"Amo a mi hijo sin condiciones hasta el d¨ªa en que me muera"
La puerta se abri¨® apenas un palmo, lo justo para dejar un antebrazo que cuelga en un santiam¨¦n una sencilla hoja de papel en la puerta del n¨²mero 23 de Mulkern Road, Holloway, norte de Londres. Es la casa de Tony Bromwich, un hombre que en 1986 estrangul¨® a cinco mujeres hasta hacerlas perder el conocimiento y que puede ser el brit¨¢nico detenido en M¨¢laga.
En esa hoja de papel, la madre de Tony Bromwich le declara su amor para siempre, haga lo que haga. Harta del asedio de un pu?ado de periodistas ante la puerta de su casa, Lynda Bromwich escribi¨® un mensaje para que la dejaran en paz. "Quiero decir lo siguiente", escribe. "Amo a mi hijo sin condiciones, hasta el d¨ªa en que me muera. No me creo nada de lo se ha estado escribiendo, conozco muy bien las mentiras que se han dicho. Nunca dir¨¦ ni una sola palabra m¨¢s a la prensa. Lynda Bromwich".
Lynda no ha tenido una vida f¨¢cil. Su hijo Tony ha pasado muchos a?os en la c¨¢rcel y quiz¨¢ pase muchos m¨¢s. Su hija es heroin¨®mana y ha dejado al cuidado de la abuela a sus dos cr¨ªos, de 10 y 11 a?os. Lynda ya no vive con el padre de sus hijos. Su compa?ero sali¨® ayer por la ma?ana del portal para subirse a su viejo coche, aparcado enfrente. No quiso hablar, m¨¢s all¨¢ de decir que ella har¨ªa una breve declaraci¨®n. Volvi¨® un buen rato despu¨¦s, acompa?ado por dos j¨®venes guardaespaldas en un peque?o utilitario que hab¨ªa salido poco antes de un complejo de viviendas de protecci¨®n oficial, muy cerca de la casa de los Bromwich.
Dicen los vecinos que en ese otro bloque, en Buxton Road, justo en la esquina, viv¨ªa Celia, la joven chilena a la que Tony Bromwich dej¨® embarazada de su ¨²nica hija, Charlotte, con la que dicen que viaj¨® a Espa?a en 1997 convertido ya en Tony Alexander King. Los vecinos de Lynda Bromwich apenas quieren hablar. "Lo ¨²nico que puedo decir es que son una pareja estupenda", acierta a decir una mujer.
Es un barrio humilde, pero la casa de los Bromwich tiene su encanto. Es una t¨ªpica construcci¨®n victoriana con planta baja y un piso, con un jard¨ªn en la parte trasera.
Enfrente, casi todo son casas modestas, complejos de viviendas de protecci¨®n oficial que acogen a una poblaci¨®n que se queda perpleja al saber de las acusaciones que pesan sobre el hijo de Lynda.
Un vecino dice que vio a Tony hace apenas tres semanas. Una joven vecina no sabe muy bien de qui¨¦n le est¨¢n hablando. "Ah, s¨ª, un hombre grande y fuerte", recuerda por fin. "Hace mucho tiempo que no le veo. Siempre estaba metido en casa. S¨®lo sal¨ªa para coger el coche, un coche grande, un jeep", explica. "?Y dicen que ha matado a dos chicas en Espa?a? ?Qu¨¦ horror!", acierta a decir.
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