Richard Wagner, a ritmo cubano
El productor germano-americano Ben Lierhouse quiere recrear la m¨²sica de Wagner con m¨²sicos populares de diferentes latitudes. Su primera entrega es Parsifal goes La Habana, donde las partituras wagnerianas renacen en clave de jazz cubano. Est¨¢ a punto de publicarse Tristan meets Isolde in Harlem, en clave de blues, soul y gospel, y acaba de mezclar el tercer cap¨ªtulo, Siegfried's ol¨¦ in Spain: Wagner por peteneras.
Ciento veinte a?os despu¨¦s de su muerte, Richard Wagner sigue siendo una monta?a intimidante, un Everest s¨®lo para iniciados y valientes. Pocos m¨²sicos ajenos a su universo sonoro han intentado escalarlo. La estrepitosa orquesta de Stan Kenton prob¨® en 1964, con el disco Kenton/Wagner. Otro estadounidense, el pianista Uri Caine, lanz¨® Wagner e Venezia en 1997. Pero hasta Caine se mostr¨® reverente: con Wagner, nada de introducir los sonidos de giradiscos y otras modernidades que aparecen en sus lecturas de Mahler o Bach.
Ben Lierhouse tambi¨¦n sab¨ªa que con Wagner no se juega impunemente. El productor germano-americano hab¨ªa llegado a Cuba atra¨ªdo por su potencial musical y se encontr¨® con un para¨ªso destartalado. As¨ª, se empe?¨® en reemplazar los destartalados pianos de teatros y conservatorios que se desintegraban en condiciones tropicales: consigui¨® que Steinway hiciera sustanciales descuentos al Gobierno cubano por la compra de siete de sus mejores instrumentos, aparte de que donara otros tantos pianos y estableciera becas para estudiantes destacados.
En 1999, Lierhouse estaba
en la pausa de una grabaci¨®n con la Sinf¨®nica de Matanzas y la conversaci¨®n deriv¨® hacia Richard Wagner: los m¨²sicos cubanos conoc¨ªan y apreciaban al gigante de Leipzig. Al d¨ªa siguiente, Lierhouse llev¨® una de sus grabaciones wagnerianas favoritas, con la batuta de Barenboim. Estaban escuch¨¢ndola con recogimiento cuando, por sorpresa, un percusionista de visita por el estudio empez¨® a sumar su instrumento a la enlatada masa orquestal. Y encajaba. "Hasta los m¨²sicos cl¨¢sicos cubanos se quedaron asombrados", recuerda Ben.
Hab¨ªa un notable precedente. Ocurri¨® en Santiago de Cuba, "en el tiempo de la colonia", all¨¢ por 1890. El c¨®nsul alem¨¢n ofreci¨® una fiesta en su residencia. El hombre era mel¨®mano, amaba a Wagner -que hab¨ªa muerto en Venecia siete a?os antes- y deleit¨® a la concurrencia santiaguera tocando al piano fragmentos de Tannha¨¹ser. Entre los asistentes, el m¨¢s impresionado fue Sindo Garay, 23 a?os y futuro padre fundador de la trova oriental. A los pocos d¨ªas, Garay se present¨® ante el c¨®nsul con una partitura: hab¨ªa compuesto una pieza bajo el influjo wagneriano, que titul¨® Germania.
Otro asunto era desarrollar aquella misteriosa afinidad. Lierhouse seleccion¨® oberturas, coros y motivos wagnerianos aptos para el mestizaje, pero sab¨ªa que necesitaba como catalizador a un m¨²sico de alto nivel y profundas ra¨ªces antillanas. Hasta que se top¨® con Ram¨®n Valle, pianista cubano afincado en Amsterdam, habitual del circuito del jazz europeo. "Su primera reacci¨®n fue echarse las manos a la cabeza. Luego, tras la escucha de los fragmentos, se le ilumin¨® la cara y dijo que s¨ª, que pod¨ªa intentarse. M¨¢s o menos, lo mismo me ha ocurrido cuando he presentado el proyecto por otras latitudes".
Tras ensayar en Amsterdam, la tropa de Ram¨®n Valle se traslad¨® a Cuba, donde se sumaron numerosos m¨²sicos -especialmente, percusionistas- y vocalistas. En Abdala, el estudio habanero, al repertorio wagneriano le crecieron ap¨¦ndices de bolero, son, danzonete, rumba afrocubana.
La magia de la s¨ªntesis y la infiltraci¨®n: a partir de Tres golpes, de Ignacio Cervantes, se desemboca en El ocaso de los dioses; con igual naturalidad, un tema de Siegfried se metamorfosea en El manisero. Tras las sesiones cubanas, Lierhouse a?adi¨® en Hamburgo primorosos arreglos orquestales.
Parsifal goes La Habana ya sali¨® en Alemania, Austria y otros pa¨ªses de fuerte cultura wagneriana. En todos, Ben ha encontrado la acogida esperada: "Si lees las cr¨ªticas de los compradores de amazon.de, el sentimiento general es 'ya era hora de liberar a Wagner'. Fuera de Alemania, resulta dif¨ªcil de entender la hegemon¨ªa de Wagner: no hay ning¨²n compositor que tenga un entramado semejante de sociedades dedicadas a la defensa de su arte. Pero encuentras c¨ªrculos wagnerianos que parecen sectas, donde hueles incluso el aroma del nazismo aristocr¨¢tico. Deben estar horrorizados de Parsifal goes La Habana -?negros tocando al Maestro!- y no han respondido a mis aproximaciones. Creo que urg¨ªa sacar a Wagner de Bayreuth, permitirle que respirara nuevos aires".
La apuesta del Ben Lierhouse
Project por universalizar Wagner no se detiene en Cuba: est¨¢ a punto de publicarse Tristan meets Isolde in Harlem, donde los intrusos son el blues, el soul y el gospel, con Randy Crawford como invitada vocal. Estos d¨ªas, Lierhouse acaba de mezclar el tercer cap¨ªtulo, Siegfried's ol¨¦ in Spain, que ha sido fuente de sorpresas: "Inicialmente, la idea era aproximar Wagner al flamenco, para lo que contaba con un guitarrista tan excepcional como Gerardo N¨²?ez. Pero, en compa?¨ªa del pianista Pepe Rivero Rodr¨ªguez, vimos que la jota o la mu?eira, m¨²sicas de otras zonas de Espa?a, tambi¨¦n funcionaban. Y se sumaron m¨²sicos como Jerry Gonz¨¢lez o Bobby Mart¨ªnez, que entendieron perfectamente la idea".
Lierhouse ha descubierto en Espa?a una extraordinaria reserva de instrumentistas "a los que no se est¨¢ grabando o se est¨¢ grabando de forma equivocada. Un local como el Caf¨¦ Berl¨ªn, que tantos problemas tiene con las autoridades madrile?as, ser¨ªa un lujo para cualquier ciudad europea. Antes de pasar al cuarto disco wagneriano -puede que se haga en Brasil-, me gustar¨ªa producir unos discos que documenten parte de lo que est¨¢ pasando ahora mismo en Madrid".
Ben Lierhouse Project: Parsifal goes La Habana (Gateway4M) est¨¢ distribuido en Espa?a por Nuevos Medios.
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