Un panorama tentador
Varios pe?ascos en equilibrio forman este arco en el tercero de los Siete Picos y ofrece una ins¨®lita vista del macizo
Es dif¨ªcil saber por qu¨¦, habiendo tantos lugares oscuros y malolientes, se asocian con el Maligno parajes que est¨¢n muy cerca del cielo y que huelen a piorno, a jara y a cantueso. S¨®lo en nuestra sierra, hay una Silla del Diablo (Hoyo de Manzanares), dos Carros del Diablo (Rascafr¨ªa y Manzanares) y una Ventana del Diablo (Cercedilla), mientras que Dios no tiene nada de eso, su Hijo tampoco y la Virgen, s¨®lo una triste covacha en la Pedriza, la del Ave Mar¨ªa.
El excursionista, mientras se acerca en coche a las Dehesas de Cercedilla para atacar el tercero de los Siete Picos, que es donde se abre la tal Ventana, piensa que si el Todopoderoso no posee sillas y ventanas y, en materia de carros, est¨¢ como Manolo Escobar, ser¨¢ porque no los necesita o, lo que es lo mismo, porque los serranos que han bautizado estos montes creen que no los necesita.
El paraje, en contra de su nombre, est¨¢ muy cerca del cielo y huele a jara y a cantueso
Hecha esta l¨²dica reflexi¨®n teol¨®gico-etimol¨®gica, el excursionista se pone a trabajar en serio y a caminar, pues no es otro su trabajo, por la calzada romana que nace a dos pasos del aparcamiento de Majavil¨¢n (1.350 metros), subiendo por la cual se pone a¨²n m¨¢s serio al considerar que, antes de que los romanos trajeran a sus dioses, sin duda hab¨ªa celtas que veneraban en lo alto de estas monta?as a los suyos, entre ellos al cornudo Cernunnos, luego demonizado por los cristianos..., y se dice si no ser¨¢ ¨¦sta la raz¨®n, la vieja y ya olvidada raz¨®n, de que Satan¨¢s est¨¦ tan bien situado en nuestra geograf¨ªa.
A la media hora de andar y de cavilar tan seriamente, deje la calzada para tirar a la derecha por la amplia pista de tierra que se conoce como carretera de la Rep¨²blica y, cinco minutos despu¨¦s, no m¨¢s cruzar el arroyo de la Fuenfr¨ªa, se desv¨ªa a la izquierda por el camino Schmid, una senda marcada con c¨ªrculos amarillos que surca el pinar en fuerte repecho, tan fuerte que, para enga?ar la fatiga, el excursionista decide volar con el recuerdo a otro famoso mirador que Lucifer tiene en los montes de Castilla: el Ventano del Diablo de la sierra de Cuenca, una pe?a hueca y abovedada como un enorme cr¨¢neo, donde, seg¨²n la conseja, Belceb¨² organizaba saraos brujeriles y defenestraba a los curiosos que se acercaban a mirar por sus dos ventanas abiertas al patio vertiginoso del J¨²car.
Tras dos horas de marcha, y despu¨¦s de haberse topado otra vez con la carretera de la Rep¨²blica a la altura de la fuente de Ant¨®n R. Velasco, el excursionista se planta, sin dejar la senda marcada, en el collado Ventoso (1.896 metros). Y viendo esta pradera, de nombre tan rotundo y di¨¢fano como los vientos que la azotan, no puede dejar de lamentar que la Ventana del Diablo no tenga siquiera una pobre leyenda que justifique el suyo y que ¨¦l pueda adornar.
Trepando ahora a manderecha, por la m¨¢xima pendiente, alcanza en media hora m¨¢s el collado entre el segundo y el tercero de los Siete Picos. Y, ya en este ¨²ltimo (2.098 metros), admira, perfectamente enmarcados por la Ventana del Diablo, los picos cuarto, quinto, sexto y s¨¦ptimo, que es el m¨¢s alto (2.138 metros) y pr¨®ximo al puerto de Navacerrada. Es un cuadro de cumbres tentadoras, pero tambi¨¦n de llambrias que el excursionista sabe traicioneras, casi tanto como las promesas que el Diablo le hizo a Cristo: "Le llev¨® a un monte muy alto y, mostr¨¢ndole todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, le dijo: 'Todo esto te dar¨¦ si de hinojos me adorares".
De vuelta en el collado entre el tercer y el segundo pico, el excursionista se descuelga por la vertiente contraria, la que cae al sur, siguiendo una trocha jalonada con hitos y pintarrajos que le lleva a la pradera de Majalasna (tres horas), y de all¨ª, por senda se?alizada con c¨ªrculos amarillos, a la de Navarrulaque (cuatro). Desciende luego por la carretera de la Rep¨²blica hasta avistar el letrero que indica la vereda de Enmedio, y por ¨¦sta baja en media hora m¨¢s al punto de partida sin haber resuelto el enigma de por qu¨¦ le dicen del Diablo a ventana tan divina, como no sea por llevar la contraria.
M¨¢s informaci¨®n, en el valle
- D¨®nde. Cercedilla dista 57 kil¨®metros de Madrid yendo por la carretera de A Coru?a (A-6) y la antigua N-VI hasta Guadarrama, para desviarse a la salida de este pueblo a la derecha por la M-622. Hay trenes de Cercan¨ªas-Renfe (tel¨¦fono 902 24 02 02). Unos metros m¨¢s arriba de la estaci¨®n de Cercedilla, nace la carretera de las Dehesas (M-966), que en poco m¨¢s de tres kil¨®metros lleva hasta el aparcamiento de Majavil¨¢n, punto de partida de esta excursi¨®n.
- Cu¨¢ndo. Esta ruta circular de 11 kil¨®metros y cuatro horas y media de duraci¨®n, con un desnivel de 750 metros y una dificultad media-alta, es ideal para el verano al discurrir a la sombra del pinar.
- Qui¨¦n. El centro de informaci¨®n Valle de la Fuenfr¨ªa (tel¨¦fono 91 852 22 13) dispone de personal y material adecuado -planos, croquis, folletos...- para ayudarnos a realizar este itinerario. Est¨¢ en el kil¨®metro 2 de la carretera de las Dehesas, uno antes de Majavil¨¢n.
- Y qu¨¦ m¨¢s. Cartograf¨ªa: mapa Sierra de Guadarrama, a escala 1:50.000, de La Tienda Verde (Maudes, 23 y 38; tel¨¦fono 91 534 32 57); en su defecto, hoja 18-20 (Cercedilla) del Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito o la equivalente (508) del Instituto Geogr¨¢fico Nacional.
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