Sali¨® indemne porque Molina y sus defensas respondieron ante aquel batall¨®n de atletas que se plantaron enfrente, los jugadores de un Rosenborg que lleva cuatro meses compitiendo, mientras su rival a¨²n se est¨¢ sacudiendo la arena de la playa. Lo que el Depor tiene de superior t¨¦cnicamente, mucho, qued¨® diluido por la mayor fuerza f¨ªsica de su adversario, un equipo r¨²stico, repleto de futbolistas gigantescos, en el sentido literal del t¨¦rmino, midiendo como mide 1,80 el m¨¢s canijo.
ROSENBORG 0 - DEPORTIVO 0
Rosenborg: Johnsen; Basma, Hoftun, Riseth, Stensaas; Strand, Berg, Frode Johnsen; Enerly (George, m. 45); Karadas (Solli, m. 70) y Brattbakk.
Deportivo: Molina; H¨¦ctor, Naybet, Andrade, Romero (Capdevila, m. 75); Mauro Silva, Sergio; V¨ªctor (Scaloni, m. 72), Valer¨®n, Amavisca; y Trist¨¢n (Pandiani, m. 65).
?rbitro: Graham Poll (Inglaterra). Amonest¨® a Frode Johnsen, Karadas, Enerly, Mauro Silva, Amavisca y V¨ªctor.
Unos 21.000 espectadores en el Lerkendal Stadium de Trondheim. Partido de ida de la tercera ronda previa de la Liga de Campeones.
Pas¨® un mal rato el cuadro espa?ol en ¨¦ste su debut en una fase previa de la Liga de Campeones. Por mucho que todos sus componentes conozcan de memoria el discurso de Irureta, el equipo demostr¨® que est¨¢ lejos de tener chispa. No hizo el Rosenborg nada del otro jueves, m¨¢s que nada porque no sabe, pero su empe?o bien le pudo reportar un premio mayor. Cada c¨®rner que sac¨® supuso una pesadilla para Molina y los suyos. Visitaban el ¨¢rea del Depor tres, cuatro tipos que rozan el 1,90 de estatura. Algunas de las escenas recordaban las protagonizadas por aquel delantero alem¨¢n, Hrubesch, inacabable a lo largo y a lo ancho, el mismo que, jugando con el Hamburgo frente al Real Madrid, remat¨® un c¨®rner de cabeza y, am¨¦n de meter el bal¨®n en la porter¨ªa, meti¨® tambi¨¦n a Garc¨ªa Rem¨®n, Pirri y Benito. As¨ª entraban los noruegos al remate, a deg¨¹ello, caiga quien caiga. Se enfadaba Mauro Silva, se enfadaba Naybet; hubo protestas, alguna que otra tangana y el ¨¢rbitro se vio obligado a reducir el ¨ªmpetu de los noruegos a golpe de tarjetas.
Pocas ocasiones hubo porque poco f¨²tbol hubo. Aguant¨® la defensa del Depor, la del Rosenborg no tuvo quien le molestara y as¨ª fueron transcurriendo los minutos. Le falt¨® toque al conjunto espa?ol, ¨²nica manera ¨¦sta de poner freno al empuje del rival. Hablando en plata: le falt¨® Valer¨®n. Que estuvo, pero como si no. Estaba en forma el jugador canario, pero ayer se perdi¨® en aquel enjambre de fornidos rivales, que le ven¨ªan por un lado, por otro, siempre anticip¨¢ndose, no dej¨¢ndole ni recibir ni pensar. Adem¨¢s, le pusieron un guardaespaldas, de nombre Berg, incansable en la tarea. Quien m¨¢s lo pag¨® fue Trist¨¢n, tan solo all¨¢ arriba, tapando huecos, persiguiendo sombras, en una labor que no le va. ?Y el bal¨®n? Pues volando al ¨¢rea de Molina estar¨ªa, que as¨ª transcurrieron los hechos.
Durante unos instantes, en la segunda mitad, el Depor amenaz¨® con apropiarse del bal¨®n. Valer¨®n se junt¨® con Mauro y Sergio y el equipo sali¨® de su letargo. Ya estaba Pandiani en punta, un tipo m¨¢s avezado que Trist¨¢n en aquello de la pelea. Pero el Depor, en vista de que ni a empujones derribaba a la defensa noruega, opt¨® por conservar el bot¨ªn, el empate. Un resultado de poco m¨¦rito futbol¨ªstico -pues el equipo espa?ol, a igualdad f¨ªsica, es mejor que el noruego- pero de gran valor psicol¨®gico. El Depor supo hacer un formidable ejercicio de resistencia ante un rival que fue una m¨¢quina de hacer kil¨®metros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.