Bush, el pirata y Alejandro Magno
Bush y Blair han metido al mundo en un l¨ªo con la conquista de Irak. No s¨®lo porque no se encuentren las armas de destrucci¨®n masiva que sirvieron de excusa a la guerra, sino, sobre todo, por la enorme chapuza de su acci¨®n, aunque ya vivi¨¦ramos un avance en Afganist¨¢n, convertido de nuevo en un problema. Lo m¨¢s sorprendente es la falta de preparaci¨®n para la posguerra, tras una guerra f¨¢cil dada la superioridad tecnol¨®gica de la hiperpotencia. De nuevo estamos ante un fallo de planeamiento y de los servicios de inteligencia. La doctrina de la guerra preventiva no s¨®lo es ilegal, sino que, como recuerda Gregory Treverton, sin buenos servicios de informaci¨®n se vac¨ªa.
Pero que hayan metido al mundo en un l¨ªo no significa que debamos dejar que salgan de ¨¦l por s¨ª solos, pues no podr¨¢n. Hay que ayudar a Bush, a Blair y a los otros. Pues lo que resulte de la crisis de Irak nos incumbe a todos. La Administraci¨®n de Bush hab¨ªa indicado que necesitaba ganar la guerra de Irak para "volver a dibujar el mapa" de Oriente Pr¨®ximo. El resultado es que la paz en la regi¨®n est¨¢ a¨²n m¨¢s lejana, e Irak se sit¨²a al borde de una guerra civil con el retorno de las tensiones internas reprimidas por la dictadura, adem¨¢s de una o varias resistencias contra las fuerzas ocupantes. Ahora est¨¢ claro que el mundo necesita que se acelere el proceso pol¨ªtico para Irak, para lograr un marco estatal plenamente reconocido por el Consejo de Seguridad. Una labor esencial de los europeos es convencer a Washington de ello y evitar que la resistencia iraqu¨ª, como ha hecho con el brutal atentado contra la sede de la ONU en Bagdad, asesine no s¨®lo a los representantes, sino, en palabras de Bernard Kouchner, a la propia comunidad internacional. La Administraci¨®n, al menos la gente de Powell, parece comprenderlo, y ha empezado a lanzar gui?os en este sentido. Est¨¢ por ver si se traducen en resoluciones concretas que sit¨²en a Naciones Unidas en el centro de una nueva legitimidad.
En La Ciudad de
Dios relata Agust¨ªn que, al preguntarle Alejandro Magno a un pirata prisionero por qu¨¦ ten¨ªa que causar estragos en el mar, le repuso: "Y t¨², ?por qu¨¦ tienes que causar estragos en el mundo? Porque s¨®lo tengo un peque?o nav¨ªo, me llaman pirata; t¨², que tienes una gran flota, tomas el nombre de conquistador". En nuestros d¨ªas el pirata habr¨ªa llamado eso de otra forma, ya sea "terrorismo de Estado" o "imperialismo". En el fondo, como ya se?alara el fallecido Philip Windsor, Alejandro Magno no era terrorista por las razones que indicaba el pirata, sino por haber cortado el Nudo Gordiano, cuya "complejidad laber¨ªntica estaba calculada para derrotar al m¨¢s paciente e ingenioso". Alejandro, haciendo gala de un "pensamiento lateral", lo cort¨® con su espada: "?sa fue la acci¨®n del terrorista", pues, para Windsor, "un terrorista es alguien que no tiene paciencia para la complejidad que implica deshacer nudos".
El que lo deshiciera, seg¨²n el or¨¢culo, ser¨ªa el dominador de toda Asia. Se podr¨ªa ver en la impaciencia de Alejandro ya no al "terrorista", sino al gobernante que busca la v¨ªa r¨¢pida y expeditiva, como Bush la ha buscado en Irak, donde ha roto un Nudo Gordiano. Bush, sin la previsi¨®n y la preparaci¨®n suficiente, ha soltado demasiados cabos. Atarlos de otra forma, dem¨®cr¨¢tica, va a resultar dif¨ªcil. Bush ya lo reconoce al hablar de "meses o a?os". Aunque, respecto a la guerra, como pensara Voltaire, "es peligroso tener raz¨®n cuando el Gobierno est¨¢ equivocado", salir de esta situaci¨®n bien es ya es asunto de todos. Como conclu¨ªa Windsor, "un Gobierno no tiene otra elecci¨®n que demostrar paciencia. De otro modo le dar¨¢ la raz¨®n al pirata". Se?alar que "no hay diferencia entre volar la sede de la ONU en Bagdad para que vuelva el tirano Sadam [?es ¨¦se el objetivo?] o volar una casa cuartel de la Guardia Civil para que el Pa¨ªs Vasco se convierta en coto cerrado de los totalitarios", como ha hecho Aznar, es "pensamiento lateral".
aortega@elpais.es
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