Reposici¨®n de 'Don Carlo', de Verdi, en homenaje a Herberd Wernicke en el Festival de Salzburgo
Por cuarta vez en seis a?os sube la producci¨®n dise?ada por Wernicke a la sala grande del Festival de Salzburgo. Todo un r¨¦cord, y m¨¢s con una ¨®pera de Verdi. Mortier la program¨® en su a?o de despedida y Ruzicka la recupera ahora, enmarc¨¢ndola en una exposici¨®n-homenaje al gran creador esc¨¦nico centroeuropeo de alma espa?ola, fallecido el 16 de abril de 2002 en Basilea, a los 56 a?os de edad. Las im¨¢genes de los trabajos de Wernicke en Salzburgo son de gran modernidad, con el maravilloso Boris Godunov en lugar de privilegio. Wernicke se ha convertido en el puente entre dos ¨¦pocas.
En la reposici¨®n de este a?o, y respecto a ediciones anteriores, Gergiev sustituye a Maazel. No es un cambio a mejor. El director ruso exhibe destellos m¨¢gicos, logrando escenas redondas, pero no hace despegar a la ¨®pera de Verdi con ese algo m¨¢s que se espera de su instinto pasional. Es m¨¢s, en muchos momentos suena todo un tanto mortecino, con una Filarm¨®nica de Viena lejos de sus mejores d¨ªas, a pesar del sonido prodigioso de la cuerda.
Se mantienen de otros a?os Furlanetto y Borodina. Tienen sus personajes muy construidos y les infunden emoci¨®n. Arrebatan. No as¨ª Croft, que sucede a Carlos ?lvarez y Thomas Hampson, aunque a considerable distancia. Pieczonka tiene instantes fulgurantes, pero no acaba de rematar la faena. Botha logra frases muy consistentes dentro de un tipo de emisi¨®n no extrovertida. Poderosos Rydl y Patton.
La producci¨®n de Wernicke se ha convertido en un cl¨¢sico. Alg¨²n pintoresquismo innecesario no empa?a un planteamiento de pasillos opresores, conspiraciones silenciosas y sentimientos humanos en el marco del poder. Los grandes conos dorados se han suprimido para anunciar la exposici¨®n. Se nota en el equilibrio pl¨¢stico. Un detalle que al director no se le abr¨ªa pasado es la forma de abanicarse. Aqu¨ª cada corista hace lo que le viene en gana y algunas m¨¢s parece que se den aire con un paipay de playa que con un abanico sobrio y elegante de la corte espa?ola.
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