"El PSOE siempre ha estado en la Constituci¨®n y la Espa?a plural"
Texto ¨ªntegro de la resoluci¨®n que estudiar¨¢ ma?ana el Consejo Territorial del partido socialista en Santillana del Mar (Cantabria)
Estamos en el comienzo de un curso pol¨ªtico crucial, cuajado de citas con las urnas, que nos conducir¨¢ a la decisiva opci¨®n que la ciudadan¨ªa va a efectuar en marzo de 2004. El proyecto socialista para Espa?a, con el que concurriremos a las distintas contiendas electorales, arranca de la Constituci¨®n y se proyecta, desde ella, hacia Europa y hacia el mundo del siglo XXI. No podr¨ªa ser de otra manera: los socialistas contribuimos decisivamente al pacto constitucional y a la construcci¨®n del Estado de las autonom¨ªas, as¨ª como a la integraci¨®n de Espa?a en la Uni¨®n Europea.
Somos la ¨²nica fuerza pol¨ªtica democr¨¢tica que apost¨® por adoptar y afirmar todos y cada uno de los pilares de nuestro actual Estado auton¨®mico. Votamos s¨ª a la Constituci¨®n. Votamos s¨ª al Estatuto de Autonom¨ªa del Pa¨ªs Vasco. Votamos s¨ª al Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a. Votamos s¨ª al Estatuto de Autonom¨ªa de Galicia. Tambi¨¦n votamos s¨ª -y ¨¦ste es un dato inolvidable- al Estatuto de Autonom¨ªa de Andaluc¨ªa, que marc¨® un jal¨®n decisivo en el proceso auton¨®mico toda vez que demostr¨® que la voluntad democr¨¢tica de la ciudadan¨ªa era un t¨ªtulo tan v¨¢lido para acceder a la autonom¨ªa, a¨²n mejor, como la historia, el pasado o cualesquiera tradiciones de autogobierno o sentimiento identitario. Fue a partir de aqu¨ª cuando fue posible construir el mapa auton¨®mico -17 comunidades aut¨®nomas y 2 ciudades aut¨®nomas- del que actualmente disfrutamos. Y, adem¨¢s, fue bajo un Gobierno socialista cuando los espa?oles alcanzamos una ambici¨®n que trascend¨ªa a varias generaciones: la incorporaci¨®n de Espa?a a Europa y a las etapas de su construcci¨®n constitucional.
"Vivimos el momento de mayor crispaci¨®n y divisi¨®n de nuestro pa¨ªs de los ¨²ltimos 25 a?os"
"La esencia de la unidad de Espa?a es el reconocimiento de su pluralidad"
"Hemos asistido a un intento del Gobierno del PP de apropiarse de la Constituci¨®n"
Nuestra visi¨®n de Espa?a sigue siendo la misma que aqu¨¦lla que, en su d¨ªa, hace ya 25 a?os, contribuimos a incorporar a la Constituci¨®n. Una Constituci¨®n que supuso un gran avance conceptual de cuya cabal comprensi¨®n la derecha m¨¢s reaccionaria se encuentra todav¨ªa muy lejos. Nuestra Constituci¨®n reconoce y consagra una naci¨®n espa?ola cuya unidad es compatible con el reconocimiento del derecho a la autonom¨ªa de las nacionalidades y regiones que la integran, sobre la base de la solidaridad entre sus pueblos y del respeto a su diversidad social, pol¨ªtica, ling¨¹¨ªstica y cultural.
La Constituci¨®n de 1978 consagra, pues, por fin, una coincidencia feliz entre la Espa?a legal y la Espa?a real. Esta Espa?a real es una Espa?a plural, respetuosa con su diversidad, que no s¨®lo no niega las diferentes identidades que la conforman sino que se muestra orgullosa de esa pluralidad. De esta forma, el pluralismo se incorpora como un elemento intr¨ªnseco de su identidad y como valor superior del ordenamiento jur¨ªdico. Tal y como hacemos los socialistas, la Constituci¨®n afirma una autonom¨ªa que es libertad, identidad y pluralidad, y se sit¨²a en las ant¨ªpodas de una concepci¨®n sectaria, impositiva y uniformadora de nuestro pa¨ªs.
Esta es la mejor virtualidad de nuestro Estado auton¨®mico: la conjugaci¨®n de la pluralidad con el debido respeto a la singularidad dentro de un marco com¨²n, dentro de una realidad hist¨®rica y de un proyecto compartido de convivencia en un orden de libertades; eso es Espa?a para nosotros. El Estado auton¨®mico no solamente es respetuoso con la pluralidad de las autonom¨ªas sino que lo es tambi¨¦n con la singularidad y la particularidad que puedan hacer valer -sin quebranto de los principios constitucionales y los derechos iguales de los ciudadanos- las comunidades aut¨®nomas o cada comunidad aut¨®noma.
Porque, efectivamente, el Estado auton¨®mico reconoce diversas singularidades. As¨ª, por ejemplo, la lengua cooficial es una singularidad que no es homogeneizable. Tiene caracter¨ªsticas propias y plantea cuestiones espec¨ªficas en el ¨¢mbito educativo, en el ¨¢mbito de los servicios p¨²blicos, en el ¨¢mbito de la administraci¨®n de justicia, de la integraci¨®n social, del etiquetaje, de la cinematograf¨ªa y de la cultura. Lo mismo ocurre con el derecho civil, foral o especial, que no existe en todas las comunidades aut¨®nomas; o los reg¨ªmenes econ¨®mico-fiscales espec¨ªficos, protegidos por la Constituci¨®n, no son generales para todas la comunidades. Hay singularidades en el Estado auton¨®mico, pero dicho esto, el conjunto tiene que tener sentido: ni puede haber discriminaciones ni desigualdad en derechos, y asegurarnos de ello es la misi¨®n indeclinable del partido socialista.
Los espa?oles hemos construido con ¨¦xito ese proyecto com¨²n que es para nosotros la Espa?a auton¨®mica. Hemos, asimismo, aprendido de la experiencia vivida en estos 25 a?os. Una experiencia de la que podemos extraer una ense?anza clara: la esencia de la unidad de Espa?a es el reconocimiento de su pluralidad. Y nada aleja m¨¢s a Espa?a de su unidad que la imposici¨®n y el centralismo. Pero esa experiencia tambi¨¦n aconseja no quedarse quietos: queremos y podemos mejorar el funcionamiento de nuestro Estado auton¨®mico. Por lo aprendido, pero tambi¨¦n para encarar en la mejor disposici¨®n las nuevas necesidades de presente y de futuro de la sociedad espa?ola. Las pautas de esa mejora est¨¢n en la propia Constituci¨®n: participaci¨®n, coordinaci¨®n y colaboraci¨®n. En definitiva, se trata de perfeccionar, a trav¨¦s de una mayor participaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas, la realidad compartida que es Espa?a.
Los espa?oles merecen un partido de Gobierno que plantee soluciones a los problemas de los ciudadanos en lugar de concentrarse en crispar, confrontar, atacar y dividir. Somos ese partido. El PSOE, tan decisivo en la construcci¨®n del Estado auton¨®mico, va a volver, 25 a?os despu¨¦s, mal que le pese a la derecha y a los nacionalistas, a liderar el Estado de las autonom¨ªas, profundizando en el autogobierno, garantizando la cohesi¨®n y acometiendo desaf¨ªos en relaci¨®n con problemas de funcionamiento que est¨¢n identificados, por cierto, desde hace tiempo. Y encarando as¨ª, adem¨¢s, en mejores condiciones los nuevos retos de futuro.
El PSOE ha mantenido una l¨ªnea coherente, en su discurso y en su pr¨¢ctica, desde el d¨ªa en que abordamos la Constituci¨®n. Siempre hemos sabido cu¨¢l es el modelo territorial que mejor conven¨ªa a Espa?a y a su bienestar, el que mejor refleja la diversidad de identidades y la convivencia entre ellas. Nunca hemos hecho ni haremos de tan esencial cuesti¨®n bander¨ªa de partido ni objeto de doble juego ni de doble rasero. Nuestra oposici¨®n frontal a todo segregacionismo o pseudo-soberanismo, ya venga del PNV o de CiU, lo es por raz¨®n de principios y no de inter¨¦s partidario, coyuntural, propagand¨ªstico. Frente a los que separan, a los que quieren dividir y a los que utilizan las tensiones segregacionistas para sus fines partidarios, el PSOE siempre ha estado y est¨¢ en la Constituci¨®n. Siempre en la Espa?a plural. Siempre en la pr¨¢ctica del di¨¢logo institucional. Y siempre en la ambici¨®n de conseguir un m¨¢ximo grado de consenso para acometer las reformas que conquisten el futuro.
Esto es un proyecto de Estado y una comprensi¨®n real de lo que es nuestra sociedad. Todo lo dem¨¢s son t¨¢cticas que piensan muy poco en la Historia de todos, de Espa?a y de los espa?oles, y menos a¨²n en su futuro.
El PSOE, desde el 35 Congreso de julio de 2000, ha deliberado y adoptado por unanimidad de todos sus ¨®rganos federales toda una serie de documentos donde pone de relieve estos desaf¨ªos y ofrece respuestas. Una ciudadan¨ªa plena: ciudades, autonom¨ªas, Espa?a y Europa, aprobado por el Comit¨¦ Federal en febrero de 2002; el Manifiesto socialista para la Espa?a auton¨®mica del siglo XXI y el Programa marco auton¨®mico para las elecciones del 25 de mayo, aprobados ambos por la Conferencia Auton¨®mica de enero de 2003, son, entre otros, documentos donde se definen de forma n¨ªtida los retos y las soluciones que los socialistas planteamos para nuestro Estado auton¨®mico. S¨®lo desde la mala fe o el propagandismo sectario se puede mentir pretendiendo que el PSOE necesite definir un modelo del Estado. Nuestro modelo de Estado se basa en la Constituci¨®n y el bloque constitucional: lo llamamos Estado de las autonom¨ªas. Esta resoluci¨®n, pues, no es el punto de partida de nada: es la prolongaci¨®n de una labor hist¨®rica, continuada y constante.
Para nosotros, el objetivo pol¨ªtico sigue siendo el mismo: que todos los espa?oles se sientan c¨®modos si¨¦ndolo tal y como lo quieran ser; que el espacio com¨²n y compartido sea habitable y aceptable para todos en un orden que garantice la igualdad de derechos y libertades ciudadanas.
Para los socialistas, Espa?a es, sobre todo, democracia, libertad, igualdad, pluralismo y justicia. Es la garant¨ªa de los derechos fundamentales y del bienestar de los espa?oles. El PSOE, al contrario que la derecha, no pretende confiscar Espa?a para su propio provecho. Espa?a es y ha sido siempre la pasi¨®n de los socialistas. Espa?a son los espa?oles que la hacen en su Historia y en cada generaci¨®n.
El modelo de Estado que propugnamos constituye un instrumento al servicio de un valor, una ciudadan¨ªa plena, formada por ciudadanos, hombres y mujeres, libres, responsables de su destino, activos, que deliberan y participan en las instituciones democr¨¢ticas.
Han pasado casi ocho a?os desde que el PP gobierna en Espa?a. Hoy vivimos el momento de mayor crispaci¨®n, divisi¨®n social y territorial de nuestro pa¨ªs de los ¨²ltimos 25 a?os. Es evidente que alguna responsabilidad es imputable a los gobiernos de Jos¨¦ M. Aznar. Porque los suyos han sido gobiernos que, en lugar de dialogar, han confrontado; que en lugar de consensuar, han impuesto; que en lugar de integrar, han dividido. El inmovilismo que hist¨®ricamente ha caracterizado a la derecha en nuestro pa¨ªs, cuando no su propensi¨®n a la contrarreforma o a las relecturas de los avances democr¨¢ticos comportan, sin sombra de duda, una influencia negativa para la estabilidad territorial que Espa?a necesita y reclama. Probablemente, el ejemplo m¨¢s sangrante es el desprecio de los gobiernos de Aznar por el di¨¢logo institucional tanto entre Estado y CC AA como entre CC AA entre s¨ª: quien se llena la boca ret¨®ricamente de Constituci¨®n ha venido infringiendo la obligaci¨®n consagrada en el Reglamento del Senado de celebrar anualmente un debate monogr¨¢fico sobre el Estado de las autonom¨ªas para debatir los problemas que a todas ellas afectan.
En los ¨²ltimos a?os, adem¨¢s, hemos asistido a un intento por parte del Gobierno del Partido Popular de apropiarse de la Constituci¨®n. Nada m¨¢s lejos del esp¨ªritu constitucional que la pretensi¨®n de patrimonializar para su beneficio pol¨ªtico lo que, por su gestaci¨®n y por su propia naturaleza, pertenece a todos. No hay nada m¨¢s inconstitucional que apropiarse de la Constituci¨®n. No hay nada m¨¢s opuesto a la Constituci¨®n que utilizar de manera excluyente una norma que se concibi¨® justamente para ser patrimonio com¨²n e integrador de todos los espa?oles.
Frente a esta derecha que, en lugar de integrar crispa, confronta y divide, el PSOE quiere volver a liderar, desde el consenso y la participaci¨®n, las reformas necesarias para adaptar nuestro Estado auton¨®mico a la realidad actual. Para aumentar el sentimiento de pertenencia, de convivencia, y, consiguientemente, de seguridad, de lealtad en lo com¨²n y de confianza rec¨ªproca entre los m¨²ltiples actores de nuestro sistema constitucional.
El mundo est¨¢ asistiendo a cambios espectaculares. Para ganar el futuro, Espa?a y sus instituciones deben aprestarse a sumar, a cooperar y a dotar a los ordenamientos auton¨®micos de todas las potencialidades para afrontar estos retos. Nuevas realidades como son la integraci¨®n y ampliaci¨®n de Europa, la Constituci¨®n Europea, el fen¨®meno de la inmigraci¨®n, la apertura de nuevos espacios econ¨®micos y comerciales, la globalizaci¨®n de los derechos humanos y de la democracia, de su legalidad y su cultura c¨ªvica, la incidencia de una justicia universal para la garant¨ªa de los derechos humanos y el nuevo orden global, un mayor nivel de exigencia de los ciudadanos hacia sus representantes en las instituciones y la mejora de la calidad de nuestra democracia, son todos ellos aspectos esenciales que deben inspirar nuestro ordenamiento constitucional y auton¨®mico. A la adaptaci¨®n a estos fen¨®menos de nuestras instituciones estatales y auton¨®micas y a perfeccionar la actual estructura del Estado se dirigir¨¢n, principalmente, las reformas propuestas por el PSOE para anticipar el futuro.
Nuestra propuesta de perfeccionamiento del Estado auton¨®mico supone asumir, con coraje, el deber de postular reformas institucionales concretas y espec¨ªficas all¨ª donde las consideramos necesarias, oportunas, y coherentes con la mejora de los mecanismos de autogobierno. Nuestro objetivo, en suma, es poner nuestro orden territorial en plena forma para que el pa¨ªs en su conjunto y cada territorio puedan alcanzar las m¨¢ximas cotas de progreso, bienestar, libertad, igualdad y justicia. Y ello, para conseguir m¨¢s cohesi¨®n social e igualdad de derechos, que son los objetivos que siempre han guiado y seguir¨¢n guiando nuestro quehacer pol¨ªtico.
Los elementos principales de esta propuesta son los siguientes:
1. Reforma del Senado
El Senado dise?ado en 1978 no est¨¢ preparado para asumir el papel crucial que deber¨ªa desempe?ar en uno de los Estados m¨¢s descentralizados del mundo como es hoy Espa?a. Pa¨ªses como EE UU, Alemania, Suiza, Austria, Australia o B¨¦lgica s¨ª disponen de segundas c¨¢maras adecuadas a su propia esencia de Estados descentralizados. Sencillamente, en 1978 era imposible prever el formidable desarrollo auton¨®mico alcanzado posteriormente. 25 a?os despu¨¦s, necesitamos un Senado adaptado a la actual realidad. El propio esp¨ªritu constitucional as¨ª lo demanda.
El Senado en los Estados compuestos no puede limitarse a amplificar la misma mayor¨ªa que en el Congreso, cuando no a deformarla, o a sesgarla, sino que debe cumplir una funci¨®n de participaci¨®n territorial. Y cuando decimos participaci¨®n territorial no hablamos s¨®lo de representaci¨®n, que es como a menudo se le califica, sino de contribuci¨®n de las CC AA a la formaci¨®n de la voluntad del Estado en las decisiones que les afectan. Esa es precisamente la funci¨®n que echamos de menos en Espa?a. Teniendo una c¨¢mara prevista para ello, no cumplimos con los cometidos para los que estaba establecida. El d¨¦ficit del Senado no es solamente un d¨¦ficit de representaci¨®n, en el sentido de que su composici¨®n no refleja suficientemente la realidad auton¨®mica del pa¨ªs. El d¨¦ficit del Senado es, fundamentalmente, un d¨¦ficit de participaci¨®n. Es decir, no produce el efecto de que las comunidades aut¨®nomas, con su propio y espec¨ªfico peso pol¨ªtico y su importancia pol¨ªtica, puedan participar activamente en la formaci¨®n de la voluntad del Estado y sentirse, por tanto, integradas en el proceso decisivo o decisorio.
Por ello, los socialistas impulsaremos, desde el consenso, la reforma constitucional del Senado para que cumpla su funci¨®n y se convierta en una aut¨¦ntica C¨¢mara de representaci¨®n, participaci¨®n e integraci¨®n de las comunidades aut¨®nomas en el Estado auton¨®mico.
Es necesario tambi¨¦n dotar de capacidad al Senado para promover, con iniciativa propia, grandes planes, nacionales o de cooperaci¨®n, entre Estado y comunidades aut¨®nomas, en los que puedan ser acometidos los dise?os y las ejecuciones de algunas pol¨ªticas que en estos momentos resultan tan dif¨ªciles que casi son impensables, que casi son inviables, porque requieren esfuerzos de aproximaci¨®n y de compartici¨®n de responsabilidades en su dise?o y en su ejecuci¨®n, desde el principio, para resolver problemas muy reales.
Son los llamados Planes Comunes de Cooperaci¨®n. El de la inmigraci¨®n es uno, para el que hace falta claramente una gran estrategia nacional y que no puede de ninguna manera solventarse ni con parches ni con la opacidad de un bilateralismo miope y peque?o entre una comunidad aut¨®noma y el Estado, de espaldas a todos los dem¨¢s. Estos instrumentos de cooperaci¨®n se podr¨ªan tambi¨¦n utilizar para poner en marcha iniciativas conjuntas de infraestructuras o de car¨¢cter medioambiental; o para crear un nuevo modelo de seguridad p¨²blica en el que se integren varias Administraciones y niveles de gobierno; o para el desarrollo actual y moderno de la Justicia a trav¨¦s de la participaci¨®n de las CC AA en funciones de gobierno interno de la administraci¨®n de justicia en ¨¢mbitos no judiciales; o para la configuraci¨®n del modelo de Justicia de proximidad; o para lograr la integraci¨®n de los servicios de inspecci¨®n, gesti¨®n, recaudaci¨®n y liquidaci¨®n tributaria.
2. La integraci¨®n de la Espa?a auton¨®mica en Europa
En Espa?a, el proceso de integraci¨®n en la Uni¨®n europea -y por tanto, de transferencia de soberan¨ªa y competencias a las instituciones europeas- se ha desarrollado al mismo tiempo que se produc¨ªa una importante descentralizaci¨®n pol¨ªtica desde el Estado a las comunidades aut¨®nomas. Este proceso paralelo a lo largo de 18 a?os ha ido formalizando una leg¨ªtima aspiraci¨®n: la participaci¨®n m¨¢s activa y directa de las comunidades aut¨®nomas en el ¨¢mbito comunitario, pues es all¨ª donde se formulan y se toman decisiones que les afectan.
En los ¨²ltimos siete a?os no se ha avanzado nada en reforzar el principio de cooperaci¨®n y colaboraci¨®n entre el Gobierno y las comunidades aut¨®nomas, que en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica comunitaria es imprescindible. As¨ª, la leg¨ªtima aspiraci¨®n de las comunidades aut¨®nomas a participar m¨¢s activamente en las decisiones de la Uni¨®n Europea que afectan a sus pol¨ªticas de gobierno es hoy, m¨¢s que nunca, una necesidad para el buen funcionamiento de nuestro Estado auton¨®mico.
En este momento, en el que la Uni¨®n Europea avanza en su construcci¨®n, que Estados miembros, partidos pol¨ªticos, instituciones y diversos organismos trabajan desde hace meses en una reforma institucional que culminar¨¢ el pr¨®ximo a?o, en Espa?a tenemos que resolver esta laguna de nuestro funcionamiento institucional.
Los gobiernos y parlamentos auton¨®micos elegidos por sus ciudadanos deben decidir y aplicar pol¨ªticas que vienen determinadas por un sistema competencial definido en la Constituci¨®n, en los Estatutos de autonom¨ªa, y en abundante jurisprudencia constitucional. Adem¨¢s, nuestra pertenencia a la Uni¨®n Europea nos sit¨²a ante una realidad en la que una importante cantidad de pol¨ªticas comunes europeas afectan a competencias auton¨®micas, ya sean ¨¦stas de car¨¢cter exclusivo o compartidas con el Gobierno de Espa?a. Es ¨¦sta una realidad que ning¨²n Gobierno responsable puede permitirse ignorar, si queremos que nuestro Estado funcione y funcione bien.
Los socialistas proponemos, desde hace tiempo, mecanismos de participaci¨®n activa de las comunidades aut¨®nomas en la toma de decisiones comunitaria. Ni m¨¢s ni menos que los utilizados por otros Estados miembros de la Uni¨®n que, con estructuras pol¨ªticas similares a la nuestra, han probado excelentes resultados en este ¨¢mbito.
As¨ª, la perspectiva de profundizar en las relaciones entre las comunidades aut¨®nomas, el Gobierno de Espa?a, y la Uni¨®n Europea debe asociarse a la reforma del Senado, como c¨¢mara de representaci¨®n territorial y foro de integraci¨®n de todas las voluntades. Es la forma en la que se articulan otros pa¨ªses de la Uni¨®n, y sin duda el ¨®rgano constitucional m¨¢s v¨¢lido para garantizar el principio de lealtad.
Pero hasta que la reforma no sea un hecho, seguiremos proponiendo mecanismos que hagan posible esta participaci¨®n, tales como la inclusi¨®n en la delegaci¨®n espa?ola ante el Consejo de Ministros de la Uni¨®n Europea, y en sus ¨®rganos auxiliares, de un representante del conjunto de las comunidades aut¨®nomas. Es una propuesta de participaci¨®n modulada seg¨²n la distribuci¨®n competencial que determinan la Constituci¨®n y los Estatutos de autonom¨ªa, es respetuosa con el criterio de que el Estado es el miembro de la Uni¨®n, y que la Uni¨®n lo es, por tanto, de Estados y pueblos de Europa, y pretende un compromiso de corresponsabilidad en la conformaci¨®n de la voluntad general.
En este contexto europeo hay, adem¨¢s, otro elemento que expresa elocuentemente la distancia recorrida desde 1978 hasta el momento actual. La Constituci¨®n Espa?ola no hace ninguna referencia, no ya a la participaci¨®n de las CC AA en la construcci¨®n europea; es que no hace referencia alguna ni a la Uni¨®n Europea, ni a la Comunidad Europea. Ni siquiera menciona la palabra "Europa". La explicaci¨®n es simple: la redacci¨®n de nuestra Constituci¨®n es anterior a la plasmaci¨®n efectiva del compromiso de Espa?a en su voluntad europe¨ªsta, y en estos 25 a?os s¨®lo se ha producido una reforma muy parcial para adaptar un art¨ªculo que hiciera posible el sufragio de ciudadanos europeos en las elecciones locales.
3. Conferencia de presidentes
Desde hace m¨¢s de siete a?os, el Gobierno del PP no convoca el debate sobre el Estado de las autonom¨ªas, algo a lo que le obliga legalmente el Reglamento del Senado.
Espa?a no necesita esto. Espa?a necesita m¨¢s di¨¢logo institucional entre el presidente del Gobierno y los presidentes de CC AA y entre ¨¦stos entre s¨ª. Los presidentes de comunidades aut¨®nomas gozan de la legitimidad democr¨¢tica que les otorga haber sido elegidos por los ciudadanos de su territorio. Son depositarios de la voluntad popular y, por ello, merecen ser escuchados por las instituciones del Estado a la hora de tomar decisiones que afectan de manera directa a las autonom¨ªas cuya representaci¨®n ostentan.
En la Espa?a auton¨®mica del siglo XXI no es l¨®gico que no exista un foro donde se re¨²nan los presidentes auton¨®micos entre s¨ª y con el presidente del Gobierno. Para suplir esta carencia, proponemos el establecimiento, en el seno del Senado reformado, de una conferencia de presidentes, lugar de di¨¢logo institucional entre el presidente del Gobierno y los presidentes auton¨®micos y de las ciudades aut¨®nomas, que se reunir¨¢ con una periodicidad anual y tratar¨¢ los problemas m¨¢s importantes del pa¨ªs desde el punto de vista de las comunidades aut¨®nomas.
4. Reformas de Estatutos de autonom¨ªa
Los socialistas hemos promovido a lo largo de estos 25 a?os de democracia constitucional los necesarios consensos desde los que han sido adoptadas reformas estatutarias cuando hemos entendido que las mismas eran necesarias y oportunas para conseguir un gobierno m¨¢s cercano a la gente, capaz de proporcionar m¨¢s justicia social y m¨¢s igualdad de derechos.
Los ciudadanos tienen derecho a saber que los Estatutos de autonom¨ªa pueden modificarse dentro del marco constitucional, y as¨ª ha ocurrido, de hecho, con la gran mayor¨ªa de los mismos. Algunos de ellos, incluso, en m¨¢s de una ocasi¨®n.
Las coordenadas desde las que el partido socialista ha sido parte activa en esas modificaciones han sido claras, lo son ahora y contin¨²an vigentes: 1) una impecable adecuaci¨®n a la Constituci¨®n y a sus valores; 2) amplio consenso social y pol¨ªtico, toda vez que el proceso de aprobaci¨®n exige mayor¨ªas cualificadas tanto en los espacios auton¨®micos concernidos como en las Cortes Generales, que representan al conjunto del pueblo espa?ol; y 3) congruencia con nuestro propio proyecto pol¨ªtico y con nuestra visi¨®n del papel que desempe?an en ¨¦l las CC AA: ser instancias de autogobierno pr¨®ximo a los ciudadanos, prestadoras de servicios sociales de calidad y promotoras de cambio, modernizaci¨®n y progreso.
Hoy nos disponemos de nuevo a abordar, bajo esas mismas coordenadas, conforme a la Constituci¨®n y a las reglas del juego democr¨¢tico, y desde el imprescindible consenso, reformas estatutarias en aquellas comunidades aut¨®nomas donde el marco jur¨ªdico merezca ser perfeccionado para alcanzar los objetivos sociales a los que aspiramos y para conseguir un mayor y mejor desarrollo de los servicios que presta la comunidad aut¨®noma en el marco constitucional.
Nada de eso significa que defendamos una oleada de reformas estatutarias global o indiscriminada. S¨®lo resulta prudente y aconsejable acometer una reforma estatutaria all¨ª donde un alto grado de consenso democr¨¢tico la considere oportuna y conveniente para que la ciudadan¨ªa de dicha comunidad aut¨®noma y la del conjunto de Espa?a gocen de un mayor grado de bienestar y justicia.
5. Las CC AA como motor de cambio, modernizaci¨®n, innovaci¨®n y futuro
Hace 25 a?os ten¨ªamos claro que autonom¨ªa significaba m¨¢s identidad, en el sentido de refuerzo de los sentimientos propios de pertenencia a una comunidad propia, y m¨¢s democracia, al aproximar las instancias de decisi¨®n a los ciudadanos.
La experiencia, 25 a?os despu¨¦s, ha demostrado que las CC AA, adem¨¢s de todo ello, han constituido un potente y efectivo motor de cambio y progreso econ¨®mico y social para sus territorios. Los socialistas apostamos porque, despu¨¦s de 25 a?os, las CC AA sigan siendo motor de progreso. Por ello, postulamos que las CC AA deben liderar la sociedad espa?ola hacia la innovaci¨®n tecnol¨®gica y la sociedad del conocimiento. El Estado auton¨®mico debe servir, de nuevo, para ganar el futuro para los ciudadanos.
6. Espa?a en red. Infraestructuras para el progreso social y econ¨®mico de la Espa?a plural
El Partido Socialista Obrero Espa?ol propugna un modelo de infraestructuras que permita al mismo tiempo la vertebraci¨®n territorial de Espa?a, la potenciaci¨®n de los grandes corredores econ¨®micos, la interconexi¨®n con Europa y ?frica, dada nuestra situaci¨®n geoestrat¨¦gica, as¨ª como la cooperaci¨®n m¨¢s intensa con los pa¨ªses vecinos de Francia y Portugal y facilitando con todo ello la comunicaci¨®n entre las distintas comunidades aut¨®nomas espa?olas. Este modelo coherente con la Espa?a plural de progreso social que defendemos implica evolucionar en el sentido de compatibilizar las actuales infraestructuras radiales con las nuevas transversales y longitudinales que permitan la vertebraci¨®n de una malla peninsular que posibilite la cohesi¨®n territorial en la que creemos. Sirva a modo de ejemplo nuestra apuesta por la potenciaci¨®n de los corredores del Mediterr¨¢neo (de Algeciras a La Jonquera) de gran utilidad para toda la red portuaria espa?ola del Mediterr¨¢neo, el del Ebro, que unir¨¢ el corredor del Mediterr¨¢neo con la Cornisa Cant¨¢brica, que a su vez aportar¨¢ gran potencialidad a la plataforma log¨ªstica de Zaragoza, el Corredor de la Plata y el de la Cornisa Cant¨¢brica.
Las redes de infraestructuras dise?adas por el Ministerio de Fomento se inspiran en una concepci¨®n no auton¨®mica del Estado espa?ol, en la que no se consideran las necesidades econ¨®micas del pa¨ªs ni el proceso de vertebra-ci¨®n europea mediante las redes transeuropeas.
El tradicional modelo radial de concepci¨®n de las infraestructuras del transporte en Espa?a se corresponde con una estrategia territorial de conexi¨®n centro-periferia, que, si bien pudiera haber tenido justificaci¨®n en determinados momentos de nuestra historia, resulta totalmente superado a la luz de las tendencias de desarrollo territorial y econ¨®mico imperantes en Europa y desde luego, a partir de nuestra integraci¨®n en la Uni¨®n Europea.
En la era global, propugnamos una visi¨®n integral de las infraestructuras como arterias de comunicaci¨®n indispensables para el desarrollo de la actividad econ¨®mica y para la vertebraci¨®n del territorio, y no como un negocio en s¨ª mismo. Los socialistas consideramos que los servicios de transporte son una herramienta de igualdad y solidaridad, de cohesi¨®n social y territorial. Por ello, las infraestructuras y los servicios esenciales que resultan exigibles para su correcta prestaci¨®n permanecer¨¢n bajo titularidad p¨²blica, sin perjuicio de que ¨¦stos se puedan prestar indirectamente a trav¨¦s de empresas privadas.
El plan de infraestructuras que propone el PSOE ser¨¢ instrumento de pol¨ªtica territorial encaminado a satisfacer de forma equilibrada la demanda de movilidad que responda a las necesidades de las distintas ¨¢reas y a potenciar el crecimiento econ¨®mico de las zonas m¨¢s desfavorecidas, desde la ¨®ptica de la correcci¨®n de las diferencias de la calidad de vida y de mejora en el entorno ambiental. Apoyaremos, a su vez, la cooperaci¨®n transfronteriza en el desarrollo del Derecho regional europeo.
7. Sentimiento constitucional: por la lealtad y el patriotismo de las libertades y de la ciudadan¨ªa
En definitiva, nuestras ambiciones para Espa?a pasan por favorecer sentimientos, actitudes, en suma, una cultura pol¨ªtica capaz de innovar y apostar por la mejor Espa?a y por lo que tiene que ser: un pa¨ªs plural, din¨¢mico, cimentado en identidades compatibles y no conflictivas entre s¨ª, donde la idea de lo com¨²n que funda nuestra convivencia no pueda ser arrogada patrimonio privativo de nadie en particular.
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