El lado solitario del Eresma
Bell¨ªsimas praderas y fuentes salpican la desconocida ladera occidental del valle segoviano de Valsa¨ªn
El valle de Valsa¨ªn tiene un lado muy conocido, el que corresponde a la margen derecha del Eresma, que es por donde baja la carretera del puerto de Navacerrada a La Granja, donde disuenan las m¨²sicas de las serrer¨ªas y los restaurantes de Navalhorno y donde, en verano, las ¨¢reas recreativas de los Asientos y la Boca del Asno se llenan de urban¨ªcolas en camiseta de tirantes, ba?ador, calcetines y zapatillas de lona, un atav¨ªo que s¨®lo puede lucirse sin desdoro delante de los muy conocidos, como lo es la ladera oriental de este valle.
Al otro lado del Eresma, en cambio, un silencio de c¨¢mara acorazada envuelve la sorpresa de viejos palacios y de praderas esplendorosas donde se recortan perfectas las siluetas cornudas; la sorpresa, tambi¨¦n, de alt¨ªsimos pinos albares en los que anida el buitre negro (Aegypius monachus, le dicen a este monje estilita) y de fuentes que vierten su dulce plata entre helechos sin que nadie lo sepa, pues esta ladera occidental es tan poco conocida como la cara oculta de la Luna o el perfil izquierdo de Julio Iglesias. Descubrirla, aprovechando que el camino es asaz llano y sombreado, no parece mal plan para una jornada estival.
Con ese prop¨®sito, nos presentamos en la plaza de Valsa¨ªn, que as¨ª se llama la mayor de este pueblo segoviano y la que mejores vistas tiene. Muy cerca, casi a nuestros pies, vemos las ruinas de la Casa del Bosque, antiguo pabell¨®n de caza de los reyes de Castilla que Felipe II transform¨® en un palacio de ladrillo rojo y tejado de pizarra, al estilo flamenco (de Flandes, se entiende).
Allende la casa, los dos kil¨®metros de hierba de la dehesa de Navalrinc¨®n y, cerrando esta enorme pradera y tan bello panorama, las faldas pinariegas de la Camorca, Siete Picos, la Bola del Mundo y Pe?alara.
Relami¨¦ndonos con semejante perspectiva, subimos a la vecina plaza del Conventillo para continuar ascendiendo por una pista de tierra que al rato se bifurca. Aqu¨ª tiramos a la izquierda y, tras pasar una portilla met¨¢lica, bordeamos por camino llano la zona alta de la dehesa.
Este predio comunal, orlado de corpulentos robles a cuya sombra hoy sestean las mansas vacas del pueblo, alberg¨® anta?o un cercado para animales ex¨®ticos, como el le¨®n que estuvo a punto de dejar a Enrique IV el Impotente m¨¢s de lo que ya lo estaba, o como el venado blanco que Carlos III mostraba feliz a sus invitados. Pero, cuando esto ¨²ltimo, hac¨ªa ya casi un siglo que el palacio de Valsa¨ªn hab¨ªa ardido (1697) y los reyes veraneaban en el nuevo de La Granja.
A los tres cuartos de hora, dejamos atr¨¢s el robledal para adentrarnos en el pinar, top¨¢ndonos enseguida con una nueva bifurcaci¨®n. Por el ramal de la derecha subimos hasta una peque?a planicie, de donde sale otro carril descendente que a los 10 minutos nos obliga a cruzar el arroyo de los Acebos.
Acto seguido, franqueamos una r¨²stica portilla de alambre y avanzamos por el camino de la izquierda para, cinco minutos despu¨¦s, volver a desviarnos a la derecha por otro que sube hasta la fuente de los Linos.
Una hora y media cuesta alcanzar este rec¨®ndito paraje donde, por no llegar, no llegan ni los rigores del est¨ªo, tal es el frescor del agua que mana de la fuente y la que corre por muchos otros regatos de esta ladera, propiciando el eterno verdor de los helechos, la lozan¨ªa de los pinos y la presencia del acebo, que es un gran amante de la sombra, la humedad y las bajas temperaturas.
A partir de la fuente de los Linos, el camino se convierte en un senderillo que corre horizontal, sobre la cota de los 1.300 metros, hasta salir a la pradera de Navalpinganillo, desde donde baja decididamente hacia el Eresma. As¨ª llegamos, tras dos horas de marcha, al paraje fluvial conocido como Vado de la Tabla. Lo que resta, hasta arribar de nuevo a Valsa¨ªn, es un grato descenso de cerca de una hora y media por la vera del r¨ªo, pasando de largo -y cuanto m¨¢s aprisa, mejor- frente a las ¨¢reas de la Boca del Asno y los Asientos. Siempre por la orilla izquierda. La m¨¢s bella y solitaria.
F¨¢cil, pero con muchos desv¨ªos
- D¨®nde. Valsa¨ªn (provincia de Segovia) se halla a 74 kil¨®metros de Madrid. El acceso m¨¢s directo es por la carretera de A Coru?a (A-6) hasta Villalba, desvi¨¢ndose aqu¨ª hacia el puerto de Navacerrada (M-601) y bajando luego en direcci¨®n a La Granja (CL-601).
- Cu¨¢ndo. Verano es la mejor ¨¦poca para efectuar esta ruta circular de 10 kil¨®metros y tres horas y media de duraci¨®n, con un desnivel acumulado de 100 metros y una dificultad baja. El ¨²nico problema que plantea es la multitud de desv¨ªos existentes en la zona del pinar: si se pierde el camino descrito, lo m¨¢s sensato es descender y se encontrar¨¢ con toda seguridad el r¨ªo Eresma.
- Qui¨¦n. El personal del Centro Nacional de Educaci¨®n Ambiental (paseo de Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Dana, s/n; Valsa¨ªn; tel¨¦fono 921 47 17 11) proporciona informaci¨®n sobre rutas a pie por el valle. El centro permanece abierto todos los d¨ªas de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 18.00.
- Y qu¨¦ m¨¢s. Cartograf¨ªa: mapa Sierra de Guadarrama, a escala 1:50.000, de La Tienda Verde (Maudes, 23 y 38; tel¨¦fono 91 534 32 57); tambi¨¦n pueden consultarse las hojas 18-19 del Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito o la 483 del Instituto Geogr¨¢fico Nacional.
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