El asesinato de la ministra no impide la votaci¨®n sobre el euro en Suecia
La titular de Exteriores era una gran defensora de la moneda ¨²nica
La ministra de Asuntos Exteriores sueca, Anna Lindh, de 46 a?os, muri¨® ayer v¨ªctima de las pu?aladas que un hombre, a¨²n no identificado y que sigue huido, le asest¨® la v¨ªspera en un centro comercial de Estocolmo. A¨²n se ignoran las razones del atentado. Aunque la polic¨ªa y el Gobierno mantuvieron ayer un hermetismo absoluto sobre las investigaciones, s¨ª se supo que el autor del asesinato hab¨ªa seguido a la ministra antes de apu?alarla.
Pese a la conmoci¨®n que sufre Suecia, el Gobierno decidi¨® mantener el refer¨¦ndum del pr¨®ximo domingo sobre el euro para demostrar que los violentos no pueden cambiar la agenda pol¨ªtica. "Nada impedir¨¢ que el pueblo sueco se exprese en las urnas. Nuestro pa¨ªs es conocido por ser abierto y democr¨¢tico. Ella defend¨ªa estos valores", afirm¨® Goran Persson. El primer ministro dijo que nadie pondr¨¢ en peligro la s¨®lida democracia de Suecia y, tras reunirse con los l¨ªderes de todos los partidos, tom¨® la decisi¨®n de seguir adelante con el refer¨¦ndum.
La ministra Lindh, casada y madre de dos hijos, con una vida de ciudadana com¨²n, era una de las propulsoras de la campa?a del s¨ª al euro, una causa que no logra calar en la opini¨®n p¨²blica sueca, a juzgar por las encuestas. Lindh, seg¨²n han destacado numerosos pol¨ªticos en Estocolmo, era una gran l¨ªder socialdem¨®crata llamada a suceder a Goran Persson y a convertirse en la primera jefa de Gobierno del pa¨ªs. La conmoci¨®n fue grande tambi¨¦n en Bruselas y en todas las capitales europeas, asaltadas por la imagen del asesinato de una mujer dedicada a la causa del euro, de la ampliaci¨®n y de los valores europeos.
La ministra muri¨® a las 5.29 de la ma?ana, despu¨¦s de una operaci¨®n de m¨¢s de 10 horas frustrada por las hemorragias. Los ciudadanos ped¨ªan justicia en un pa¨ªs que todav¨ªa no ha superado el asesinato, a¨²n sin resolver, del primer ministro y gran l¨ªder europeo Olof Palme en 1986.
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