En ca¨ªda libre
Ahora que, por fin, parece que a Arnold Schwarzenegger le ha salido trabajo para una temporada larga, y adem¨¢s, y si nadie lo remedia, nada menos que de gobernador de California, habr¨ªa que ir pensando en encontrarle algo parecido a su m¨¢s persistente imitador cinematogr¨¢fico, el belga Jean-Claude van Damme. El tiempo no pasa en vano, y en el caso de los armarios hiperhormonados que a veces fungen de actores, resulta brutal: nuestro karateka preferido ya no est¨¢ para muchos trotes, y la degradaci¨®n de su personaje m¨¢s habitual por obra y gracia de un consumo televisivo abusivo no lo hacen precisamente un campe¨®n de las taquillas.
No lo ayudan mucho, ciertamente, pel¨ªculas como este Salvaje, en¨¦sima revisitaci¨®n del universo carcelario y cargado con todos los t¨®picos conocidos: abusos indecibles por parte de quienes deber¨ªan velar por la vida y salud de los condenados, mafias organizadas que viven de venderlo pr¨¢cticamente todo, un sistema judicial corrompido hasta el v¨®mito (aunque no sufran, no estamos en los USA, sino en... Rusia, ostentando otra vez sus fuerzas de seguridad el dudoso honor de ser los m¨¢s malos entre los malos). Por no faltar, ni siquiera falta el chico bueno, un poco alocado y v¨ªctima propicia, por supuesto; y por encima de todos, nuestro hombre, tratado con ejemplar maldad por haberse tomado en su mano una justicia que el pa¨ªs en el que trabaja como ingeniero no le ha brindado.
SALVAJE
Direcci¨®n: Ringo Lam. Int¨¦rpretes: Jean-Claude van Damme, Lawrence Taylor, Marnie Alton, Malakai Davidson, Billy Reick. G¨¦nero: criminal carcelario, EE UU, 2003. Duraci¨®n: 96 minutos.
Ni siquiera le ayuda, en fin, Ringo Lam, chino de Hong Kong que le ha dirigido en tres ocasiones. Lo intenta en las estomagantes secuencias de pelea, s¨®lo tolerables para amantes de estos desquiciamientos, y en dar alg¨²n ritmillo a lo tantas veces visto. Lo dem¨¢s, que no es poco (las peripecias, el resto de los personajes, entre ellos el negro inc¨®gnito que jam¨¢s habla; el asunto de su esposa), se mueve entre el lugar com¨²n y el sencillo y puro atropello al sentido com¨²n: ustedes mismos.
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