Pop 'glocal'
Los art¨ªculos y conferencias del escritor Manuel Rivas, reunidos en 'Mujer en el ba?o', toman la forma de relatos sobre el esp¨ªritu de nuestro tiempo, el de la globalizaci¨®n. Una f¨®rmula que parece herencia de Cunqueiro, en esa alquimia literaria que s¨®lo puede lograrse cuando se es creador de un universo propio y ya reconocible.
A estas columnas encuadernadas de Manuel Rivas le sientan muy bien el paso del tiempo. Le¨ªdas ahora, algunos a?os despu¨¦s de su publicaci¨®n en el peri¨®dico, no s¨®lo logran superar la dif¨ªcil prueba del articulismo de actualidad cuando, un d¨ªa, cambian de formato, generalmente una tumba editorial, sino que imponen otra lectura y a?aden nuevos placeres. Yo hab¨ªa le¨ªdo a su debido tiempo, como viejo adicto a las prosas de Rivas, la mayor parte de estas columnas ahora recogidas en Mujer en el ba?o, pero las hab¨ªa le¨ªdo mal. Recuperadas a destiempo, borradas las referencias urgentes, han cambiado de g¨¦nero, de tono y hasta de calidad literaria. Se han transformado por arte de magia narrativa (gallega) en un estupendo y muy coherente conjunto de relatos sobre el esp¨ªritu del tiempo en el mismo instante del big bang de la globalizaci¨®n.
MUJER EN EL BA?O
Manuel Rivas
Alfaguara. Madrid, 2003
312 p¨¢ginas. 20 euros
Lo m¨¢s curioso e ins¨®lito en Espa?a, y en alguien de su generaci¨®n, es la subterr¨¢nea l¨ªnea de continuidad que conecta estos art¨ªculos metropolitanos con todas las dem¨¢s paradas literarias de la obra ya numerosa del autor. Ya existe un mundo Rivas al margen del medio, g¨¦nero o formato con el que contrabandeen sus prosas y es un mundo reconocible a primera vista. Como pueden ser los casos de Umbral y Vicent, hagan lo que hagan y escriban donde escriban; y como en la anterior generaci¨®n fue el mundo del gran olvidado Cunqueiro, cuyos vol¨²menes de relatos period¨ªsticos (El Env¨¦s, El descanso del camellero, Laberinto y C¨ªa.) ya son pr¨¢cticamente indistinguibles del resto de su enorme literatura, y en este libro de Rivas, por cierto, encuentro la misma f¨®rmula alqu¨ªmica para traficar con los diversos g¨¦neros y las actualidades sin temor del infierno acad¨¦mico.
Manuel Rivas no es un articulista de tendencias ni de costumbres modernas, aunque en sus escritos siempre nos cuenta lo ¨²ltimo que le sucede al globo y a su tierra, y no hay modernidad que se le escape. Tampoco el suyo es un periodismo pol¨ªtico, de opini¨®n partidista o religionaria, a pesar de que Rivas sea uno de los intelectuales, junto a Savater, m¨¢s comprometidos con las cosas que pasan en este pa¨ªs y un militante sin descanso contra el cinismo dominante, ese virus letal. No practica, en fin, un columnismo literato, pelmazo e intransitivamente cultural, tramado y fabricado s¨®lo para amplificar en las articuler¨ªas de la semana su statu quo en las noveler¨ªas de cada dos a?os y pico, uno de los tormentos mid-cult del periodismo espa?ol, pero s¨®lo espa?ol, porque la obra literaria de Rivas es sencillamente transversal: no se mueve por g¨¦neros, por formatos, por medios, por duelos est¨¦ticos o por purezas y espec¨ªficos de laboratorio. Lo de Rivas es otra cosa m¨¢s complicada y estimulante.
Le he o¨ªdo varias veces a Manuel Rivas contar c¨®mo funciona cuando lo hace. Cuando escribe periodismo levanta la nariz de la p¨¢gina y mira alrededor, y cuando escribe ficciones cierra los ojos para ver mejor. Parecen dos actitudes contradictorias pero es una misma operaci¨®n creativa y en este libro, en el magn¨ªfico ensayo que lo abre sobre Mujer en el ba?o, de Lichtenstein, nos da la pista pop de la s¨ªntesis. Como los maestros del pop, hay que levantar la mirada del lienzo para ver la realidad, para enfocar con precisi¨®n las nuevas modernidades del mundo (la sociedad de consumo, la publicidad, la cultura de masas, los superh¨¦roes, los neones, las pantallas, las nuevas m¨¢quinas), pero despu¨¦s hay que cerrar los ojos, y muy firmemente, para disparar la imaginaci¨®n creadora y luego, por ¨²ltimo, contarlo todo sin patetismo y sin que, por Dios, se note el cabreo: coloreando la p¨¢gina de humor.
Parece una operaci¨®n sencilla, mirar y cerrar los ojos, pero este contrabandista de g¨¦neros, este gallego oce¨¢nico que plant¨® cara a la contaminaci¨®n del Atl¨¢ntico pero que al mismo tiempo no duda en incurrir en las contaminaciones de la nueva vanguardia, la que ya no dice su nombre, tiene en este pa¨ªs la exclusiva de esa nueva mirada moderna y nunca c¨ªnica que trabaja con el mismo desparpajo lo local y lo global: s¨®lo moviendo los m¨²sculos interiores de la sonrisa atl¨¢ntica. El bendito pop glocal que tanta falta nos hace.
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