La fiesta alegre de Manu Chao y Ferm¨ªn Muguruza
Los dos cantantes antisistema terminan en Madrid su gira europea, un recorrido por locales diminutos y recintos masivos
Ferm¨ªn Muguruza y Manu Chao tienen un p¨²blico entregado. Soporta 45 minutos de cola para entrar en el madrile?o Palacio de Vistalegre: el acceso norte ha quedado inutilizado por la presi¨®n de los ansiosos y el atasco ante las puertas del sur hace que miles de personas se pierdan el comienzo del concierto. Una espera que revela curiosidades: muchos asistentes son extranjeros -el efecto Erasmus, dicen- que no pueden entender detalles como el de esa pandilla que ha acudido con una fiambrera de lac¨®n con grelos, tal vez un homenaje a las ra¨ªces gallegas de Manu.
Jai Alai Katumbi Express es el nombre del espect¨¢culo. Explica Muguruza: "Jai alai, aparte del juego de pelota vasca, se traduce por 'fiesta alegre'. Katumbi es un barrio de R¨ªo que Manu frecuenta. Y Express, por razones obvias...". Cierto: esta banda es una locomotora incansable. En la proa, el peque?o Manu, que ha resuelto la ecuaci¨®n de la simplicidad musical y la comunicaci¨®n ideol¨®gica. Su carisma buenrollista se complementa con el dinamismo de Ferm¨ªn, fabuloso catalizador de energ¨ªas.
En Vistalegre, el sonido tiende a lo infernal. ?nicamente desde el ruedo es posible apreciar los matices del show, con las consabidas consignas y dedicatorias. El formato permite el descanso de un segmento desenchufado donde Manu desgrana Clandestino o La rumba de Barcelona. Luego, la bola de fuego vuelve a rodar. Baile desenfrenado con reliquias de las antiguas bandas de los cabecillas: Mala vida y Sarri, sarri. Son inclusiones recientes, recuerda Ferm¨ªn: "Est¨¢bamos tocando en un club de Cuenca y mucha gente repet¨ªa que nunca las hab¨ªan o¨ªdo en directo. El segundo d¨ªa nos pusimos a tocarlas y hubo hasta l¨¢grimas. Aunque huimos de la nostalgia, muchos de nuestros seguidores actuales lamentan que no llegaran a ver en directo a Mano Negra o Kortatu".
El horario impide que la parada madrile?a de Jai Alai Katumbi Express tenga la coda habitual: un sound system donde, sobre discos o bases pregrabadas, se van sumando voces e instrumentos. Tal vez haya una representaci¨®n en un disco en directo, sugiere Manu: "Hemos grabado los conciertos de Vigo y Pamplona, as¨ª que se podr¨ªa hacer un doble CD". Es s¨®lo una posibilidad, insiste: ha terminado su contrato con Virgin y piensa en la independencia.
A pesar de eso, en el after show hay representantes de discogr¨¢ficas. M¨¢s amigos como Fernando Le¨®n o Amparanoia, aparte de deslumbrados fans que piden aut¨®grafos a un asediado Manu. Unas horas m¨¢s tarde, la expedici¨®n debe volar hacia Tenerife, pero hay demasiada adrenalina para pensar en dormir. Ferm¨ªn muestra con orgullo el autob¨²s alquilado para la gira, un monstruo brit¨¢nico de dos pisos, con 17 literas y zonas de descompresi¨®n. Algunos de los combustibles de la banda est¨¢n a la vista: el jengibre ("una rajita hace maravillas en las cuerdas vocales") y la cerveza jamaicana Red Stripe, "la preferida de la gente del reggae".
Para Ferm¨ªn, la noche ha sido un triunfo personal: en su ¨²ltima aparici¨®n p¨²blica en Madrid, dentro de la ceremonia de los Premios de la M¨²sica, fue abucheado al mencionar el cierre de Egunkaria. "Hemos llenado en agosto, sin hacer publicidad. Si esto demuestra algo, es que se puede funcionar tan ricamente fuera de los canales establecidos". Y se pierde por las calles de Lavapi¨¦s.
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