Los chi¨ªes de Irak acusan a EE UU de no haber prevenido el atentado contra su l¨ªder
Cientos de miles de fieles asisten en Bagdad al funeral por Al Hakim en un clima de venganza
El gran ayatol¨¢ Al¨ª Sistan¨ª, l¨ªder espiritual de la comunidad chi¨ª de Irak, rompi¨® finalmente ayer su silencio para responsabilizar a las fuerzas de ocupaci¨®n por no prevenir el atentado que acab¨® el viernes con la vida de Mohamed Baquer al Hakim. Los l¨ªderes chi¨ªes son conscientes del riesgo de enfrentamiento sectario que se ha abierto en el pa¨ªs con el asesinato. Ante una multitud de cientos de miles de fieles y en un clima favorable a la venganza en la procesi¨®n funeraria que recorri¨® ayer Bagdad, abogaron por la unidad de todos los iraqu¨ªes.
Sistan¨ª, uno de los cinco grandes ayatol¨¢s iraqu¨ªes con vida, no lleg¨®, sin embargo, a pedir la retirada de las tropas extranjeras. Los l¨ªderes chi¨ªes est¨¢n respondiendo de forma responsable. En el acto funerario de Al Hakim, dieron muestra de su capacidad de organizaci¨®n al garantizar un servicio de orden impecable. El cortejo prosigue hoy el traslado de los restos mortales de Al Hakim hasta Nayaf, donde ma?ana recibir¨¢n sepultura.
Ni en sus mejores sue?os Sadam Husein hubiera logrado convocar a una multitud como la que ayer recorri¨® los barrios de Kadhumiya y Atifiya, al norte de Bagdad. Desde el amanecer, cientos de miles de chi¨ªes se congregaron en los alrededores de la mezquita de Al Kadhumain. Esperaban ver salir el f¨¦retro con los restos mortales del ayatol¨¢ asesinado y acompa?arle al menos en una parte del trayecto de este su ¨²ltimo viaje.
Hab¨ªan llegado desde Ciudad Sader, Qasera, Shoala y otros barrios chi¨ªes de Bagdad. Pero tambi¨¦n hab¨ªa chi¨ªes turcomanos de la vecina provincia de Diyala. Todos perfectamente organizados en grupos, con sus banderas, su servicio de orden y un coordinador que, altavoz en mano, dirig¨ªa sus rezos, poemas y lemas. Los hombres por un lado y las mujeres, bastante numerosas, por otro. A la entrada de la mezquita, un grupo de voluntarios cacheaba a quienes lograban alcanzar el acceso. En las esquinas, en todo el recorrido y entre los dolientes, numerosos hombres armados con Kal¨¢shnikov permanec¨ªan atentos al m¨ªnimo incidente. No los hubo durante las dos horas y media que la procesi¨®n tard¨® en recorrer los casi cinco kil¨®metros hasta la mezquita de Burraza.
Con las camisas empapadas de sudor, los hombres golpeaban sus pechos seg¨²n la tradici¨®n chi¨ª a la vez que coreaban bendiciones al "m¨¢rtir Hakim" o invocaciones a Al¨¢. Las mujeres asent¨ªan bajo las abayas negras que las envuelven de la cabeza a los pies. Desde los portales se ofrec¨ªa agua helada a los asistentes.
S¨ª hubo, sin embargo, gritos de venganza. "Por Dios, por Mahoma y por Al¨ª, juramos que la sangre del m¨¢rtir Al Hakim no ser¨¢ olvidada", coreaba un grupo de j¨®venes de Ciudad Sader, uno de los arrabales m¨¢s miserables de la capital. "Sadam y los baazistas son enemigos de Dios; chi¨ªes, ten¨¦is que vengaros", ped¨ªan otros a la vez que levantaban sus brazos hacia el cielo. "Vengaremos los asesinatos", rezaban tambi¨¦n algunas pancartas.
Pero los dirigentes chi¨ªes no aprovecharon este clima de indignaci¨®n y tensi¨®n para avanzar sus reivindicaciones en un pa¨ªs en el que llevan d¨¦cadas marginados a pesar de ser la mayor¨ªa. Antes al contrario. "En su ¨²ltimo serm¨®n, el ayatol¨¢ Al Hakim propugn¨® la unidad entre chi¨ªes y sun¨ªes, y tambi¨¦n la unidad nacional entre ¨¢rabes, kurdos y turcomanos", record¨® a trav¨¦s de la megafon¨ªa su hermano Abdul Aziz, que era tambi¨¦n su brazo derecho en la Asamblea Suprema para la Revoluci¨®n Isl¨¢mica en Irak (ASRII) y el representante de este grupo en el Consejo de Gobierno.
"La unidad es fundamental para lograr la independencia", defendi¨® Abdul Aziz al Hakim antes de insistir en la necesidad de que las fuerzas ocupantes abandonen el pa¨ªs. El orador, que en varias ocasiones interrumpi¨® su discurso por el llanto, volvi¨® a responsabilizar a la coalici¨®n de la falta de seguridad. No obstante, dej¨® claro que los autores del ataque han sido leales de Sadam. "No les ha valido con los cr¨ªmenes que cometieron durante su gobierno que siguen matando y atentando contra lo m¨¢s sagrado", declar¨® en referencia al santuario de Al¨ª donde estall¨® el coche bomba.
Al percatarse de la presencia de extranjeros entre la multitud, una mujer grit¨® amenazadora: "?Largaos y dejadnos en paz!". Nadie la secund¨®, pero muchos culpan a las fuerzas de la coalici¨®n que lidera EE UU de la falta de seguridad que ha permitido el atentado contra su dirigente.
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