La fragilidad
- LA FRAGILIDAD Y LOS CAN?BALES. Uno de mis programas de tele favoritos es The Osbournes. Lo echan por TV-3. Es un programa de la categor¨ªa le-cuelgas-una-c¨¢mara-a-un-pollo-y-le-das-al-rec. Ozzy Osbourne y su familia se someten a vivir 24 horas al d¨ªa bajo una c¨¢mara. El resultado es un programa fascinante. Pero en la ¨®rbita de GH, OT, Hotel Glam. Es decir, que ignoro cu¨¢l es el poder de fascinaci¨®n de The Osbournes, de GH, OT, Hotel etc¨¦tera. Un dato, empero, puede ser el siguiente: en la entrega de esta temporada de The Osbournes, de pronto, sin previo aviso, a la se?ora Osbourne -esa gamberra, esa analfabeta funcional, esa mam¨¢- se le declara un c¨¢ncer. En los USA, la temporada pasada, arras¨® gracias a ese c¨¢ncer. Lo que explica que esos programas fascinan porque muestran a individuos ante el c¨¢ncer. Es decir, muestran fragilidad. Un nexo extra?o y po¨¦tico une a la se?ora Osbourne, a Pocholo y al espectador de esos mam¨ªferos. El ser mam¨ªferos. La fragilidad.
Las paredes de S¨²ria est¨¢n llenas de carteles de Beth. La gente lleva carteles donde se lee 'Beth'. En la entrada de las tiendas hay una foto de Beth.
- S?RIA FR?GIL. Bueno. Me voy a S¨²ria. Pueblecito del Bages. 5.000 o 6.000 habitantes. Hoy act¨²a Beth, una chica del pueblo. Hace unos meses, Beth particip¨® en un programa de vertido de fragilidad. Se comi¨® el mundo. S¨²ria vio la fragilidad de Beth por la tele y, en ella, algo m¨¢gico y colectivo. Tu pueblo, de hecho, aqu¨ª y en Lima, es el lugar m¨¢s fr¨¢gil del mundo. En el mundo, de hecho, hay superpotencias, pero no superpueblos. Las paredes de S¨²ria est¨¢n llenas de carteles de Beth. Por la calle, la gente lleva carteles en los que se lee la palabra "Beth". En la entrada de los comercios hay una foto de Beth. En la Cr¨®nica de S¨²ria de esta semana -portada: "Avui, tenim la Beth a S¨²ria"-, se lee: "¨¦s dif¨ªcil que es torni a veure aqu¨ª a S¨²ria un espectacle d'aquestes caracter¨ªstiques".
- "UN ESPECTACLE D'AQUESTES CARACTER?STIQUES". Paseo por las calles de S¨²ria. Me presentan al Cantino. El Cantino es el propietario de La Cantina, que va y no es una cantina, sino una librer¨ªa. Me explica que quisieron comprar carpetas de Beth a la empresa que fabrica carpetas de Beth. No se las vend¨ªan, porque no quer¨ªan fabricarlas. La temporada pasada imprimieron la tira de Rosa from Spain y de Chenoa, y se las tuvieron que comer. Las usuarias de carpetas s¨®lo compran carpetas en las que salen t¨ªos cachas-fr¨¢giles. La familia de Beth tuvo que intervenir ante el fabricante. Al final imprimieron la tira. Se venden como polos. Encuentro con el pastelero. Ha fabricado pasteles con la cara de Beth. Lleg¨® a poner en circulaci¨®n unas botellas de cava con el careto de Beth. Pero la productora de Beth, en su lucha contra el top-cava, las ilegaliz¨®. Ahora hace caramelos Beth. Se funden en la boca, como todo el mundo. Para el concierto, no ha sacado ning¨²n pastel fr¨¢gil. "Fa molta calor i no pots treballar la xocolata". Me explica que la gente va en coche por la variant. Ven el cartel de S¨²ria y se meten a conocer el pueblo de Beth. Piden carteles de Beth. Cuando se los dan, igual el de fuera de S¨²ria que el de S¨²ria cruzan una mirada parecida. Asisto a una discusi¨®n entre un matrimonio. ?l, que no ir¨¢ al concierto, afirma que lo de Beth no es arte, porque no compone lo que canta. Ella dice que s¨ª. Y que, en todo caso, da igual, que Beth es de S¨²ria y es algo suyo. Lo cual es una instancia superior al arte. Adem¨¢s, Pau Casals no compon¨ªa lo que interpretaba. Y era un artista. Ch¨²pate esa.
- LA FRAGILIDAD. Campo de f¨²tbol. 5.000 personas de todas las edades que, cuando se reconocen, se dan una colleja y hablan de la vida. Empieza el concierto. Sale a cantar un se?or que se llama Danny. Con dos n e y. Como los cantantes y los postres. Le reciben con un grito colectivo formado por miles de voces infantiles, de personas que tienen un sudor diferente al de los adultos -los ni?os sudan con olor a leche, los adultos con olor a sangre; tu novia huele a sangre y a leche, creo recordar-. Aparece Beth. Muchos m¨¢s gritos y m¨¢s fr¨¢giles. Beth llena el escenario con el aspecto fr¨¢gil de los cantantes OT, cantantes que cuando no duermen est¨¢n cantando, que hacen m¨¢s horas que un rolex, que tienen ojeras. Que van a destajo. O forman parte de un destajo. Comentario de una se?ora: "Pobreta, est¨¤ m¨¦s prima que una xinxeta". El p¨²blico exhibe pancartas fr¨¢giles, hechas con las manos, con cartulinas y con palos, en las que se lee la palabra "Beth". Me voy a tomar un cop¨®n al bar del concierto. No sirven Whisky Pech¨º, la bebida nacional de S¨²ria. Los del bar no son de S¨²ria, pero son una regi¨®n de la fragilidad. Trabajan para una ETT. Cobran, me dicen, 6 euros por hora, o 0,1 c¨¦ntimos por minuto. Concierto. Muchas canciones y parlamentos que hablan de cambios en la vida, del ¨¦xito y de tu pueblo. La ¨²ltima canci¨®n es sobre S¨²ria, Cardona y la Communwealth Bages. Beth llora. Y parte del p¨²blico. La cosa acaba. Jaume Esquius, guionista, natural de S¨²ria, me coge de la oreja y me lleva a Call¨²s, el pueblo de Sol, su novia. Vamos a buscar el pan, que el padre de Sol ahora est¨¢ fabricando. Por el camino me explica que los mineros de S¨²ria se afeitan despu¨¦s del trabajo, para que la piel, al contacto con el salitre, el calor y la humedad de la mina, no les pique. Incluso la piel de un minero es, pues, fr¨¢gil. Me explica que el gran espect¨¢culo que, junto a ¨¦ste, jam¨¢s se ha producido en S¨²ria fue el estreno de Soy Minero, de Antonio Molina. La gente, mineros mayormente, llen¨® el cine en chorrocientos pases. Beth, Antonio Molina, pues, han tocado un punto extra?o de S¨²ria. Igual son la se?ora Osbourne de S¨²ria, tres personas que tal vez hablen de la fragilidad. En el fondo, de vivir en una mina.
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