Control en la salida
El curso pol¨ªtico que se acaba de inaugurar encadena cinco procesos electorales en nueve meses. La estrategia de los dos partidos con aspiraciones de gobernar Espa?a est¨¢ ya focalizada en las elecciones generales de marzo, donde debutan dos candidatos: Mariano Rajoy (PP) y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero (PSOE); pero antes pasar¨¢n por las urnas los electores de Madrid, que repiten despu¨¦s de que la Asamblea fuera dinamitada por la escandalosa deserci¨®n de dos diputados socialistas, y Catalu?a, donde ya no estar¨¢ Pujol al frente de los nacionalistas de CiU. Todav¨ªa est¨¢ por decidir si las auton¨®micas de Andaluc¨ªa coinciden o no con las generales, y como cierre de este trepidante calendario aparece el estrambote de las europeas.
El sondeo que hoy publica EL PA?S retrata s¨®lo el estado de la opini¨®n ante la confrontaci¨®n entre Rajoy y Zapatero. Sin duda, ¨¦sta ha sido la semana de gloria del reci¨¦n designado candidato del PP, y as¨ª lo refleja la encuesta. En el camino que va desde hoy hasta marzo habr¨¢ acontecimientos ya previstos, como el debate del plan rupturista de Ibarretxe, y otros m¨¢s azarosos que pondr¨¢n a prueba su preparaci¨®n y que ir¨¢n modificando las expectativas de cada partido. "O no", como dir¨ªa Rajoy.
El nuevo candidato del PP se estrena con un partido recuperado de la crisis que le mantuvo durante el primer semestre del a?o por debajo del PSOE en expectativas de voto. El anterior sondeo, en marzo, coincidi¨® con el peor momento del Gobierno, agobiado por la cat¨¢strofe del Prestige, alineado con Bush y Blair en la guerra de Irak frente a una masiva contestaci¨®n ciudadana, y el mejor de Zapatero, que aparec¨ªa como alguien capaz de traducir en votos el hartazgo con el estilo y los hechos consumados de Aznar. Ahora, con el ¨¦xito de la operaci¨®n sucesoria, estamos en el mejor momento del PP y el peor del PSOE, agobiado por la crisis de Madrid y con dificultades para dar una imagen de cohesi¨®n interna.
As¨ª lo refleja el sondeo. Ha mejorado la percepci¨®n de la situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica y, en consecuencia, mejora la valoraci¨®n de la gesti¨®n del Gobierno y baja la de la oposici¨®n de Zapatero. Es significativo que entre las preocupaciones de los ciudadanos pase del segundo al s¨¦ptimo lugar el tema de la guerra y la paz mundial, lo que evidencia que para la mayor¨ªa de los ciudadanos no es lo mismo la situaci¨®n b¨¦lica propiamente dicha que la gesti¨®n de la posguerra, por desastrosos que sean sus resultados.
La principal inc¨®gnita del momento es si los deseos de cambio que se evidenciaron en la opini¨®n p¨²blica durante el primer trimestre (y que las municipales de mayo matizaron sin desmentir) podr¨¢n ser satisfechas por el nuevo candidato del PP sin necesidad de cambiar de partido gobernante. El sondeo refleja la impresi¨®n de que Rajoy estar¨¢ condicionado por Aznar, a quien personalmente debe la designaci¨®n. Sin embargo, ese sistema de elecci¨®n cuenta con tantos defensores como detractores. En valoraci¨®n personal, la diferencia de Rajoy sobre Zapatero no es grande, pero el primero suscita m¨¢s confianza como gestor: se le considera m¨¢s preparado y con m¨¢s capacidad para crear un equipo de gobierno.
Zapatero conserva su credibilidad en cuestiones que figuran entre las preocupaciones m¨¢s permanentes de los ciudadanos, como la educaci¨®n, la sanidad o, ahora especialmente, el acceso a la vivienda; pero su oponente inspira m¨¢s confianza en todo lo relativo a la econom¨ªa y el empleo, por una parte, y a la seguridad y el terrorismo, por otra. La imagen m¨¢s social del PSOE permanece frente a la m¨¢s econ¨®mica del PP. En las dem¨¢s cuestiones, incluyendo la auton¨®mica, convertida por el PP en eje de su campa?a, no se evidencian diferencias significativas, aunque llama la atenci¨®n que una mayor¨ªa se identifique m¨¢s con la apertura hacia la reforma de los Estatutos defendida por el PSOE que con la negativa cerrada del PP.
Todo ello se ir¨¢ poniendo a prueba en las elecciones auton¨®micas que preceder¨¢n a las legislativas de marzo. En las de Madrid el problema mayor ser¨¢ la abstenci¨®n, cuyo aumento viene perjudicando m¨¢s a la izquierda. El PSOE no ha sido capaz de equilibrar la indignaci¨®n por lo que considera un fraude al electorado con la asunci¨®n de responsabilidades por el hecho de que los ladrones fueran en sus listas.
En las catalanas se juega algo m¨¢s que el nombre del sucesor de Pujol. Para ganar en Espa?a el PSOE necesita vencer al nacionalismo en su propio terreno, pero Zapatero no ha sido capaz de contrarrestar eficazmente la inquietud sembrada por el PP sobre el efecto desestabilizador del discurso de Maragall. Claro, que el PP debe explicar por qu¨¦ prefiere que gane Artur Mas, con un discurso nacionalista mucho m¨¢s radical, al margen de que CiU siga siendo el ¨²nico aliado posible de Rajoy en caso de mayor¨ªa relativa del PP.
As¨ª est¨¢n las cosas: confusas y, por tanto, abiertas.
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