El andalucismo y Pedro Pacheco

Soy un convencido de la necesidad que tenemos los andaluces de tener un partido peculiar, que defienda mayormente lo nuestro, que pueda influir en las decisiones que se tomen en el Congreso de los Diputados sobre Andaluc¨ªa y que sea imprescindible para mediar en las cuestiones entre Gobierno central y Junta (de cuyos enfrentamientos somos v¨ªctimas). Un partido renovado, de j¨®venes ilusionados con una Andaluc¨ªa libre de amiguismos y clientelismos, que presuntamente vienen ralentizando la precisa marcha para equipararnos, en un corto plazo de tiempo, a los niveles ¨®ptimos de otras autonom¨ªas.

Fui valedor a ultranza de Pedro Pacheco, dentro de mi modesto c¨ªrculo de influencia, hasta que not¨¦ lo negativo de sus censuras p¨²blicas a sus propios compa?eros. Luego, cuando funda el PAP, haciendo gala de su egocentrismo, sin pensar en el da?o que hac¨ªa a la causa andaluza, mi opini¨®n cambi¨® totalmente. Esta divisi¨®n trajo el fracaso para ambas formaciones. Pedro reflexiona y vuelve al PA, pero pronto reincide en criticar a los compa?eros y, menos mal, termina por irse. Siguiendo con su desprop¨®sito desintegrador del nacionalismo resucita un PSA que confunde al electorado, aunque parece ser que le proporciona protagonismo de caudillaje. Es obvio que ha pasado de ser un destacado l¨ªder al obst¨¢culo mayor para el progreso del andalucismo. Su egotismo supera a su indudable honestidad. Rebrotar un PSA sin horizonte s¨®lo servir¨¢ para restar las perspectivas andalucistas. ?Por favor, qu¨¦date en Jerez y no estorbes!