Noticia bomba
Con Franco los espa?oles viv¨ªamos todos en una casa cuartel, pues para el caudillo general¨ªsimo la organizaci¨®n social m¨¢s perfecta era la cuartelera, regida por la disciplina castrense, estrechamente codificada y reglamentada hasta el detalle m¨¢s chusco, sin lugar para la espontaneidad o la imaginaci¨®n. La Espa?a de Franco era un pa¨ªs castrense y castrado, el patio de un enorme cuartel con treinta millones de reclutas. S¨®lo faltaba poner en cada paso de frontera la cartela con el "Todo por la Patria" para avisar a los incautos viajeros en qu¨¦ clase de naci¨®n estaban entrando.
En Madrid, ciudad capital¨ªsima, y sus alrededores se multiplicaban los cuarteles y los acuartelamientos y los militares sin graduaci¨®n que estaban por todas partes, conservaron durante mucho tiempo el privilegio de acceder gratuitamente a los espect¨¢culos p¨²blicos siempre que fueran correctamente uniformados. La moda del pa¨ªs ven¨ªa en tonos, caqui militar, negro luto y gris rat¨®n, uniformes y sotanas poblaban las calles de la ciudad y eran frecuentes los besamanos sacerdotales y los saludos castrenses a cada vuelta de la esquina de tal forma que resultaba imposible abstraerse y olvidarse siquiera un minuto de que viv¨ªamos en un pa¨ªs cat¨®lico y militarizado, una excepci¨®n totalitaria que avergonzaba a Europa y generaba terribles complejos de inferioridad a los espa?olitos que sal¨ªan al extranjero.
Tras la muerte del d¨¦spota y el desmantelamiento de su r¨¦gimen, el pa¨ªs se fue desmilitarizando, los objetores empezaron a objetar y las pintadas de "Vivan los quintos del..." dejaron su sitio a las proclamas de insumisi¨®n. Los insumisos siguieron frecuentando las c¨¢rceles durante alg¨²n tiempo, pero los quintos de las ¨²ltimas hornadas ya no celebraban con tanto entusiasmo et¨ªlico su llamada a filas. En Madrid, los cuarteles se fueron quedando vac¨ªos, desaparecieron los centros de instrucci¨®n y reclutamiento y los inmensos acuartelamientos y dependencias del Ej¨¦rcito en la zona de Campamento se convirtieron en inquietantes pol¨ªgonos fantasma erizados de garitas y alambradas. Los tiburones de la especulaci¨®n inmobiliaria empezaban a babear ante la tajada que m¨¢s pronto o m¨¢s tarde iba caer en sus manos, mientras los vecinos de los barrios cercanos a los grandes edificios militares comenzaban a preocuparse por la que les ven¨ªa encima. Este verano, sin ir m¨¢s lejos, un vecino de Alcorc¨®n, atrapado en un atasco de la carretera de Extremadura tuvo una visi¨®n futurista y apocal¨ªptica: los cuarteles deshabitados de la zona hab¨ªan dado paso a grandes torrres y compactos edificios de viviendas que adem¨¢s por su aspecto no parec¨ªan muy sociales. El nuevo barrio nacido sobre los patri¨®ticos solares de los cuarteles vomitaba a diario miles y miles de veh¨ªculos sobre las congestionadas autopistas cercanas y para solucionar el aparcamiento las autoridades estaban planeando la construcci¨®n de un enorme aparcamiento subterr¨¢neo bajo la Casa de Campo de la que se cortar¨ªan todos los ¨¢rboles que estuvieran enfermos, casi todos, pues el arbolado de la Casa de Campo ser¨ªa ya por esa ¨¦poca uno de los m¨¢s estresados del mundo. El Apocalipsis so?ado por este urban¨ªcola, llegar¨¢ pero con cuentagotas, hoy cambiamos un cuartel por dos helic¨®pteros de combate y ma?ana pignoramos un regimiento de caballer¨ªa y nos compramos un submarino tambi¨¦n de combate, poco a poco para que nadie se alarme y para que el mercado inmobiliario no termine por explotarnos de golpe en las narices. Nadie sabe, debe ser secreto militar, para qu¨¦ necesita el Ej¨¦rcito espa?ol tener submarinos de combate, si los ¨²ltimos que ten¨ªamos se fueron al desguace sin haber disparado un solo torpedo en una guerra de verdad. Un d¨ªa de ¨¦stos nos explicar¨¢n que los submarinos de combate son util¨ªsimos para misiones de paz subacu¨¢ticas, aunque para casos como el del Prestige tengamos que seguir alquilando batiscafos por ah¨ª fuera.
Aunque sea de efecto retardado, la mayor arma de destrucci¨®n masiva que posee el Ministerio de Defensa en estos momentos es esa enorme bomba inmobiliaria que de ser liberada producir¨ªa devastadores efectos en el mercado de inmuebles sin producir ning¨²n beneficio social, todo a precio libre, que hoy el mercado de armamento tambi¨¦n est¨¢ por las nubes.
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