Los esc¨¢ndalos de Vladimiro Montesinos y una amable visi¨®n en bicicleta de Brasil
Presentaci¨®n de 'Ojos que no ven', de F. Lombardi, y 'O caminho das nuvens', de V. Amorim
Un nuevo testimonio de cine pol¨ªtico, Ojos que no ven, del peruano Francisco Lombardi, sobre los esc¨¢ndalos de la exhibici¨®n p¨²blica de los llamados vladiv¨ªdeos, las pruebas audiovisuales de la corrupci¨®n impuesta por el todopoderoso Vladimiro Montesinos, el Rasputin de Fujimori, y una amable y n¨®mada comedia brasile?a, O caminho das nuvens, completaron la s¨¦ptima jornada de un festival internacional de cine que, hasta la fecha, ha conocido m¨¢s la pena que la gloria en lo que se refiere a la calidad media de su selecci¨®n de los filmes a concurso.
Con la proyecci¨®n de Ojos que no ven, del peruano Francisco Lombardi, y O caminho das nuvens (El camino de las nubes), del brasile?o Vicente Amorim, la secci¨®n oficial del certamen donostiarra se adentr¨® en territorios latinoamericanos, un continente que cuenta con una nutrida presencia puesto que, adem¨¢s de los filmes citados, se exhiben en la secci¨®n Horizontes Latinos una serie de pel¨ªculas in¨¦ditas en el mercado espa?ol producidas total o parcialmente en Am¨¦rica Latina. Esta secci¨®n cuenta con un jurado internacional que decidir¨¢ la concesi¨®n del Premio Horizontes, dotado con 18.000 euros.
Ojos que no ven, del ya veterano realizador peruano Francisco Lombardi, sit¨²a su historia coral en el Per¨² de los esc¨¢ndalos del sombr¨ªo y todopoderoso hombre-fuerte del r¨¦gimen de Fujimori, Vladimiro Montesinos. Los llamados vladiv¨ªdeos, los documentos audiovisuales que el asesor presidencial hab¨ªa grabado a una buena parte de la clase dirigente peruana -civil y militar-, cuando recib¨ªan en su despacho importantes cantidades de d¨®lares para facilitar determinados favores al equipo presidencial, fueron el principio del fin de Fujimori y Montesinos. Lombardi narra con notable habilidad el ambiente social y pol¨ªtico del a?o 2000 a trav¨¦s de seis historias personales que, en ocasiones, se entrecruzan. El tono narrativo elegido le permite alternar distintos ambientes, desde los medios de comunicaci¨®n a los servicios secretos, las organizaciones paramilitares, los entresijos de la justicia o la ingenuidad de quienes creyeron en la virtud de las ideas por encima de la corrupci¨®n de quienes deber¨ªan aplicarlas. Ciento cincuenta minutos en los que existe un deliberado alejamiento de las actitudes simplistas y maniqueas. El realizador y su guionista optan por mostrar los problemas colectivos desde la perspectiva individual de quienes, al fin y al cabo, conforman lo que llamamos sociedad. Ojos que no ven, en definitiva, entronca con un cine pol¨ªtico inteligente y, probablemente, mucho m¨¢s eficaz que los grandes alegatos doctrinarios.
O caminho das nuvens, primer largometraje del brasile?o Vicente Amorim, es una road-movie amable, relativamente esperanzadora y en la que se cuenta la larga marcha de un camionero en paro y su numerosa familia (mujer y cinco hijos) en busca de su particular El Dorado -R¨ªo de Janeiro-. Afortunadamente para el espectador, Amorim decidi¨® no mostrar en tiempo real los 3.000 kil¨®metros que recorren, desde Para¨ªba, en el noreste de Brasil, hasta la capital tur¨ªstica, porque, adem¨¢s, los recorren en bicicleta. Una nueva ocasi¨®n para manifestar nuestro agradecimiento al uso de la elipsis en el lenguaje cinematogr¨¢fico.
El realizador procede del campo de la publicidad -como Alan Parker, Ridley Scott y tantos otros-, detalle del curr¨ªculo que no duda en demostrarlo en algunas secuencias d¨¢ndoles un ritmo sincopado y vertiginoso, como corresponde a un g¨¦nero en el que cada segundo vale su peso en oro. El filme, ligero, intrascendente e incluso simp¨¢tico en ocasiones, encaja perfectamente con el aut¨¦ntico protagonista invisible: el cantante y compositor Roberto Carlos, del que la familia interpreta varias canciones en su largo peregrinaje a pedales.
Una nueva visi¨®n de las cloacas del Estado y un canto a la vuelta ciclista amateur a Brasil completaron la s¨¦ptima jornada de un festival de cine que, todo hay que decirlo, conoci¨® mejores ¨¦pocas en la calidad de su secci¨®n a concurso.
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