J¨®venes playeros

La playa es un insuperable observatorio social si se fisgonea concienzudamente. Los j¨®venes facilitan la investigaci¨®n por sus di¨¢logos en voz alta. Para los educadores son inmejorables los primeros d¨ªas de agosto, al reunirse las cuadrillas tras un curso de larga duraci¨®n y m¨ªnimo estudio.

Las chicas hablan m¨¢s, porque suelen estar m¨¢s despiertas por la ma?ana... y el resto del d¨ªa. Aparte de conversaciones intrascendentes sobre lo desmejoradas que est¨¢n ciertas amigas (habitualmente las ausentes), el programa de basura televisiva que ninguno ve (m¨¢s de una vez al d¨ªa) y los comentarios sobre lo aburrido de la velada anterior (que repetir¨¢n con puntualidad la pr¨®xima semana),... abundan los di¨¢logos sobre veh¨ªculos y educaci¨®n. Seg¨²n pasan los a?os y las pandillas se mantienen resulta muy inspirador para el profesorado comprobar que le van cogiendo gradualmente el gusto a sus estudios, o quiz¨¢s m¨¢s que a las carreras exactamente al curso en cuesti¨®n, sobre todo a primero, que repiten con fruici¨®n dos o tres veces consecutivas, incluso en distintas universidades. Estos cosecheros de cates y pencos son los representantes de la juventud del Primer Mundo.

Mientras todo esto acontece, en un cercano continente sus coet¨¢neos dedican la jornada a acarrear agua para el abastecimiento familiar, y los m¨¢s audaces intentan atravesar en pateras el Estrecho con escasas posibilidades de sobrevivir.