Si fuera Harry Potter
Despu¨¦s de hacerse aquella extra?a pregunta, Juan Urbano cerr¨® los ojos y esper¨®, como quien pone la oreja sobre las v¨ªas para o¨ªr si se acerca el tren. Pero lo cierto era que la respuesta no llegaba, o al menos le ven¨ªa muy despacio, lo mismo que si subiera hasta su mente en un montacargas m¨¢s lento que la lengua de Ana Palacio. La pregunta era ¨¦sta: ?qu¨¦ har¨ªa yo si tuviese el poder de la magia? ?Qu¨¦ cambiar¨ªa, qu¨¦ har¨ªa desaparecer, a qui¨¦nes transformar¨ªa en qu¨¦ cosa?
Se hab¨ªa hecho esa pregunta despu¨¦s de o¨ªr en la radio que le acababan de otorgar el Premio Pr¨ªncipe de Asturias a la novelista J. K. Rowling, la autora de los libros de Harry Potter. Juan Urbano hab¨ªa le¨ªdo los libros de Harry Potter, como casi todo el mundo, y le gustaban mucho. Naturalmente, no es que pensase que Rowling fuera Charles Dickens, pero le agradaban sus obras y ella le ca¨ªa bien, con su incre¨ªble historia de cuento de hadas: ya saben, todo eso de que era una mujer en paro y en la ruina a la que de pronto, una tarde, se le ocurri¨® escribir las aventuras del ni?o mago y, gracias a eso, se hab¨ªa convertido en una de las personas m¨¢s ricas del mundo, alguien que ganaba, cada a?o, siete veces m¨¢s dinero que la reina de Inglaterra. Pens¨¢ndolo bien, J. K. Rowling no era Dickens, pero podr¨ªa haber sido perfectamente uno de sus personajes.
Al o¨ªr la noticia, Juan Urbano se hab¨ªa alegrado, en parte por J. K. Rowling y en parte porque, hasta ese momento, todo lo que aquella ma?ana hab¨ªa le¨ªdo en los peri¨®dicos o visto en la televisi¨®n era deprimente: espantosos atentados suicidas, jud¨ªos que se hab¨ªan vuelto nazis o la muerte, a los ciento un a?os, de la directora de cine Leni Riefenstahl, que hab¨ªa sido amiga y protegida de Hitler, pero no hab¨ªa sido fascista, o sea, para que nos entendamos, lo mismo que, aqu¨ª en Espa?a, escritores como Cela, Luis Rosales, Panero, Torrente Ballester y tantos otros, en realidad no fueron franquistas, ?no?, sino no s¨¦ sabe qu¨¦. Como dec¨ªa Groucho Marx en una de sus pel¨ªculas, habl¨¢ndole primero a otro personaje y luego a la c¨¢mara: "?Est¨¢ clar¨ªsimo! Que me aspen si lo entiendo".
El caso es que Juan se alegr¨® del Premio Pr¨ªncipe de Asturias a Rowling y luego se puso a pensar en qu¨¦ har¨ªa ¨¦l si fuese Harry Potter. "Por ejemplo, a Madrid", se dijo. "?Qu¨¦ le har¨ªa yo a mi ciudad, para empezar". Se le vinieron a la cabeza, ahora s¨ª, un mont¨®n de ideas, tantas que no era capaz de distinguirlas, ideas que zumbaban como abejas en un panal. Poco a poco las fue poniendo en orden. Cerr¨® los ojos y emprendi¨® su tarea.
Para empezar, a los tr¨¢nsfugas del PSOE, ese reptil de dos cabezas llamado el Tamayos¨¢ez, los transform¨® con su varita en un par de alcornoques. Dos alcornoques oscuros y f¨²nebres en los que no quer¨ªan posarse los p¨¢jaros, ni grabar corazones los novios, ni orinar los perros. Al pasar los a?os, los alcornoques fueron talados y su madera se utiliz¨® para hacer tapas de retrete.
En segundo lugar, Juan Urbano le dio una casa vac¨ªa de las muchas que hab¨ªa en la ciudad a cada persona que la necesitaba y, cuando sobr¨® sitio, transform¨® en bosques todos los edificios construidos por los especuladores en zonas verdes recalificadas. Hab¨ªa que verlo, miles de metros cuadrados de ladrillos hechos pinos, sauces, ¨¢lamos... Un mont¨®n de concejales y constructores de todas las ¨¦pocas y todos los partidos, todos aquellos que no hab¨ªan sido honrados y hab¨ªan destruido la ciudad para construir sus fortunas, se volvieron montones de tierra negra y esos montones fueron mezclados con abono y echados en los nuevos parques y jardines.
Despu¨¦s, Juan toc¨® con su varita el suelo de la Casa de Campo y todas las prostitutas que viv¨ªan all¨ª explotadas por los miserables, tanto por los que las cobraban como por los que las pagaban, aparecieron de pronto en sus casas de Bogot¨¢, Mosc¨², Santo Domingo, Valencia o Bucarest. Todas ten¨ªan un trabajo digno. Sus proxenetas fueron transformados en balletas de fregar.
Juan Urbano abri¨® los ojos. "?Y ustedes?", dijo, volvi¨¦ndose hacia todos nosotros, "?qu¨¦ har¨ªan ustedes si fueran Harry Potter?".
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