Lula de miel
El lector interesado en lo que ocurre en Latinoam¨¦rica quiz¨¢s ya habr¨¢ reparado que el entusiasmo de una parte de los analistas internacionales por el Gobierno de Lula ha comenzado a enfriarse. Publicaciones anglosajonas de prestigio -los sospechosos habituales- han dedicado variados art¨ªculos a lo que denominan "el final de la luna de miel" con el nuevo Ejecutivo brasile?o. Algunos analistas de bancos de inversi¨®n norteamericanos no se han quedado a la zaga -lo que no resulta extra?o: hab¨ªamos quedado que vivimos en un mundo global, ?no?- y han producido an¨¢lisis que ponen en el ¨¦nfasis sobre los riesgos de que, despu¨¦s de todo, en Brasil lo peor no est¨¦ definitivamente atr¨¢s.
Que Brasil hoy est¨¦ en condiciones de encender las luces del "espect¨¢culo del crecimiento" es resultado de un ejemplar ejercicio de gobernabilidad
Hasta aqu¨ª nada extra?o. Como todo el mundo sabe, la labor preferida de los analistas es anticipar lo que puede ocurrir para que jam¨¢s llegue a pasar. Hay, sin embargo, en esta ocasi¨®n una circunstancia an¨®mala: mientras que algunos analistas han comenzado a tentarse la ropa, los Gobiernos, el FMI y los mercados no han dejado de dar pruebas de la solidez de su apuesta por Brasil y su Gobierno.
De una parte, Brasil ha podido retornar a los mercados internacionales de capitales y ha captado en los primeros siete meses del a?o financiaci¨®n internacional suficiente para hacer frente al 100% de sus amortizaciones, lo que le ha permitido dedicar los recursos del pr¨¦stamo del FMI a fortalecer sus reservas internacionales, hoy por encima de los 45.000 millones de d¨®lares. De otra, el riesgo pa¨ªs, que en los peores momentos del a?o pasado lleg¨® a superar los 2.400 puntos b¨¢sicos, se sit¨²a hoy en 700. Simult¨¢neamente, el tipo de cambio del real brasile?o se ha apreciado frente al d¨®lar un 15% desde el inicio del a?o, y la mejora de la confianza de los inversores dom¨¦sticos ha conseguido que la Bolsa brasile?a registre en el mismo periodo una revalorizaci¨®n del 44% en d¨®lares, una de las mayores del mundo. La recuperaci¨®n de la estabilidad monetaria y financiera ha venido, adem¨¢s, acompa?ada de un exitoso ajuste fiscal, del encauzamiento parlamentario de reformas estructurales que jam¨¢s antes pudieron hacerse, y, sobre todo, de la quiebra de unas expectativas inflacionarias que al inicio del a?o hicieron a muchos presagiar lo peor. Parece, pues, que recuperar la confianza de los inversores parece que est¨¢ siendo m¨¢s f¨¢cil que reconquistar el coraz¨®n y la mente de los analistas.
A Lula no debe estar agarr¨¢ndolo desprevenido: fueron estos mismos analistas los que, a lo largo de buena parte de la campa?a electoral, pronosticaron que no ganar¨ªa las elecciones, cuando las gan¨®, los que avanzaron que conformar¨ªa un Gobierno en el que primar¨ªa la ideolog¨ªa sobre la profesionalidad y la capacidad, cuando se anunci¨® que la "primera batalla era la reconquista de la estabilidad" los que mostraron su desconfianza sobre la viabilidad din¨¢mica de un compromiso que s¨®lo apuntaba a rebajar la ratio deuda / PIB y la tasa de inflaci¨®n y que pospon¨ªa la agenda social del partido. En corto: hasta ahora, han fallado en todas sus previsiones.
Probablemente, continuar¨¢n persistiendo en el error si se empe?an en seguir siendo apocal¨ªpticos. Afortunadamente para los brasile?os, para la econom¨ªa global, y muy especialmente para las econom¨ªas latinoamericanas, el Gobierno brasile?o ha sabido aprovechar una oportunidad hist¨®rica en muchos sentidos -comenzando por su ¨¦xito electoral, continuando por la vacuna que para el FMI y el mundo desarrollado supuso la tragedia argentina, y prosiguiendo por la ola de liquidez mundial que se ha derivado del r¨¢pido e intenso relajamiento monetario con el que se est¨¢ pretendiendo relanzar la econom¨ªa mundial- para agarrar el toro por los cuernos y hacer frente con decisi¨®n a los problemas brasile?os.
No me preocupa mucho que los analistas ocasionalmente se equivoquen, aunque siempre sea en la misma direcci¨®n y con el mismo Gobierno. Todos tenemos pecados de juventud para recordar. Pero les confieso que me da un poco de miedo la idea que algunos analistas parecen tener de lo que es una luna de miel. Que Brasil hoy est¨¦ en condiciones de encender las luces del "espect¨¢culo del crecimiento" que anunciara el presidente Lula cuando explicit¨® las prioridades que iba a tener su Gobierno, no es producto ni de la casualidad ni de factores externos. M¨¢s bien es el resultado de un ejemplar ejercicio de gobernabilidad y de buen sentido. Cualidades que el Gobierno brasile?o, acabada la luna de hiel que no de miel, a buen seguro, necesitar¨¢ seguir exhibiendo. Y lo har¨¢.
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