La revoluci¨®n del tedio
?Podr¨ªa esperarse que el aburrimiento se convirtiera en un nuevo motor del progreso? Lars Svendsen, un fil¨®sofo noruego, ha aprovechado el tiempo de su reciente a?o sab¨¢tico para escribir un libro de 250 p¨¢ginas sobre el aburrimiento moderno. Actualmente la obra se ha traducido a varios idiomas y es best seller en algunos pa¨ªses europeos. La idea de divertirse atrae a las multitudes, pero el fen¨®meno del aburrimiento ha interesado especialmente a las ¨¦lites. No en vano Cioran estimaba al aburrimiento como un estado superior del alma, un manjar exclusivo.
Pero ?han cambiado de repente las cosas? La extendida proclama de "divertirse hasta morir" ?ha quedado obsoleta? ?Est¨¢ hoy interesado el capitalismo en nuestros bostezos? Claro que no. Lars Svendsen asocia la proliferaci¨®n de gentes aburridas -especialmente en vacaciones- con la crisis de las sociedades industriales y el malestar de sus ciudadanos. El mundo posmoderno se encuentra saturado de medios, pero desertizado de fines. En consecuencia, ?qu¨¦ hacer?, ?hacia d¨®nde dirigirse ilusionadamente? Aburrirse ha contado con tan mala fama que la gente, en general, se precipita en dejar claro que no se aburre nunca o no tiene tiempo para aburrirse. Sin embargo, el estado de aburrimiento se revela propicio para contactar cuerpo a cuerpo con el mazacote existencial y obtener algunas ense?anzas productivas. Hasta hace poco, el simulacro de despojamiento de lujos, la supuesta inclinaci¨®n a la vida simple, el consumo de alimentos naturales, el gusto por el minimal, indicaba una direcci¨®n tendente a cero. El aburrimiento ser¨ªa ahora el menos que cero de la tendencia. Bajo m¨ªnimos, en el s¨®tano de la distracci¨®n es dif¨ªcil descender m¨¢s y ?qui¨¦n no sospecha que desde este fondo comenzar¨¢ a ascender un in¨¦dito sentido del mundo?
Contra el consumismo, la comida frugal; contra la malas televisi¨®n, el d¨ªa del No a la TV; contra la publicidad, los adbusters; contra la diversi¨®n zafia, la huelga de la distracci¨®n. ?No se estar¨¢, por tanto, convirtiendo el tedio en una fuerza revolucionaria? Cuando la industria general de Hollywood no logre distraernos, no consiga arrancarnos ni una sonrisa, una l¨¢grima o un suspiro ?no estar¨¢ ya gest¨¢ndose la subversi¨®n?
Los revolucionarios sol¨ªan ser gente seria, pero ahora les tocar¨ªa ser aburridos. Les tocar¨ªa ser aburridos y predicar el m¨¢ximo aburrimiento de manera que la sociedad en conjunto fuera conociendo nuevos horizontes a trav¨¦s del bostezo.
No pocos analistas opinan que si el aburrimiento fuera una materia mensurable en la actualidad se estar¨ªa acumulado una cantidad de tedio varias veces superior a la conocida en otras ¨¦pocas. ?Nos acercamos ya a la masa cr¨ªtica? ?Ser¨¢ esta fuerza negativa la que de verdad acent¨²e las contradicciones del sistema en sustituci¨®n de la lucha de clases y de todo aquello? "La vida oscila como un p¨¦ndulo, de derecha a izquierda, desde el sufrimiento al tedio", dec¨ªa Schopenhauer. La oscilaci¨®n de Schopenhauer hacia el aburrimiento se?ala pues a la izquierda y siendo el hartazgo el punto donde apuntalar la revuelta y reunir la energ¨ªa de los desesperados, ?c¨®mo no pensar en los hastiados de la Comunidad de Madrid, los damnificados por los comentarios futbol¨ªsticos de Luis Milla en Digital +, la legi¨®n de veraneantes que regresan mansamente como un fuerte potencial rebelde?
El individuo aburrido pudo antes parecer un tipo decadente, pero hoy se altera la importancia de su valor. Si unas veces su estado pareci¨® equivalente a la nada, en la actualidad su sufrimiento de la vida como un plomo act¨²a como fuerte contrapeso social. Porque si lo que propone el sistema oficial no estimula el ¨¢nimo, el coraz¨®n tender¨¢ hacia otros destinos mejores. Huir¨¢ acaso de ese paraje descolorido en direcci¨®n hacia otros territorios donde gratificarse y ser feliz. As¨ª Lars Svendsen identifica el presente ascenso del aburrimiento con una se?al altamente prometedora hacia el futuro social; el signo crucial de haber alcanzado el m¨¢ximo empacho y, a partir de ¨¦l, ser m¨¢s propensos a vomitar o no tragar.
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