Howard Dean, un presidente de izquierdas
Nadie puede negarle m¨¦rito a Howard Dean, un m¨¦dico de 54 a?os que, contra todo pron¨®stico, encabeza las preferencias de las bases dem¨®cratas en los Estados (Iowa y New Hampshire) donde se inicia la carrera para la nominaci¨®n del partido a la presidencia de Estados Unidos. Que un pol¨ªtico hasta ahora sin proyecci¨®n nacional, gobernador durante 12 a?os de uno de los Estados m¨¢s peque?os (24.000 kil¨®metros cuadrados) y menos poblados (610.000 habitantes) de la Uni¨®n, como Vermont, haya logrado en pocos meses colocarse por delante de figuras tan relevantes en la escena pol¨ªtica de Washington como el ex candidato a la vicepresidencia y senador Joe Lieberman, el tambi¨¦n senador y h¨¦roe de Vietnam John Kerry y el ex jefe de la minor¨ªa dem¨®crata en la C¨¢mara de Representantes y congresista Dick Gephart, demuestra la fibra pol¨ªtica y la capacidad de liderazgo exhibidas por Dean en esta campa?a para las primarias presidenciales, que arranc¨® el primero de septiembre, D¨ªa del Trabajo.
Dean pretende repetir los ¨¦xitos de Clinton y Carter, gobernadores como ¨¦l, y tambi¨¦n desconocidos nacionalmente cuando anunciaron sus candidaturas
El influyente Democratic Leadership Council acaba de advertir que el Partido Dem¨®crata "se encaminar¨¢ hacia la derrota" si vira hacia la izquierda
Lo malo para las aspiraciones presidenciales de Dean es que, seg¨²n una encuesta reciente, s¨®lo el 33% del electorado estadounidense se declara dem¨®crata
Pero con ser noticia su ascensi¨®n al primer puesto del escalaf¨®n, lo m¨¢s extraordinario es que Dean ha realizado su recorrido a lomos de un programa populista y agresivo, de contenido claramente liberal (l¨¦ase socialdem¨®crata), que ha sacudido hasta sus cimientos el establishment dem¨®crata, que recuerda con horror las debacles sufridas por el partido en las dos ocasiones anteriores que intentaron conquistar la Casa Blanca con un programa radical medido en par¨¢metros estadounidenses. George McGovern, que s¨®lo gan¨® en uno de los 50 Estados frente a Richard Nixon en 1972, y Walter Mondale, que fue aplastado por Ronald Reagan en 1984, son dos experimentos que los pol¨ªticos dem¨®cratas veteranos no desear¨ªan repetir.
Dean pretende repetir los ¨¦xitos de dos dem¨®cratas como ¨¦l, Bill Clinton y Jimmy Carter, gobernadores como ¨¦l y tambi¨¦n desconocidos nacionalmente cuando anunciaron sus candidaturas a la nominaci¨®n presidencial. Como ellos, intenta aprovecharse de la innata desconfianza del ciudadano estadounidense hacia el poder central y se presenta como un pol¨ªtico sin ataduras a los grupos de presi¨®n y lobbies de Washington, que nunca ha desempe?ado un cargo en la capital federal.
Y para acentuar sus diferencias con sus compa?eros de partido veteranos de Washington que compiten por la nominaci¨®n y a quienes se identifica con una u otra corriente pol¨ªtica, Dean repite una y otra vez en sus m¨ªtines una frase que populariz¨® el fallecido senador por Minnesota Paul Wellstone, uno de los pol¨ªticos con m¨¢s fama de izquierdistas en el pa¨ªs: "Yo represento el ala dem¨®crata del Partido Dem¨®crata".
Inmisericorde con Bush
Sus ataques inmisericordes a George Bush, centrados en la guerra de Irak, las reducciones de impuestos y el d¨¦ficit galopante, se alternan con andanadas de fondo contra sus competidores, principalmente aquellos que votaron a favor de la intervenci¨®n iraqu¨ª -Gephart, Lieberman, Kerry y el senador por Carolina del Sur John Edwards-, a quienes acusa de ser m¨¢s o menos una versi¨®n light de Bush, responsable, seg¨²n el, de "la debacle dem¨®crata de 2002". No es de extra?ar, pues, que los sectores centristas del partido hayan dado la voz de alarma y se dispongan a intentar parar a Dean por todos los medios.
El influyente Democratic Leadership Council (Consejo para el Liderazgo Dem¨®crata) acaba de advertir en su reuni¨®n anual, celebrada el pasado mes de agosto, que el Partido Dem¨®crata "se encaminar¨¢ hacia la derrota" si vira hacia la izquierda y abandona las pol¨ªticas centristas que dieron la victoria a Clinton, uno de los fundadores del DLC, en 1992. El actual presidente de la organizaci¨®n y senador por Indiana, Evan Bayh, afirm¨® durante la reuni¨®n que "la actual Administraci¨®n [de Bush] est¨¢ dirigida por la extrema derecha". "El Partido Dem¨®crata corre el peligro de ser dominado por la extrema izquierda [sic]", a?adi¨®.
Por su parte, Al From, fundador y director ejecutivo del DLC e ¨ªntimo de Clinton, manifest¨®, en clara referencia a Dean: "Algunos en nuestro partido quieren hacernos regresar a la era preclintoniana y se niegan a aprender las lecciones que se derivan del ¨¦xito del presidente Clinton". Y el senador Lieberman, que, por su participaci¨®n en las elecciones de 2002 como candidato a vicepresidente con Al Gore, es el dem¨®crata m¨¢s conocido a escala nacional, manifest¨® el pasado mes en el National Press Club de Washington que una eventual nominaci¨®n de Dean llevar¨ªa a los dem¨®cratas "durante mucho tiempo a la soledad pol¨ªtica". "Creo que su designaci¨®n ser¨ªa un billete a ninguna parte".
Dean intenta rentabilizar en su campa?a la irritaci¨®n que las pol¨ªticas ultraconservadoras de la Administraci¨®n republicana causan en una parte de los votantes dem¨®cratas tradicionales, principalmente entre las ¨¦lites intelectuales y profesionales de los Estados del noreste. Este grupo de dem¨®cratas todav¨ªa no ha digerido lo que califican de "robo" de la elecci¨®n a Gore en 2000, ni perdona a Bush sus pol¨ªticas regresivas dom¨¦sticas, desde el medio ambiente hasta la defensa de los derechos civiles y el nombramiento como fiscal general del ultraconservador John Ashcroft, pasando por el recorte de impuestos y la guerra de Irak.
El aspirante ha captado esa crispaci¨®n en parte de sus bases y, ayudado por la ca¨®tica situaci¨®n en Bagdad y el fracaso en el descubrimiento de armas de destrucci¨®n masiva, machaca diariamente a Bush, a quien acusa de haber descuidado la guerra contra el terrorismo para meter al pa¨ªs en una intervenci¨®n militar a su juicio injustificada. Al mismo tiempo promete, ante la desesperaci¨®n de los aspirantes centristas a la nominaci¨®n con esca?o en las C¨¢maras, que, si es elegido presidente, derogar¨¢ los dos recortes fiscales aprobados por el Congreso a propuesta de la Casa Blanca.
Lo malo para las aspiraciones presidenciales del ex gobernador es que, seg¨²n una encuesta reciente del DLC, s¨®lo el 33% del electorado estadounidense se declara dem¨®crata -el porcentaje m¨¢s bajo desde los a?os treinta-, y que de ese 33%, s¨®lo el 35% se declara liberal, en contraste con el 63% de los votantes republicanos, que no dudan en declararse conservadores. Si Dean consiguiera la nominaci¨®n dem¨®crata, la realidad del pa¨ªs le obligar¨ªa a centrar su discurso pol¨ªtico. Y esa realidad indica que sin el apoyo de lo que se conoce como "la Am¨¦rica suburbana", compuesta por familias de clase media con hijos, es imposible acceder a la presidencia. Y, a d¨ªa de hoy, los republicanos superan a los dem¨®cratas en 20 puntos en ese sector clave del electorado.
Corredor de fondo
Dean ha llegado donde pocos cre¨ªan que llegar¨ªa cuando el pasado enero abandon¨® su cargo de gobernador para aspirar a la nominaci¨®n dem¨®crata. Ha conseguido entusiasmar a los idealistas liberales de su partido en varios Estados de Nueva Inglaterra e inquietar a sus adversarios. Pero para muchos observadores, su llegada a la cima se ha producido demasiado pronto. Prueba de las dudas que su actuaci¨®n provoca en importantes sectores tradicionalmente dem¨®cratas es que, por ejemplo, la poderosa federaci¨®n sindical AFL-CIO, que en circunstancias normales hubiera anunciado ya su apoyo a una candidatura, todav¨ªa no se ha pronunciado a favor de ning¨²n aspirante.
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