Vitamina K
Nozal cede menos de un minuto a Heras en una subida en la que el Kelme intent¨® el ataque definitivo
Lleg¨® Vicente Belda y le dio su cotidiana raci¨®n de vitamina K a la Vuelta. K de Kelme y no de Kafka, evidentemente, aunque a ?scar Sevilla le sonaran a kafkianas algunas de las decisiones estrat¨¦gicas que el combativo director de su equipo tom¨® en los 30 kil¨®metros, en la hora y cuarto de ascensi¨®n a Sierra Nevada, el ¨²ltimo gran puerto de la Vuelta, donde Isidro Nozal resisti¨® el necesario ataque de Heras, donde el iBanesto.com lanz¨® su ¨²ltima gran ofensiva -con los previsibles y magros resultados de las anteriores-, donde F¨¦lix C¨¢rdenas logr¨® al fin el premio a la constancia y donde por un momento la Vuelta oli¨® a ciclismo del grande. S¨®lo un momento.
Faltaban 29 kil¨®metros para la cima, para la llegada a los 2.510 metros de la estaci¨®n de esqu¨ª, all¨ª donde el ox¨ªgeno no tiene presi¨®n para penetrar en los cuerpos y donde respirar cuesta a los que van andando, tanto m¨¢s a los que pedalean, dej¨¢ndose la vida en ello, en busca de su sue?o. El US Postal se hab¨ªa suicidado ya -al estilo Tour, donde Armstrong es el capataz, hab¨ªan acelerado tanto la cuesti¨®n desde la primera cuesta que al poco Landis hac¨ªa mutis por el foro y Beltr¨¢n hac¨ªa como que reventaba, aunque se guard¨® algunas fuerzas para conservar su cuarto puesto en la general-, Heras estaba aislado y el ONCE-Eroski, el equipo que defend¨ªa, el conjunto del Nozal que hab¨ªa comenzado la jornada con cuatro minutos de ventaja, era mayoritario. Entonces surgi¨® Sevilla, el factor K, el ¨²nico factor desestabilizante en aquel momento, y se llev¨® consigo a Heras. Tembl¨® el mundo. Una alianza entre el mejor escalador del mundo, o eso dicen de Heras, y el jovial Sevilla, el albacete?o que en los ¨²ltimos d¨ªas ha recuperado la moral, las fuerzas y el ansia -recuerden: tiene 27 a?os y a¨²n no ha ganado una etapa de la Vuelta o alguna grande-, ser¨ªa el pacto inesperado, la ¨²nica jugada que podr¨ªa romper el enroque del ONCE-Eroski. Lo intentaron una vez y otra. Y Sevilla gui?aba un ojo, como siempre hace, cuando tiene una idea feliz. "Para m¨ª la etapa y para ti la general", y a ver qui¨¦n nos para. Les par¨® Belda.
Se hab¨ªan ido unos metros y la el ONCE era ligera desbandada -Rodr¨ªguez de aqu¨ª para all¨¢, Igor intentando respirar hondo, Serrano recuperando la calma, Nozal solo- cuando a Sevilla le zumb¨® el o¨ªdo. Fue tan fuerte el grito de Belda por el auricular -"?ad¨®nde vas con Heras?"- que Sevilla se lo tuvo que quitar para evitar quedarse sordo. No entend¨ªa nada y as¨ª se lo dijo a Belda, quien le mand¨® calmarse y bajar a hablar con Valverde. Porque Belda, que pese a sus gestos, sus voces, sus exhibiciones, entiende de ciclismo, hab¨ªa comprendido varias cosas al instante. Uno: que Heras no era Heras, que el bejarano no era el Heras de sus grandes tiempos y que m¨¢s que colaborar iba a aprovecharse del trabajo de Sevilla, el que so?aba con ganar la etapa. Segundo: que Valverde tambi¨¦n contaba, que su mejor corredor en la Vuelta pod¨ªa intentar alcanzar el podio y que hab¨ªa que trabajar con eso en la mente. Tercero: que Sierra Nevada, pese a su longitud y por su suave pendiente, es el puerto ideal para una estrategia defensiva, y que el ONCE-Eroski acabar¨ªa reorganiz¨¢ndose, y que contar¨ªa con la ayuda de otros despendolados. Y hasta Heras lo dijo: "El ONCE estaba muy fuerte, no habr¨ªamos abierto hueco".
As¨ª que, kafkiano o no, caliente o no, guerrillero o no, Belda sigui¨® con su estrategia acelerada. Movi¨® a todo el equipo, lanz¨® a peones por todas partes, al Guti, a Tauler, movi¨® alfiles y tambi¨¦n la reina, Valverde. Y combinadas sus acciones con las reacciones y los movimientos del Banesto, de los Osa, de Piepoli y de Mercado, y la habilidades contables de C¨¢rdenas, su inteligencia para manejar situaciones confusas combinando un par de variables, organizaron un peque?o caos -Sevilla y Valverde tirando de la mejor escapada, por ejemplo, con C¨¢rdenas a rueda- del que emergi¨® n¨ªtido Heras con su necesario ataque a cinco kil¨®metros y m¨¢s claro a¨²n Nozal, quien conducido con suavidad por Serrano, supo mostrar que hab¨ªa aprendido lo suficiente del sufrimiento de la Pandera para saber que si sub¨ªa a su ritmo, diesel y fuerte, Heras nunca le har¨ªa pasar miedo.
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