Una "an¨¦cdota" en la carrera del bi¨®logo Sabater Pi
Hace pocos d¨ªas Jordi Sabater Pi se acerc¨® al zoo de Barcelona a dibujar por ¨²ltima vez a Copito de Nieve. Observ¨® que la herida del pecho hab¨ªa empeorado y sinti¨® pena por el anciano gorila. En la mente del cient¨ªfico catal¨¢n se agolpan estos d¨ªas recuerdos de la primera vez que tuvo en sus brazos el entonces peque?o primate que trajo a Barcelona en 1966.
Con el tiempo, Sabater Pi se ha encari?ado con el animal al que cur¨® cuando se lo llevaron malherido al centro de Adaptaci¨®n y Experimentaci¨®n Zool¨®gica de Ikunde, en plena selva guineana
, en el que trabajaba. Regate¨®, como obligaba la tradici¨®n, y lo compr¨® por 15.000 pesetas cuando apenas contaba tres a?os de edad. Pese a considerarlo "una an¨¦cdota" en su carrera de bi¨®logo, el cient¨ªfico le reprocha que a veces ha eclipsado sus valiosos descubrimientos sobre los primates, fruto de los 30 a?os que vivi¨® en ?frica.
Sabater Pi se pregunta qu¨¦ habr¨¢ sido de aquel bosque frondoso de unos 100 kil¨®metros de extensi¨®n donde el cazador Benito Ma?e encontr¨® al gorila blanco pegado al lomo del cad¨¢ver de su madre. Ni un solo d¨ªa deja de rememorar el olor de la selva guineana, "como de hojas cortadas", que siempre le result¨® muy agradable. Tampoco le abandona el peculiar sonido de fondo "del canto profundo de las t¨®rtolas" que le acompa?aba fuera a donde fuera y que a¨²n hoy le emociona evocar.
El cient¨ªfico cree que el gorila albino es un ejemplar ¨²nico e irrepetible, aunque en su poder guarda como oro en pa?o fotograf¨ªas de otros primates con manchas blancas.
Los excelentes dibujos del bi¨®logo muestran los cambios que ha ido experimentando el gorila m¨¢s popular del mundo y muy probablemente el mejor cuidado. Dibujar constituye una de las pasiones de Sabater Pi y practica esta actividad desde ni?o. En su tiempo, los bi¨®logos deb¨ªan dibujar bien. "Si dibujas, observas; si observas, conoces; si conoces, quieres, y si quieres, acabas protegiendo aquello que dibujas", se?ala Sabater Pi.
Pero el cari?o que sin duda le profesa no impide al bi¨®logo reconocer que Copito no destaca precisamente por su inteligencia. Cuenta que mientras era el jefe de conservaci¨®n del departamento de zoolog¨ªa del zoo de Barcelona hicieron al primate un test de inteligencia y dio p¨¦simos resultados. De ah¨ª que su descubridor considere "poco interesante, porque no se ajusta a la realidad", el libro que protagoniza el gorila blanco, publicado recientemente, en el que se le presenta como un fil¨®sofo. "Querer hacerlo filosofar es querer tocar campanas", apostilla el cient¨ªfico.
El color de su pelaje lo ha hecho c¨¦lebre en todo el mundo y ha contribuido a proyectar la imagen de Barcelona. Jordi Sabater explica que en el aeropuerto de Tokio se asocia a Barcelona con las obras m¨¢s celebres del arquitecto Antoni Gaud¨ª y con el gorila blanco. Para el bi¨®logo catal¨¢n, no hay duda de que el genial arquitecto, el Bar?a y Copito son los mejores embajadores con que cuenta la capital catalana para darse a conocer por el mundo. Pese a la fama de que goza el singular gorila, el hombre que lo traslad¨® a Barcelona intuyendo desde el primer momento su tremendo potencial simb¨®lico opina que se ha utilizado poco para promover campa?as a favor de preservar la especie a la que pertenece. Le preocupa que apenas queden 400 gorilas de monta?a (los de mayor tama?o), lo que en el plazo de 30 o 40 a?os puede llevar, seg¨²n advierte Sabater Pi, a su desaparici¨®n.
Mientras avanza la met¨¢stasis del c¨¢ncer de piel que sufre el anciano gorila, de 38 o 40 a?os (equivalente a unos 80 de los humanos), millares de barceloneses que han crecido vi¨¦ndole reinar en el zoo se aproximan estos d¨ªas a su habit¨¢culo para despedirse de ¨¦l o para constatar que afronta con calma el fin de su apacible vida.
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