La sonda 'Galileo' se suicida ma?ana en J¨²piter
La nave espacial se zambulle en el planeta gigante culminando ocho a?os de exploraci¨®n en el entorno joviano
En la novela 2010 Odisea dos, de Arthur Clarke, el protagonista Heywood Floyd recibe un misterioso mensaje a bordo de la nave Descubrimiento en ¨®rbita de J¨²piter: "Todos esos mundos son vuestros, excepto Europa. No intent¨¦is descender en ¨¦l"
. Con la ¨²ltima maniobra de la sonda cient¨ªfica Galileo precipit¨¢ndose ma?ana en el planeta gigante del Sistema Solar, la NASA parece obedecer ese enigm¨¢tico mandato, ya que se trata precisamente de evitar as¨ª que la Galileo, exhausta de combustible, acabase estrell¨¢ndose contra Europa y contaminase ese mundo con microorganismos terrestres. La agencia espacial estadounidense envi¨® hace un tiempo a su nave ¨®rdenes de cambio de trayectoria y la encamin¨® hacia la zambullida suicida en J¨²piter. Ser¨¢ ma?ana a las 21.50 hora peninsular. La nave, no tripulada, no soportar¨¢ las altas temperaturas y presiones y se destruir¨¢.
A lo largo de sus ocho a?os de trabajo en el entorno del planeta gigante del Sistema Solar tomando datos de ¨¦l as¨ª como de sus lunas, la Galileo ha enviado 30 gigabytes de datos, incluidas unas 14.000 fotograf¨ªas. La misi¨®n en J¨²piter iba a durar dos a?os, pero pese a los problemas t¨¦cnicos que ha sufrido la nave, el inter¨¦s de la informaci¨®n proporcionada oblig¨® a la NASA a aprobar tres pr¨®rrogas hasta cumplir casi ocho.
"Ha sido una misi¨®n fabulosa para la ciencia planetaria, y cuesta verla llegar al final", ha comentado Claudia Alexander, jefa del programa Galileo en el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA, en Pasadena (California). Las colosales tormentas de J¨²piter (el enorme cuerpo que acapara dos tercios de toda la masa planetaria del Sistema Solar), el campo magn¨¦tico de la luna Gan¨ªmedes, el recuento de los volcanes de Io o las im¨¢genes que sugieren que en Europa hay un oc¨¦ano de agua l¨ªquida bajo la superficie helada, son algunas de las aportaciones esenciales a la explotaci¨®n planetaria que se ha apuntado esta nave.
En su llegada a J¨²piter a finales de 1995, la Galileo solt¨® una sonda de descenso sobre el planeta gaseoso, un artefacto cargado de instrumentos cient¨ªficos que cay¨® frenada por paraca¨ªdas y tom¨® datos -durante 58 minutos- de las temperaturas, las presiones, las nubes y las condiciones meteorol¨®gicas locales. Ma?ana, la nave, exhausta, poco podr¨¢ hacer en su ca¨ªda mucho m¨¢s veloz, pero los responsables esperan que pueda transmitir algunos datos durante su ¨²ltimo trayecto.
"Despu¨¦s de haber recorrido m¨¢s de 4.600 millones de kil¨®metros y de haber sido nuestros ojos y o¨ªdos alrededor de J¨²piter, mantenemos los dedos cruzados para que incluso en su hora final la Galileo nos d¨¦ nueva informaci¨®n sobre el entorno joviano", ha dicho Alexander.
La sonda espacial parti¨® en 1989 a bordo del transbordador Atlantis y tard¨® seis a?os en llegar a su destino tras pasar una vez cerca de Venus y dos de la Tierra tomando impulso gravitatorio y encaminarse hacia el planeta gigante. En el momento de la zambullida en J¨²piter, Galileo habr¨¢ recorrido 4.631.778.000 kil¨®metros.
El proyecto llev¨® 12 a?os de planificaci¨®n y desarrollo antes de estar lista la nave para el despegue. Es una de las ¨²ltimas misiones al viejo estilo de la NASA; muy costosas, muy completas en equipamiento cient¨ªfico y lentas de dise?ar y construir. En la d¨¦cada siguiente a su lanzamiento, cuando Galileo estaba ya de viaje hacia J¨²piter, se impuso en la NASA la nueva estrategia de M¨¢s r¨¢pido, mejor y m¨¢s barato en las misiones cient¨ªficas.
Galileo pesa tres toneladas y lleva una docena instrumentos cient¨ªficos con c¨¢maras,magnet¨®metros, espectr¨®metros y varios dispositivos de an¨¢lisis. Se ocupan de la misi¨®n unas 300 personas.
La nave ha tenido una historia accidentada incluso antes de salir al espacio, con el lanzamiento retrasado tres a?os debido al desastre del Challenger que dej¨® en Tierra a los otros transbordadores.
Al poco de ponerse en camino, los responsables notaron que la antena principal de la sonda, con forma de paraguas, no se hab¨ªa desplegado completamente tras el lanzamiento y esto ha dificultando enormemente la transmisi¨®n de datos cient¨ªficos a la Tierra. Despu¨¦s se produjeron da?os en varios dispositivos electr¨®nicos de a bordo debido al efecto de los cinturones de radiaci¨®n de J¨²piter. Pese a todo, los expertos del JPL fueron solventando los problemas con ingeniosas alternativas y la misi¨®n ha resultado muy productiva.
La Galileo ha consumido desde que parti¨® 925 kilos de propelente y ahora est¨¢ exhausta. Sin combustible, la nave no puede apuntar su antena hacia la Tierra para transmitir datos y recibir instrucciones, ni tampoco puede variar su trayectoria, por lo que ser¨ªa imposible controlarla. Por ello hace unos meses se le enviaron ¨®rdenes para que tomara una trayectoria que la conduce hacia el suicidio en J¨²piter ma?ana, evitando el impacto contra el sat¨¦lite Europa que se producir¨ªa de haber seguido su antiguo rumbo. Esa luna joviana es uno de los mundos predilectos de los cient¨ªficos que sue?an con alguna forma de vida extraterrestre fuera de nuestro planeta. Tambi¨¦n lo es para Arthur Clarke.
Las lunas de Galilei
La Galileo ha sido el primer artefacto en colocarse en ¨®rbita de J¨²piter y el primero en lanzar una sonda cient¨ªfica hacia su atm¨®sfera, recuerdan, a trav¨¦s de la Royal Astronomical Society, los cient¨ªficos brit¨¢nicos participantes en la misi¨®n. La cosecha cient¨ªfica de la misi¨®n ha sido abundante.
La Gran Mancha Roja, un colosal sistema tormentoso que podr¨ªa tragarse tres tierras tal es su tama?o, es el rasgo m¨¢s destacado de J¨²piter. Pero los cient¨ªficos han podido estudiar todo el planeta con la Galileo. As¨ª han analizado, por ejemplo, las cuatro capas nubosas que forman la superficie visible.
La nave ha explorado adem¨¢s el entorno de J¨²piter, con sus 16 lunas, centr¨¢ndose en las cuatro que descubri¨® Galileo Galilei en 1610: Io es el cuerpo volc¨¢nico m¨¢s activo del Sistema Solar; la mayor parte de la superficie de Europa, llena de cr¨¢teres, parece ser un oc¨¦ano cubierto por una capa helada; en Ganimedes, la mayor luna del sistema solar, la Galileo ha mostrado la existencia de campo magn¨¦tico; Calisto ha sorprendido a los cient¨ªficos porque bajo su superficie, muy marcada de cr¨¢teres, tambi¨¦n puede haber un oc¨¦ano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.