Vivir con lo justo

Mar¨ªa ?ngeles Gim¨¦nez, de 38 a?os, y sus dos hijos, de cuatro y tres, cambiaron hace a?o y medio un barrac¨®n en un poblado chabolista por una vivienda de 45 metros cedida por el Instituto Valenciano de Vivienda en las Casitas Rosas, uno de los principales centros de menudeo de droga de Valencia. Su principal sustento eran los 349,57 euros de la Prestaci¨®n Econ¨®mica Reglada (PER), una ayuda que destina Bienestar Social para personas sin recursos y que dej¨® de cobrar sin previo aviso despu¨¦s de junio. En julio la consejer¨ªa comenz¨® a cerrar el grifo de esta subvenci¨®n por falta de presupuesto. La falta de fondos ha dejado sin estas ayudas a unas 600 familias.

Mar¨ªa ?ngeles cuenta su caso de espaldas a la estanter¨ªa del peque?o sal¨®n de su casa. Sobre su cuello se descuelga su hija, que durante un buen rato no despega los p¨¢rpados ni mueve el chupete que tiene entre sus labios. "Es el antibi¨®tico", aclara su madre, "est¨¢ enferma". En el cuarto hay un sof¨¢ de dos plazas, una mesa camilla sin vestir, y tres sillas de madera, adem¨¢s de los peque?os peluches, fotos sin enmarcar, un juego de tazas desparejado y una peque?a televisi¨®n que ocupan los estantes del mueble.

"Estoy sola con mis hijos desde que ¨¦l se fue con otra"

En enero recibi¨® la autorizaci¨®n para cobrar las ayudas ya que cumpl¨ªa todos los requisitos. Es cabeza de familia monoparental -"estoy sola con mis hijos desde que ¨¦l se fue con otra"-, est¨¢ sin trabajo, tiene menores a su cargo y no encuentra trabajo. Pero la prestaci¨®n no es un cheque en blanco. Tiene una duraci¨®n de tres a?os al cabo de los cuales se supone que la familia est¨¢ en condiciones de reinsertarse en la sociedad, gracias a las contrapartidas formativas, revisiones peri¨®dicas por parte de los equipos de servicios sociales y el compromiso de escolarizar a los menores y velar por su salud que comporta el pago.

Mar¨ªa ?ngeles cumpl¨ªa con sus obligaciones. Acude a un curso formativo en un taller donde plancha ropa de segunda mano por lo que cobra 30 euros a la semana, de las que desde julio puede prescindir menos que nunca. Tambi¨¦n tiene a los ni?os escolarizados, adem¨¢s del resto de compromisos: "Tengo todas las vacunas de los ni?os, lo tengo todo". Por eso no acaba de entender por qu¨¦ sin previo aviso sus necesidades m¨¢s b¨¢sicas dependen de lo que pueda comprar en el economato que tiene C¨¢ritas en el barrio desde que Bienestar Social dej¨® de pagar las ayudas.

El de Mar¨ªa ?ngeles es el caso de otras 30 personas en la zona del Mar¨ªtimo, seg¨²n Carlos S¨¢nchez, responsable de C¨¢ritas en la zona, quien comentaba que el mi¨¦rcoles se pusieron en contacto con ¨¦l 15 personas "en una situaci¨®n terrible, sin recursos, llorando", debido a la falta de fondos. Incluso que los servicios sociales municipales les remiten a personas sin recursos ante la falta de medios, no s¨®lo de Bienestar Social, sino del ayuntamiento de Valencia. Y "aunque no es nuestra funci¨®n, hacemos lo que podemos", apunta S¨¢nchez "una vez comprando medicina, otra pagando el recibo del agua para que no la corten y otra dando dinero para que compren comida en nuestro economato, que es m¨¢s barato que las tiendas", se?ala. Eso s¨ª, "siempre les decimos que esto que hacemos es obligaci¨®n de la Administraci¨®n p¨²blica, para que lo sepan".

Josefa Mart¨ªnez, de 63 a?os, tambi¨¦n se ha quedado sin el PER desde julio. "Por ocho puntos no tengo la pensi¨®n de invalidez", comenta, y lanza su retahila de problemas de salud: "Soy asm¨¢tica, tengo artritis, los huesos de cristal, llevo siete a?os en tratamiento psiqui¨¢trico y dos intentos de suicidio". Como su compa?era, acude los mi¨¦rcoles al economato, aunque al ser mayor de 60 a?os, puede ir al comedor de los servicios sociales. S¨®lo sirve comidas, pero algunos d¨ªas, con suerte, se puede llevar otra raci¨®n para la cena. ?Y los domingos y festivos? "Hago r¨¦gimen", una dieta forzada por el cierre de los locales.

La situaci¨®n de Victoria Costa, de 49 a?os, tampoco es mucho mejor. Adem¨¢s de la ayuda de C¨¢ritas, se sostiene con los 120 euros que le da su hijo de 17 a?os. Como su hija de 14, esta ingresado en un centro de menores, pero el chaval trabaja y aparta un poco de sus reducidos ingresos para ayudar a su madre, en tratamiento psiqui¨¢trico por depresi¨®n. Las tres se deshacen en elogios hacia los trabajadores de base de servicios sociales, y hacia C¨¢ritas, que cubre los vac¨ªos de la administraci¨®n local y auton¨®mica, como la concejal de Esquerra Unida Mar¨ªa Victoria Gonz¨¢lez, que ayer acudi¨® al encuentro con las tres mujeres: "Para que luego Marta Torrado [la concejal de servicios sociales] diga que en Valencia no hay gente con necesidades sociales".

Los problemas en el pago del PER tambi¨¦n persiguieron al anterior responsable de Bienestar Social, Rafael Blasco, quien se comprometi¨® a redactar una ley de rentas m¨ªnimas que solventar¨¢ los problemas, a¨²n pendiente. Este peri¨®dico pudo saber ayer que Econom¨ªa ha autorizado un aumento en la partida de las ayudas con la intenci¨®n de volver a abonar la subvenci¨®n.