"Mis amos me trataron siete a?os como a un animal"
Mende Nazer no sabe bien su edad, pero cree que ronda los 22. En 1994, con unos 13 a?os, fue capturada por una banda en su aldea de las monta?as Nuba, al sur de Sud¨¢n, y pas¨® los siguientes siete a?os como esclava. La historia de Mende (Gacela, en su lengua) est¨¢ en Esclava (Temas de Hoy). La mujer acudi¨® ayer a la oficina del Parlamento Europeo en Madrid para participar en un seminario con motivo del D¨ªa Mundial de la Esclavitud, que se celebra hoy, organizado por Memoria Viva y patrocinado por la Coalici¨®n Espa?ola contra el Racismo y la Xenofobia. Mende es menuda y muy fr¨¢gil. Tiene consigo unas notas en letras may¨²sculas que cuentan su historia, pero no las consulta. Al hablar le puede el llanto. Mende saca del bolso su osito y se lo pone a la vera.
Pregunta. ?C¨®mo empez¨® todo?
Respue
sta
. Viv¨ªa con mis padres, dos hermanos y dos hermanas. Una vida muy sencilla, que me gustaba. Iba a la fuente, y a una escuela muy bonita, que me ayud¨® mucho. Est¨¢bamos a punto de dormir cuando o¨ªmos un ruido como de fuego. Hab¨ªa chozas en llamas, lo cual pasaba a menudo, pero esta vez vimos hombres con teas. Salimos huyendo, yo con mi gato. Corrimos hacia la falda del monte, pero all¨ª, en lo oscuro, s¨®lo encontramos muchos muertos, y al retroceder todo fue confusi¨®n, la gente hu¨ªa, tiros y gritos. Acab¨¦ perdiendo la mano de mi padre, y tambi¨¦n al gato. Un hombre me sujet¨®. "C¨¢llate y luego te ayudo", dijo. Yo o¨ªa la voz de mi padre que me buscaba angustiado: "Mende, Mende". Pero confi¨¦ en el hombre y me call¨¦. Desde entonces no he vuelto a ver a nadie de mi familia. Y yo no puedo volver a Sud¨¢n. En mi pasaporte pone que soy refugiada en el Reino Unido.
P. ?Cu¨¢ndo se dio cuenta de lo que le esperaba?
R. En cuanto, con cinco j¨®venes, me llevaron a Jartum. Me vendieron a una familia rica. Durante siete a?os, mis amos me trataron como a un animal. Trabaj¨¦ de sol a sol limpiando una casa enorme, cuidando a los ni?os, cocinando, lavando, me ard¨ªan las manos, y casi cada d¨ªa mi due?a me pegaba. Ten¨ªa que dormir en una casucha, y me encadenaban para que no huyese. Quer¨ªa morirme. Una vez aquella mujer me quem¨® el brazo con una sart¨¦n, para escarmentarme por no saber hacer los huevos como ella dec¨ªa. Pero como la familia se busc¨® otra ni?a m¨¢s d¨®cil, la mujer me envi¨® a Londres a casa de su hermana. "All¨ª har¨¢s lo mismo que aqu¨ª", me orden¨®.
P. ?No se le ocurri¨® escapar al llegar a Londres?
R. Estaba paralizada de miedo, y mis nuevos amos me esperaban all¨ª mismo. Todo fue como me hab¨ªan dicho en Jartum: quiz¨¢ 14 horas de trabajo cada d¨ªa. Y encerrada.
P. ?C¨®mo logr¨® huir?
R. Se fueron de vacaciones a los dos meses y me dejaron en una especie de internado. All¨ª el encargado me sonsac¨®, me dijo que nadie trabaja por nada, y me sugiri¨® escapar. Me hizo salir de paseo. Sal¨ª tres d¨ªas, pero lloraba, porque nadie me entend¨ªa ni yo les entend¨ªa. De pronto alguien me salud¨® en ¨¢rabe: result¨® ser un nuba. Le cont¨¦ como loca mi historia, y que ten¨ªa que volver a la casa de mis amos, que regresaban de vacaciones. Me explic¨® que telefonear¨ªa y dir¨ªa un nombre en clave. D¨ªas despu¨¦s, cuando son¨® el tel¨¦fono, me arm¨¦ de valor y lo cog¨ª. Dijo: "Te espero". No se me olvida: era un 11 de septiembre. De 2000. As¨ª dej¨¦ de ser esclava. Pero s¨¦ que la esclavitud sigue funcionando en todo el mundo.
P. Hay organizaciones que rescatan esclavos pagando a los captores. ?Qu¨¦ opina?
R. No es una buena idea. Se les paga, y siguen.
Nuevos modelos de explotaci¨®n
"La emigrai¨®n, la explotaci¨®n sexual de mujeres y ni?os y el trabajo infantil son nuevos modelos esclavistas: personas que se ven atrapadas", dice Lenuta Cata, de CECRA. "Hoy no es legal poseer esclavos, pero s¨ª hay mafias que trafican con personas a quienes se quita el pasaporte, se les confina y se les obliga a trabajar", resalta Narin¨¦ Lutonyan, de Memoria Activa. Andr¨¦ Kramp, director del Proyecto Esclavitud de la Unesco, discrepa: "La esclavitud hist¨®rica no es comparable a la actual. Entonces mor¨ªa la mitad de los esclavos al viajar a Am¨¦rica. Pero en el fen¨®meno moderno las v¨ªctimas pueden huir o ir a la polic¨ªa: si no lo hacen, es para no ser deportados".
Carlos Ferreyra, coordinador del seminario, anunci¨® el env¨ªo de una carta al Rey para que Espa?a reconozca su responsabilidad hist¨®rica.
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