El ex general Clark se lanza a la carrera por la Casa Blanca
El antiguo jefe de la OTAN es el d¨¦cimo aspirante a las primarias de los dem¨®cratas
Ya hay 10 dem¨®cratas en la pelea por representar al partido en las elecciones presidenciales de noviembre de 2004. Wesley Clark, el general de cuatro estrellas ahora retirado que estuvo al frente del mando aliado de la OTAN en la guerra de Kosovo, anunciar¨¢ hoy en Arkansas su intenci¨®n de ser presidente de EE UU. Clark, de 58 a?os, lleva meses amagando con la decisi¨®n, y ayer sus colaboradores m¨¢s estrechos dijeron que la ha tomado.
?Qu¨¦ aporta el militar sure?o a la competici¨®n? Por lo pronto, m¨¢s incertidumbre para el campo dem¨®crata, que tiene muchos candidatos, la mayor¨ªa casi desconocidos para la opini¨®n p¨²blica. En la lucha por la conquista del reconocimiento, la ventaja para Clark es obvia: un excelente expediente militar -n¨²mero uno en West Point, medallas en Vietnam, experiencia de la OTAN y de la guerra multilateral de Kosovo de 1999- en un momento en el que ha calado p¨²blicamente el mal manejo de la crisis de Irak por parte del presidente Bush y de su equipo.
Muy cr¨ªtico con Bush
Clark ha sido desde el principio muy cr¨ªtico con Bush: no le convencieron las justificaciones para lanzarse a la guerra, no le ha parecido bien el unilateralismo agresivo de esta Administraci¨®n y las consecuencias en la relaci¨®n con importantes aliados europeos de EE UU y, por ¨²ltimo, no ahorra comentarios sobre la ausencia de planeamiento en la posguerra.
Su tal¨®n de Aquiles es la falta de experiencia pol¨ªtica -nunca se ha presentado a nada, nunca ha tenido un cargo- y de definici¨®n sobre los grandes asuntos de la econom¨ªa y de los problemas de la sociedad estadounidense. Para tratar de construir una imagen que salve provisionalmente esa inc¨®gnita, sus amigos -que llevan meses poniendo en pie comit¨¦s de apoyo y que aseguran haber recogido ya un mill¨®n de d¨®lares- usan y abusan de la figura y del balance hist¨®rico del presidente Eisenhower.
Por ahora, y a salvo de una sorpresa de ¨²ltima hora, Clark ha valorado pros y contras, ha consultado con pol¨ªticos del partido, con l¨ªderes sindicales -que a¨²n no se han pronunciado por ninguno de los aspirantes- y con empresarios, y el resultado de esos contactos ser¨¢ el anuncio de hoy. Para contrarrestar la falta de equipo, otro grave problema en la larga y costosa carrera que hay por delante, Clark ha reunido en Little Rock -el trampol¨ªn pol¨ªtico de Bill Clinton, nacido en Arkansas, como el general- un peque?o estado mayor de asesores, buena parte de ellos procedentes de los equipos de Clinton y del anterior candidato dem¨®crata Al Gore. Su portavoz, Mark Fabiani, lo era de Gore, igual que Ron Klain, estratega de la campa?a presidencial de 2000, y Bruce Lindsay, antiguo asesor de la Casa Blanca.
A pesar de esto y de que Clinton ha dicho en p¨²blico que Clark deb¨ªa dar el paso al frente en la pol¨ªtica, ni el presidente ni el vicepresidente deber¨ªan tomar partido por ninguno de los 10 aspirantes en la fase de las primarias. Pero no es ning¨²n secreto que Clinton estar¨ªa encantado del lanzamiento de Clark, su paisano y antiguo colaborador. La popularidad del ex presidente sigue siendo muy alta, igual que su capacidad para recaudar fondos: conocimiento y dinero son dos factores imprescindibles -aunque no suficientes- para abordar con alguna garant¨ªa la marcha hacia la Casa Blanca.
Son dos problemas que tiene el senador por Carolina del Norte John Edwards, que ayer anunci¨® su candidatura y prometi¨® "defender al norteamericano medio". Edwards, de 50 a?os, tiene los aires y las pol¨ªticas de Clinton, pero poco m¨¢s, por ahora. Del resto de los aspirantes, dos resultar¨ªan especialmente afectados por la candidatura de Wesley Clark: el senador John Kerry, una de cuyas banderas es el pasado militar en Vietnam, y Howard Dean, el hombre que encandila a las bases dem¨®cratas, pero que podr¨ªa ser visto como demasiado marginal y leve en pol¨ªtica exterior. Dean, el mejor situado hasta ahora, ha mantenido cuatro encuentros recientes con Clark; a nadie se le escapa que, de no culminar con ¨¦xito el calvario de las primarias, el ex general ser¨ªa un magn¨ªfico candidato a la vicepresidencia.
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