Michavila

En un estudio realizado por el Consejo General del Poder Judicial se destaca que la Justicia como servicio a los ciudadanos ha pasado del aprobado raspado en 2001 -5,44- al suspenso en 2003 -4,90-. Su an¨¢lisis no conduce al optimismo. El Estado de Derecho es menos Estado de Derecho cuando su Administraci¨®n de Justicia suspende. Su suspenso nos hace estar inseguros. Es lo que pensamos los ciudadanos. Es lo que afirma el Consejo. Un pensamiento y unas afirmaciones que no tienen visos de cambiar con este Gobierno. Las palabras y, con ellas, las mentiras y las manipulaciones de este ministro, como han manifestado el presidente de la Junta y la consejera de Justicia, no dejan margen al error.

No se puede decir, como ha dicho Michavila, que la responsabilidad de este descenso recae sobre esta comunidad aut¨®noma. No es verdad. En el an¨¢lisis del Consejo se concluye que las comunidades en las que el ciudadano est¨¢ mejor atendido son Andaluc¨ªa y Navarra. Unos datos que, si no son los que cabe esperar de una Administraci¨®n como es la de Justicia, son los que son. Y de estos datos resulta que los andaluces son los que menos peor servicio tienen. El ministro tiene que conocerlos y no deber¨ªa alterarlos.

En cierta ocasi¨®n Mussolini dijo que "mantendr¨ªa el Parlamento mientras fuera d¨®cil". Su legitimidad le importaba un pimiento. Berlusconi, que lo tiene como referente, ha dicho de los jueces "que est¨¢n locos". Los jueces -los locos entre comillas- se han quitado sus togas como protesta. Con estos amigos y con estos vecinos, am¨¦n de tanta mentira para justificar la guerra contra el pueblo de Irak y de la docilidad con Bush por parte de Aznar, puede que el ministro quiera hacerse con ambas cualidades. Puede que entienda que es la forma de gobernar y de agradar.

Claro que tambi¨¦n puede ser que Andaluc¨ªa sea una obsesi¨®n enfermiza para algunos pol¨ªticos del PP. Pueden pensar que se puede ganar el Gobierno de esta comunidad con mentiras y con manipulaciones.Sin embargo, tambi¨¦n es m¨¢s posible que, al igual que los jueces en Italia, la docilidad y la mentira dejen de servir, de ayudar a quienes quieren gobernar de esta forma y los ciudadanos les demos la espalda. ?Ya est¨¢ bien de armas de destrucci¨®n masiva que no existen m¨¢s que en mentes enfermizas, y de mentiras sobre los andaluces?