Se enga?¨® al Parlamento en lo referente a Irak
El lunes, el Parlamento retoma su actividad. Eso en s¨ª es una novedad, como lo es la primera sesi¨®n programada para septiembre a la que han sido convocados todos los miembros actuales del Parlamento. Las sesiones de septiembre se incluyeron en el programa de modernizaci¨®n, porque no puede ser sano que el Parlamento desaparezca durante tres largos meses sin dejar ning¨²n foro representativo que pueda llamar al orden a los ministros. Recuerdo que en aquel momento se hizo la advertencia de que todos los a?os se produc¨ªan en nuestra ausencia acontecimientos que el Parlamento deb¨ªa debatir si no quer¨ªa hundirse en la irrelevancia. Admito sin ambages que nunca esper¨¦ que se produjera un acontecimiento tan fascinante y revelador como la investigaci¨®n del juez Hutton.
Lord Hutton ha hecho m¨¢s por la causa de la libertad de informaci¨®n en seis semanas que este Gobierno laborista en seis a?os. Y de paso ha echado abajo el alegato presentado por el Gobierno a favor de la guerra. Algunos analistas han deplorado que la competencia de Hutton se limitara al fallecimiento del Dr. Kelly, pero yo agradezco que, como consecuencia, todos los dem¨¢s podamos sacar nuestras propias conclusiones de todas las dem¨¢s pruebas que ¨¦l ha desenterrado. El n¨²mero 10 de Downing Street no puede decirle al Parlamento la pr¨®xima semana que se siente tranquilamente a esperar los resultados de la investigaci¨®n, cuando todos sabemos que le ha ordenado a lord Hutton que no se pronuncie sobre el alegato presentado a favor de la guerra.
Pero la investigaci¨®n de Hutton ha dado al Parlamento muchas pistas para seguir. ?Por qu¨¦ el primer ministro intent¨® convencer a los parlamentarios de que Sadam era "una amenaza actual y seria", cuando todos sabemos que Tony Blair no pudo convencer a su propio jefe de gabinete, Jonathan Powell, de que Sadam era una amenaza inminente? Incluso Alastair Campbell, el ¨¢lter ego de Tony, parece haber tenido sus dudas. En su diario, el mes en que se public¨® el dossier, pregunta: "?Por qu¨¦ ¨¦sta se ha convertido en una cuesti¨®n tan importante ahora? ?Por qu¨¦ Irak? ?Por qu¨¦ s¨®lo Irak?". Est¨¢ adem¨¢s la revelaci¨®n que se produjo ayer de que los miembros del Estado Mayor de Espionaje de Defensa no aceptaron los argumentos que los ministros de Defensa presentaban al Parlamento. Ahora sabemos que el principal experto en armas qu¨ªmicas consider¨® que el dossier de septiembre era obra en buena parte de "mercaderes de bulos". Asombrosamente, tambi¨¦n hemos descubierto que la fuente supuestamente "fiable" de la alegaci¨®n de los 45 minutos no parec¨ªa saber mucho de lo que hablaba.
El Gobierno ha basado su defensa en la afirmaci¨®n de que todo lo indicado en el dossier de septiembre hab¨ªa sido aprobado por la Comisi¨®n Conjunta de Espionaje. Esa base parece hoy much¨ªsimo m¨¢s endeble, dado que hemos sabido que la Comisi¨®n s¨®lo consigui¨® aprobar el dossier tal y como se public¨® despu¨¦s de rechazar seis p¨¢ginas de cr¨ªticas detalladas sobre el mismo presentadas por oficiales del espionaje.
Tras haber permitido que en una ocasi¨®n lo enga?aran respecto a la amenaza real que supon¨ªa Sadam, el Parlamento no debe ahora permitir que lo enga?en por segunda vez y lo lleven a aceptar el argumento planteado por el Gobierno, seg¨²n el cual la verdadera cuesti¨®n es si una entrevista emitida por la BBC (?a las seis y siete minutos de la ma?ana!) fue un error. Tony Blair le dijo a Hutton que esta entrevista era tan perjudicial que hab¨ªa puesto en tela de juicio "la credibilidad de todo el pa¨ªs". Deseo ser leal a mi primer ministro y he intentado seriamente tragarme esta afirmaci¨®n, pero he descubierto que siempre se me atraganta. Por mis contactos con amigos europeos y ¨¢rabes s¨¦ que lo que ha perjudicado seriamente a la credibilidad de mi pa¨ªs es que su Gobierno iniciara una guerra, en la que han muerto al menos 10.000 personas, bas¨¢ndose en informaciones falsas.
?sa es la verdadera cuesti¨®n. No hay armas de destrucci¨®n masiva. No hab¨ªa contrato de compra de uranio a N¨ªger. Nunca ha habido f¨¢bricas de armas qu¨ªmicas reconstruidas por Sadam. El abismo entre la ret¨®rica anterior a la guerra de Blair y Bush y la realidad que se ha visto sobre el terreno despu¨¦s de la guerra ha resultado ser tan espectacularmente grande que ahora sabemos que los esp¨ªas de ambos lados del Atl¨¢ntico han lanzado una investigaci¨®n para ver hasta qu¨¦ punto los enga?aron los desertores iraqu¨ªes. Privada de su elevado tono moral, la base de la defensa de Tony Blair es que es posible que estuviera equivocado, pero en su momento ¨¦l cre¨ªa que hac¨ªa lo correcto. Pero esto no explica por qu¨¦ cre¨ªa que hac¨ªa lo correcto. La sarta de mensajes electr¨®nicos sacados a la luz por Hutton est¨¢ salpicada de lamentos manifestando que la inteligencia es endeble y las pruebas no son suficientemente convincentes. En un entorno racional y sano, cualquier primer ministro deber¨ªa haberse preguntado si la informaci¨®n secreta podr¨ªa ser enga?osa. Tony Blair no se hizo esa pregunta porque quer¨ªa creer que los servicios de espionaje ten¨ªan raz¨®n.
Y tambi¨¦n quer¨ªan que el resto del Reino Unido creyera en la amenaza. No cabe duda de que es cierto que la Comisi¨®n Conjunta de Espionaje dio su sagrado imprimatur a todo lo que se afirmaba en el dossier, pero tambi¨¦n que los convencieron de que firmaran lo que claramente eran medias verdades. Tonemos la asombrosa afirmaci¨®n de que Sadam ten¨ªa armas de destrucci¨®n masiva dispuestas para ser lanzadas en 45 minutos. Ahora sabemos gracias a Hutton que John Scarlett nunca crey¨® que esta afirmaci¨®n se pudiera aplicar a verdaderas armas de destrucci¨®n masiva, sino a proyectiles de corto alcance y "armas de peque?o calibre". ?sa no es la impresi¨®n que produce el dossier, que fue redactado por personas que sab¨ªan demasiado bien que el Parlamento no votar¨ªa a favor de la guerra por el hecho de que Sadam dispusiera de armas de peque?o calibre dispuestas para su uso en 45 minutos.
Hasta los ministros han dejado de fingir que ahora esperan encontrar verdaderas armas. Por el contrario, se han pasado los dos ¨²ltimos meses rebajando las expectativas y animando a la opini¨®n p¨²blica a aceptar que los indicios de que las pruebas de que exist¨ªan programas para fabricar armas de destrucci¨®n masiva demuestran que el dossier ten¨ªa raz¨®n. Pero ahora Hutton ha bloqueado incluso esta salida. De todas las pruebas embarazosas publicadas por la investigaci¨®n de Hutton, la m¨¢s terrible me ha parecido el descubrimiento de que hasta una semana antes de su publicaci¨®n el t¨ªtulo del dossier era "Los programas de Irak para fabricar armas de destrucci¨®n masiva". La decisi¨®n de quitar la palabra "programas" del t¨ªtulo estaba deliberadamente calculada para fomentar la creencia de que Irak ya dispon¨ªa de estas armas y que, por consiguiente, la amenaza era urgente. Los ministros no pueden pedirle ahora al Parlamento que acepte que una guerra se justificase bas¨¢ndose en pruebas de que exist¨ªan programas, cuando a ellos mismos los han cogido rechazando eso como base sobre la que pedir al Parlamento el voto para declarar la guerra.
Desde que Tony Blair compareci¨® ante Hutton se ha informado a la prensa de que en el congreso del Partido Laborista recortar¨¢ sus prioridades internacionales y se centrar¨¢ en la agenda nacional. Los activistas laboristas recibir¨¢n el cambio con un aplauso de bienvenida. La mayor¨ªa de ellos deploran que se haya perdido un a?o de gobierno como consecuencia de la insistencia del primer ministro en la aventura de Irak. Pero Tony Blair no puede esperar pasar p¨¢gina a todo el triste episodio sin responder a las cuestiones b¨¢sicas que Hutton dejar¨¢ a un lado. ?Por qu¨¦ las declaraciones del Gobierno exageraron la amenaza que supon¨ªa Sadam? ?Por qu¨¦ era tan urgente la necesidad de la invasi¨®n como para que no pudiera esperar a que los inspectores de armamento de Naciones Unidas terminaran su trabajo? ?Y c¨®mo conseguir¨¢ ahora frenar el deterioro de la situaci¨®n de seguridad en el Irak que afirmamos haber liberado?
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