La utilidad de un Plan Vivienda
La Comunidad Valenciana absorbe algo m¨¢s del 12% del parque de viviendas espa?ol, pese a que su poblaci¨®n no llega al 10% del conjunto nacional. Ello significa que, comparativamente con otras CC AA, goza de mayor densidad de viviendas. Esta circunstancia viene explicada fundamentalmente por la numerosa cuant¨ªa del stock de viviendas secundarias (casi 20% del total nacional) y desocupadas (14% del parque estatal) que pueblan la geograf¨ªa valenciana. Ambas tipolog¨ªas de vivienda se encuentran estrechamente asociadas a la especializaci¨®n tur¨ªstica que caracteriza hoy a la Comunidad Valenciana y muy singularmente a sus municipios costeros, donde se concentra la mayor parte del contingente de viviendas secundarias registradas. De tal modo que un apresurado vistazo al panorama de la vivienda puede inducir a interpretaciones err¨®neas, pues nuestra Comunidad contin¨²a todav¨ªa encontr¨¢ndose obligada a propiciar el acceso a una vivienda a los colectivos menos privilegiados econ¨®micamente.
En consecuencia, a pesar de las macrocifras tan elocuentes que perfilan el ¨¢mbito valenciano de la vivienda, la realidad es que un bien tan esencial para la ciudadan¨ªa en su conjunto no siempre resulta factible. Ante esta realidad, la intervenci¨®n de los poderes p¨²blicos se convierte en una obligaci¨®n ineludible que debe permitir que se cumpla con un mandato recogido en nuestra Constituci¨®n: "El derecho de todos los ciudadanos a una vivienda digna". Si bien es imprescindible reconocer la persistencia de dificultades para que ese derecho constitucional sea gen¨¦ricamente alcanzable, sobre todo entre determinados grupos de la sociedad: j¨®venes que desean emanciparse, inmigrantes o familias monoparentales.
Adem¨¢s, la intervenci¨®n p¨²blica enfocada a facilitar el acceso a la vivienda conlleva a su vez la regulaci¨®n del suelo urbano donde edificar ¨¦stas, de acuerdo al inter¨¦s general. As¨ª se limita la especulaci¨®n del suelo y se garantiza el aprovechamiento por parte de la sociedad en su conjunto de las plusval¨ªas generadas por la acci¨®n urban¨ªstica. Al mismo tiempo, la vivienda adquiere protagonismo per se dado su car¨¢cter de bien b¨¢sico capaz de favorecer la cohesi¨®n social, configurando el paisaje de nuestras ciudades a partir de un uso racional del territorio. De id¨¦ntica forma la vivienda es susceptible de adaptarse progresivamente a las necesidades de los usuarios en un entorno constantemente cambiante, donde los ciudadanos se benefician de la capacidad de adaptaci¨®n de un bien que genera empleo y a su vez dinamiza la econom¨ªa merced a los efectos inducidos en otras actividades relacionadas con la construcci¨®n. Sin olvidar su papel de factor de inversi¨®n.
Todo lo anterior justifica ampliamente la oportunidad de la pol¨ªtica de vivienda, que por un lado a¨²ne distintas pol¨ªticas sectoriales de orden social, econ¨®mico, urban¨ªstico, territorial y medioambiental, y por otro lado se enra¨ªce en un prisma de sostenibilidad, de modo que nuestras ciudades mantengan las fortalezas que desde sus respectivas g¨¦nesis las han hecho evolucionar hasta el d¨ªa de hoy con reconocible atractivo. Dentro de la pol¨ªtica de vivienda se encuadran los planes de vivienda, como referentes para articular las siempre complejas y estrat¨¦gicas decisiones que hacen viable la modernizaci¨®n y el progreso de la sociedad desde la vertiente de la dotaci¨®n de hogares. Pero el reto pr¨ªstino de un Plan de Vivienda es lograr armonizar y equilibrar los desajustes en la dotaci¨®n de viviendas que inevitablemente se producen en las ciudades, por lo que todo Plan lo que verdaderamente debe conseguir es llegar a los ciudadanos m¨¢s necesitados, para lo cual es esencial el compromiso de las diferentes administraciones (local, central y auton¨®mica) y una misma direcci¨®n en los esfuerzos presupuestarios programados.
Con objeto de alcanzar el mayor nivel de ¨¦xito en un Plan de Vivienda, conviene activar toda una bater¨ªa de modalidades de actuaciones protegibles, v¨ªa ayudas a fondo perdido, bonificaci¨®n en el tipo de inter¨¦s aplicable a un pr¨¦stamo hipotecario y ayudas a la entrada para la compra de una vivienda. Sin desatender la rehabilitaci¨®n de viviendas en zonas degradadas o n¨²cleos urbanos de inter¨¦s preferente y la promoci¨®n de viviendas para alquiler.
Por otra parte, un Plan de Vivienda siempre adquiere protagonismo con independencia de la coyuntura por la que est¨¦ atravesando en ese instante el mercado de la construcci¨®n. Pues si es cierto que cuando la econom¨ªa marcha a ritmos crecientes las viviendas sujetas a protecci¨®n disminuyen su presencia, tal como ha acontecido en el pasado m¨¢s reciente en que el montante principal de la demanda se ha dirigido hacia viviendas de renta libre, no debe olvidarse que nunca deja de existir una bolsa de solicitantes de viviendas protegidas. Bolsa que aumenta en los periodos de enfriamiento econ¨®mico, adquiriendo entonces la vivienda protegida y los Planes que la regulan un simbolismo especial. En cualquier caso un Plan de Vivienda no deja de ocupar un lugar destacado en la regulaci¨®n del mercado residencial, con la finalidad de ordenar el espacio ocupado por viviendas protegidas y libres, y evitar as¨ª la proliferaci¨®n de barrios marginales.
Conviene subrayar que un Plan de Vivienda pretende alcanzar unos objetivos b¨¢sicos que subyacen a la pol¨ªtica de vivienda de todo gobierno escrupuloso con la realidad social. En ese sentido cualquier Plan de Vivienda procura: a) Facilitar una vivienda digna a quien m¨¢s lo necesita; b) ayudar a quienes opten por la adquisici¨®n de una vivienda usada como f¨®rmula alternativa de acceso y animar a su vez la oferta de viviendas bajo ese r¨¦gimen; c) fomentar la modernizaci¨®n del parque de viviendas mediante actuaciones de rehabilitaci¨®n, tanto de viviendas como de edificios, bien sean antiguos o que se encuentren afectados de alguna patolog¨ªa estructural (por ejemplo, "aluminosis"), evitando de ese modo el despoblamiento de zonas antiguas en las ciudades, al tiempo que se logra la puesta en valor del patrimonio residencial; d) incentivar la generaci¨®n de suelo y las promociones en el ¨¢mbito rural, reduciendo con ello la sangr¨ªa de la emigraci¨®n de muchos pueblos del interior.
En definitiva, un Plan de Vivienda es capaz de aglutinar la masa cr¨ªtica necesaria para acometer las iniciativas que corresponda con objeto de adaptarse a las circunstancias espec¨ªficas de un territorio, dando as¨ª respuesta a las familias con menores ingresos, a las que acceden por vez primera a la propiedad de una vivienda, a las que disfrutan de una vivienda necesitada de rehabilitaci¨®n, a los j¨®venes y familias numerosas, a los mayores, minusv¨¢lidos, inmigrantes y a los inquilinos de viviendas cuya renta familiar sea reducida. Fruto adicional de todo Plan es tambi¨¦n conseguir un equilibrio territorial, ya que los municipios costeros han experimentado un crecimiento progresivo en las ¨²ltimas d¨¦cadas en detrimento de un interior que ahora se divisa como lugar de gran potencial en cuanto a sus posibilidades de dar cobijo a nuevas formas de especializaci¨®n econ¨®mica, tanto para actividades industriales como de servicios, sin perder su ancestral raz¨®n de ser vinculada a la explotaci¨®n agraria.
Vicente M. Monfort es profesor de la Jaume I.
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