Los m¨¢s listos tambi¨¦n se equivocan
A estas alturas, no le conviene ni a EE UU ni a casi nadie en el mundo tal fracaso. Pero el ¨¦xito, en la medida que pueda haberlo, pasa de nuevo por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, no como panacea sino como condici¨®n necesaria para recuperar el control internacional sobre el proceso pol¨ªtico y acelerarlo. Un "sobresalto" pide el ministro franc¨¦s de Asuntos Exteriores, Dominique de Villepin, para evitar el peligro mayor que supondr¨ªa "la desmovilizaci¨®n y desesperaci¨®n" de los iraqu¨ªes. No le falta raz¨®n.
El vicepresidente Cheney y algunos de sus ac¨®litos neoconservadores, con esa mezcla de arrogancia, osad¨ªa y brillantez tan neocon, pretend¨ªa nada menos que "volver a dibujar el mapa de Oriente Pr¨®ximo". Ahora, Bush pide ayuda militar y econ¨®mica al resto del mundo frente a un problema que ha creado con su invasi¨®n: Irak se ha convertido, efectivamente, en un nuevo campo de batalla del terrorismo, como hab¨ªan pronosticado Sadam Husein y los servicios brit¨¢nicos, pues ahora resulta que Blair lo anticipaba, y, por tanto, contra el terrorismo. ?Profec¨ªa inducida m¨¢s que autocumplida? Ahora, Bush ve la situaci¨®n como un revival de la "teor¨ªa del domin¨®", s¨®lo que remplazando la contenci¨®n del comunismo por "la guerra contra el terrorismo" islamista.
Bush pretende volver a la ONU, ?hasta el fondo o es un repliegue t¨¢ctico? Bush pide m¨¢s soldados -de otros pa¨ªses-, aunque en su discurso del pasado lunes vino a reconocer que no sab¨ªa a lo que se enfrentaba en Irak: no sabe cu¨¢l o c¨®mo es el enemigo, o los enemigos; no conoce la naturaleza del insurgente. Probablemente sean resistentes y grupos terroristas diversos. La l¨ªnea de separaci¨®n entre unos y otros puede ser tenue, pero suele existir. Y son algunos de los propios iraqu¨ªes satisfechos con la ca¨ªda del r¨¦gimen los primeros en criticar la estrategia de EE UU: para forzar una victoria militar r¨¢pida (frente a un enemigo muy inferior), los estrategas estadounidenses buscaron el derrumbe del Estado de Sadam Husein, y desmantelaron su Ej¨¦rcito, su polic¨ªa y su partido. Se facilit¨® as¨ª la entrada (que comenz¨® antes de la guerra) de voluntarios de diversa ¨ªndole (de 25 pa¨ªses, seg¨²n Blair) para luchar contra EE UU y desestabilizar a¨²n m¨¢s Irak. Las estimaciones del n¨²mero de estos extranjeros var¨ªan entre cientos y millares.
Aunque parece carecer de estrategia de salida (?es una forma de forzar la permanencia?), Bush ha entendido que estos movimientos quieren echar a EE UU del pa¨ªs. Irak se ha convertido en el centro de gravedad de una nueva lucha. El frente central sigue siendo el territorio de EE UU, y el psicol¨®gico, como en Vietnam, las mentes, la opini¨®n p¨²blica estadounidense que crecientemente se est¨¢ distanciando de su comandante en jefe, ante los errores, el aislamiento de la superpotencia y el goteo de muertos y de heridos. Por eso, y para no movilizar a m¨¢s de sus soldados, necesita a la ONU. Veremos c¨®mo se comporta Francia en este trecho. Parece dispuesta a recorrer el camino si es hasta un final onusiano. Pese a las diferencias ?tiene, as¨ª, Chirac en su mano la llave de la reelecci¨®n de Bush?
aortega@elpais.es
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