Rato, el ¨¦xito econ¨®mico
El vicepresidente segundo del Gobierno aparece como el principal art¨ªfice de una bonanza de ocho a?os
Rodrigo Rato (54 a?os) es uno de los finalistas en la carrera hacia La Moncloa, con un expediente lleno de obst¨¢culos que ha sabido sortear con soltura, mano firme y bastantes ¨¦xitos. El principal, una situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs que pasar¨¢ a la historia como uno de los periodos de mayor auge, gracias a la incorporaci¨®n a la Europa del euro y a la rebaja del IRPF. Rato tiene tres hijos y est¨¢ separado de su esposa.
Lleva en la pol¨ªtica desde los inicios de la democracia, cuando la derecha empezaba a sacudirse los lodos del franquismo. Su talante se forj¨® como implacable portavoz del Grupo Popular en el Congreso, durante los a?os en que los socialistas parec¨ªan imbatibles. Hubo de esperar hasta 1996 para subir al pedestal y desde entonces se ha mantenido junto a Aznar como vicepresidente segundo, responsable econ¨®mico e interlocutor privilegiado con el mundo empresarial.
Tuvo un resbal¨®n de principiante en su primera comparecencia como ministro al calificar de "realista" la idea de "parar el reloj" del euro. El inmediato castigo de los mercados le oblig¨® a rectificar. Rato ha podido hacer gala de un crecimiento de la econom¨ªa y del empleo superior al de sus socios. El paro y la inflaci¨®n son a¨²n asignaturas pendientes.
Pese a su formaci¨®n de economista y a sus negocios familiares, Rato es sobre todo un pol¨ªtico. Hizo promesas, como que bajar¨ªa las cotizaciones a la Seguridad Social, que se han quedado en la nevera. Como tampoco ha rebajado los impuestos todo lo que anunci¨®.
El vicepresidente econ¨®mico ha tenido que sortear, adem¨¢s, no pocos problemas en su gesti¨®n que deb¨ªa alternar con sus ¨¦xitos. Como ejemplo, el caso Gescartera, que suscit¨® dudas sobre el trato de favor recibido por negocios de su familia y la falta de eficacia en los organismos de supervisi¨®n. Tambi¨¦n, cierto tufo intervencionista que despiden decisiones como el reciente veto a la OPA de Gas Natural sobre Iberdrola.
A cualquier otro, los incumplimientos le habr¨ªan pasado factura, pero Rato entiende las cr¨ªticas como un est¨ªmulo para repartir mandobles entre sus adversarios. Y si ve que el asunto se le descontrola, echa mano de alg¨²n escudero con facilidad para el ataque directo. Lo hizo cuando no pudo demostrar la acusaci¨®n de una amnist¨ªa fiscal encubierta en la etapa socialista.
En clave pol¨ªtica hay que entender tambi¨¦n las dos rebajas del IRPF que ha impulsado. En ambos casos -en 2000 y la pr¨®xima de 2004- han coincidido con las elecciones. Tambi¨¦n dicen que sacrific¨® la econom¨ªa a la pol¨ªtica cuando a mediados del pasado a?o retir¨® el llamado decretazo, despu¨¦s de una huelga general, porque en ese momento ya hab¨ªa decidido ser candidato.
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