Sue?o californiano
California ha sido siempre, desde que la descubriera la Corona espa?ola, tierra m¨ªtica en la que todo era posible. Sacramento, San Francisco o Los ?ngeles se asocian con lo inveros¨ªmil y han sido f¨¢brica de sue?os desde mucho antes de que surgiera all¨ª la meca del cine. En los ¨²ltimos a?os, sin embargo, los sue?os de algunos se han convertido en la pesadilla de muchos, y todo indica que el pr¨®ximo 7 de octubre este Estado norteamericano, con 33 millones de habitantes y similar producto interior bruto al de Francia, puede alcanzar nuevas cotas del absurdo. Para esa fecha est¨¢ convocada una incre¨ªble consulta para destituir al actual gobernador, el dem¨®crata Gray Davis, y elegir a su sustituto en caso de que ¨¦ste no obtenga una mayor¨ªa de electores revalidando su mandato, lo que parece m¨¢s que probable. La impopularidad que se ha granjeado tras una serie de esc¨¢ndalos que han dejado al Estado exhausto da una magn¨ªfica oportunidad a los republicanos de hacerse con este basti¨®n dem¨®crata.
Como tantas cosas en California, no tiene precedente esta recusaci¨®n del gobernador un a?o despu¨¦s de su reelecci¨®n. Tampoco lo tiene la estafa de las compa?¨ªas el¨¦ctricas, que le ha costado al Estado 45.000 millones de d¨®lares. Pero es probablemente el perfil de los litigantes por el cargo en disputa lo que hace de California hoy un laboratorio esperp¨¦ntico. Un c¨¦lebre editor de prensa pornogr¨¢fica, un eclipsado ni?o prodigio de la televisi¨®n, una actriz de cine porno, hasta un centenar de personajes en general sin otra ideolog¨ªa que el negocio competir¨¢n por el puesto del hoy denostado Gray Davis, cuyas ¨²nicas esperanzas de supervivencia pol¨ªtica se basan en el apoyo que podr¨ªa darle el ex presidente Clinton.
La gran sensaci¨®n ha sido el anuncio de la candidatura de Arnold Schwarzenegger, el multimillonaro actor de origen austriaco, culturista de formaci¨®n e icono por sus pel¨ªculas de acci¨®n. En ¨¦l se unen esos factores que en la pol¨ªtica estadounidense -no s¨®lo en ella- otorgan posibilidades de triunfo sin la menor relaci¨®n con programas pol¨ªticos o principios ideol¨®gicos. Al republicano Schwarzenegger se le considera un moderado, quiz¨¢s por estar emparentado con la familia Kennedy por su matrimonio con Mar¨ªa Shriver, e inmediatamente se ha colocado como favorito, con un 35% de intenci¨®n de voto. Sectores dem¨®cratas dan por muerto pol¨ªticamente a Davis e intentan aglutinarse en torno al vicegobernador Cruz Bustamante para intentar jugar la "carta hispana".
Las interrogantes que plantea la campa?a van m¨¢s all¨¢ de lo pintoresco y de la falta de perfil pol¨ªtico de los candidatos. California vuelve a ser vanguardia en un fen¨®meno que ya se percibe en todas las democracias desarrolladas. Cada vez son m¨¢s los cargos electos cuyo m¨¦rito m¨¢ximo radica en su poder medi¨¢tico y econ¨®mico, sin pasar el filtro del debate pol¨ªtico en el seno de los partidos tradicionales. La capacidad de dichos poderes para configurar voluntades y manipular opiniones y estados de ¨¢nimo p¨²blicos es enorme. Schwarzenegger ya cuenta con el apoyo de Warren Buffet, el segundo hombre m¨¢s rico del mundo, y de George Shultz, que fuera secretario de Estado con Ronald Reagan.
Dif¨ªcil lo tendr¨¢n otros candidatos, aunque ya ataquen al h¨¦roe Terminator por el pasado nazi de su padre, que le es dif¨ªcilmente achacable. Davis, un hombre pol¨ªtico, puede caer por sus propios errores y nada hay de ileg¨ªtimo en que un aspirante se beneficie de su propia fama. Pero, cuando la virtualidad medi¨¢tica elimina el debate sobre ideas y programas, la democracia agoniza. Italia es un ejemplo. Los partidos tienen que plantearse muy en serio este desaf¨ªo para no acabar siendo meras lanzaderas de alianzas de poder. Es uno de los grandes retos de la democracia.
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