Fot¨®grafos contra la indiferencia

Fotografiar lo que nadie quiere ver tiene pocas salidas. El mundo convulso, henchido de crueldad y violencia, que muestran 30 exposiciones y las proyecciones que configuran el Festival Internacional de Fotoperiodismo Visa pour l'Image, que se celebra en Perpi?¨¢n hasta el 14 de septiembre, no ha podido encontrar el camino de la publicaci¨®n en los medios de comunicaci¨®n. Cerca del 90% del material expuesto, en ocasiones de gran calidad, permanece in¨¦dito. Tras estas im¨¢genes, a menudo sobrecogedoras, se dibuja el perfil de un colectivo que se mueve entre el riesgo y la precariedad, dispuesto a dejar constancia de las injusticias. Comprometidos, aventureros, resistentes, justicieros, artistas, algo mesi¨¢nicos o simples desencantados con las opulentas e intrascendentes formas de vida del primer mundo, los fotoperiodistas son en muchas ocasiones los ¨²nicos capaces de iluminar las zonas de sombra del mundo.

Cerca del 90% del material expuesto, a veces de gran calidad, permanece in¨¦dito

"Una foto puede contemplarse durante mucho rato. Pervive. Se instala en el cerebro"

El resultado de su trabajo puede contemplarse en una ardua selecci¨®n que deja en una treintena de exposiciones los 4.000 trabajos presentados. La guerra secreta de Laos, la juventud africana, la vida amenazada de los masai, las matronas del Amazonas o la pervivencia del Ku Klux Klan son algunos de los temas que han llegado a las conmovedoras exposiciones que se ofrecen en nueve salas. Es una buena panor¨¢mica de la cosecha de cada a?o que no puede obtenerse a trav¨¦s de las fotos publicadas.

El reputado fotoperiodista Tino Soriano es uno de los asiduos visitantes del Visa pour l'image, marco en el que en una pasada edici¨®n expuso su trabajo sobre la esclavitud. Tambi¨¦n se cuenta en el grupo de los defensores a ultranza del poder de la fotograf¨ªa frente a la voracidad de la televisi¨®n. "La televisi¨®n ha hecho a la gente insensible al ofrecerle la carnicer¨ªa de una bomba a la hora de comer, pero el torrente de im¨¢genes que siguen hace que se olvide de todo al momento. Una foto puede contemplarse durante mucho rato. Pervive. Se instala en el cerebro. De ah¨ª que en muchos casos exista una gran censura que nos obligue a buscar fotograf¨ªas m¨¢s digeribles", explica.

Jean-Fran?ois Leroy, director del certamen, admite que las reducidas salidas para el trabajo de los fotoperiodistas, que sufren la descarada apuesta de peri¨®dicos y magacines por "las personalidades" en detrimento de "los acontecimientos del mundo", no afectan a la avalancha de entusiastas reporteros que cada a?o acuden a Perpi?¨¢n para colocar sus fotos en alguna de las m¨¢s de 200 agencias mundiales que est¨¢n representadas. Es el importante apartado comercial de la exposici¨®n. Se trata, en gran parte, de j¨®venes imbuidos por el ideal rom¨¢ntico y aventurero del trabajo period¨ªstico que se desplazan a los lugares en conflicto sin remuneraci¨®n, con el apoyo de alguna ONG. Entre los fotoperiodistas se recuerda con iron¨ªa que en Kosovo se dec¨ªa que hab¨ªa m¨¢s fot¨®grafos que refugiados. Soriano opina que la atracci¨®n del fotoperiodismo radica en la posibilidad de "vivir la vida con intensidad y ver mundo", pero tambi¨¦n requiere un s¨®lido compromiso para denunciar la injusticia. Para el autor del libro de fotograf¨ªa Latidos en un hospital, el resultado de 10 a?os de instant¨¢neas en 25 hospitales, la mayor¨ªa de los fot¨®grafos de lugares en conflicto vuelven con un mont¨®n de fotos que ya tiene todo el mundo, aunque excepcionalmente puede detectarse una mirada m¨¢s personal. Entre estos ¨²ltimos se encuentra el mallorqu¨ªn Pep Bonet, de 28 a?os, que este a?o ha recibido, entre otros, el Premio Kodak del Joven Reportero 2003 por una serie de reportajes realizados en Sierra Leona. Bonet, que se siente "m¨¢s fot¨®grafo que periodista" consigue documentar, con instant¨¢neas en blanco y negro, el proceso de reconstrucci¨®n de una naci¨®n repleta de lisiados que, tras 10 a?os de guerra civil, mantiene la esperanza. Un equipo de f¨²tbol de lisiados, un grupo de ni?os ciegos o los presos de una penitenciar¨ªa se han convertido en protagonistas de su proyecto. El fot¨®grafo empez¨® con una ONG y est¨¢ convencido de que si un trabajo tiene calidad, acaba por salir a la luz. "No me interesa la estabilidad laboral, sino trabajar en un proyecto el tiempo que haga falta, aunque dedicar dos a?os a un proyecto en estos tiempos de transmisi¨®n digital sea anticomercial", asegura. Bonet viajar¨¢ pr¨®ximamente a Sierra Leona para completar su proyecto, que conf¨ªa publicar en un libro. Es optimista sobre el futuro del fotoperiodismo, "siempre que los medios de masas se den cuenta de que deben cambiar", advierte.

Visa pour l'image se convierte tambi¨¦n en un foro de debate. "Los heridos y los muertos entre las filas de los fotoperiodistas en todo el mundo demuestran que no hay diferencias entre nuestra precariedad y la de la construcci¨®n o la confecci¨®n", se lamentaba el viernes en un debate un fotoperiodista franc¨¦s, Henri Maler, de la entidad Acrimed (Action-critique-m¨¦dias). Maler se quejaba de la docilidad y la adhesi¨®n a la l¨ªnea editorial de ciertos fot¨®grafos a sueldo de los grandes medios y agencias. "De la precarizaci¨®n y la sumisi¨®n ideol¨®gica no sale m¨¢s que mierda", zanj¨®.