M¨¢s all¨¢ de los perros de Pavlov
Las modernas t¨¦cnicas de neuroimagen permiten estudiar los procesos neuronales del aprendizaje condicionado
Desde que Pavlov acostumbrara a sus perros a que salivaran por la comida en cuanto sonaba una campana, los psic¨®logos han empleado los principios cl¨¢sicos del condicionamiento para estudiar el modo de aprendizaje de animales y humanos. Pero hasta muy recientemente no han sido capaces de asomarse al cerebro y contemplar c¨®mo tiene lugar el aprendizaje. Ahora un equipo de investigadores ingleses, sirvi¨¦ndose de las nuevas t¨¦cnicas de resonancia magn¨¦tica funcional, ha ofrecido una clara demostraci¨®n de los procesos neuronales que se ponen en marcha en un simple experimento de condicionamiento pavloviano.
Al igual que los perros de Pavlov, los sujetos del estudio fueron condicionados para asociar un est¨ªmulo neutro (en este caso im¨¢genes abstractas presentadas en una pantalla de ordenador) con comida. Una imagen se emparej¨® con el olor a manteca de cacahuete, insuflado en las narices de los sujetos mediante un tubo. Otra imagen se emparej¨® con el olor a vainilla. Seg¨²n Jay A. Gottfried, miembro del departamento de Neuroimagen del University College London y principal autor del estudio, "los 13 sujetos eran todos voluntarios, j¨®venes, saludables y diestros que llegaron hambrientos y profesaron su gusto tanto por la manteca de cacahuete como por la vainilla, lo cual no es tan f¨¢cil en Inglaterra". Los sujetos, que cre¨ªan que estaban participando en un experimento sobre tareas de aprendizaje inform¨¢tico, fueron condicionados r¨¢pidamente para asociar las im¨¢genes con el olor de los alimentos.
Un estudio muestra qu¨¦ pasa en el cerebro en el aprendizaje de la b¨²squeda de comida
Los sujetos reaccionaban m¨¢s r¨¢pidamente ante las im¨¢genes emparejadas con los olores que ante las otras im¨¢genes que no ten¨ªan asociaciones placenteras. Al mismo tiempo, sus cerebros se pon¨ªan en acci¨®n, con ¨¢reas conocidas por estar relacionadas con la motivaci¨®n y el procesamiento emocional: las am¨ªgdalas, la zona m¨¢s profunda del l¨®bulo temporal, la corteza ¨®rbitofrontal y otras estructuras que se iluminaron en el esc¨¢ner cerebral. Despu¨¦s, los investigadores llevaron su estudio, publicado en la revista Science, un poco m¨¢s all¨¢. Cuando a los sujetos se les proporcionaba un s¨¢ndwich de manteca de cacahuete o un helado de vainilla, seg¨²n descubrieron Gottfried y sus compa?eros, las im¨¢genes asociadas con ese alimento ya no obten¨ªan una respuesta tan fuerte y los circuitos emocionales de los cerebros de los sujetos se relajaban. Pero la imagen asociada con los alimentos que los sujetos no recib¨ªan segu¨ªa provocando una reacci¨®n m¨¢s r¨¢pida y una corriente de actividad qu¨ªmica en las am¨ªgdalas y otras zonas del cerebro. Los psic¨®logos se refieren a esto como "saciedad selectiva". Gottfried lo llama "el fen¨®meno restaurante". "Si vas a Lut¨¨ce y tomas una comida de ocho platos, justo cuando crees que ya no te cabe ni una migaja m¨¢s, traen la carta de los postres y, milagrosamente, te queda sitio para esa tarta de chocolate", dijo. Se llame como se llame, a?adi¨® Gottfried, los efectos reflejan el hecho de que el aprendizaje es una herramienta creada por la evoluci¨®n para la supervivencia y, como tal, es infinitamente inflexible. "Si pensamos en un conejo saltando por un campo de zanahorias", dijo, "puede que llegue a aprender que un mont¨®n de rocas predice ese campo de zanahorias. Pero una vez vaciado el campo, el mont¨®n de piedras ya no seguir¨¢ instigando al conejo".
Los descubrimientos del estudio, a?adi¨®, podr¨ªan, en ¨²ltima instancia, ayudar a comprender a los cient¨ªficos por qu¨¦ las personas con des¨®rdenes alimenticios no se quedan saciadas por los alimentos. Gottfried se?al¨® que los pacientes con lesiones en los l¨®bulos frontal y temporal del cerebro, ¨¢reas que abarcan el circuito relacionado con el hambre y la saciedad, suelen tener problemas de alimentaci¨®n y pueden comer indiscriminadamente o no dejar de comer cuando est¨¢n saciados.
Pero P. Read Montague, profesor de Neurociencias en el Baylor College of Medicine y experto en funciones mentales, dijo que el estudio era sobre todo valioso por mostrar una peque?a parte de lo que tiene lugar dentro del cerebro cuando una rata aprende a salir de un laberinto o cuando un humano aprende a buscar comida. "Esto es lo que los psic¨®logos realmente no pod¨ªan hacer antes", dijo. "Pod¨ªan sentarse y observar el comportamiento, pero no pod¨ªan asomarse a la masa gris mientras lo hac¨ªan".
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