La piel contra el bodoque
El fen¨®meno no es nuevo, a pesar de que el n¨²mero de damnificados haya crecido de modo considerable en las ¨²ltimas semanas. La firmeza democr¨¢tica, mal entendida, tuvo su primer precedente con relaci¨®n a los creadores vascos en el caso de Joseba Sarrionandia, cuando obtuvo el Premio de la Cr¨ªtica de literatura en euskera. No era la primera vez que se reconoc¨ªa oficialmente su talento, pero a alg¨²n conspirador de barrio lleg¨® la noticia (p¨²blica y notoria, por otra parte) de que aquel escritor galardonado era un etarra huido de la justicia. No contaba, por supuesto, que se estuviera hablando de uno de los mejores escritores contempor¨¢neos del Estado. Bast¨® el dato biogr¨¢fico para que el habitual coro de articulistas no s¨®lo buscara responsabilidades en la concesi¨®n del premio, sino que se permitiera despreciar, desde una supina ignorancia, todo lo que Sarrionandia hubiera podido escribir a lo largo de muchos a?os de oficio literario.
El escritor lleva huido de la justicia desde hace casi veinte a?os, lo que hace dif¨ªcil aventurar su pensamiento actual, pero quiz¨¢s ese periodo de tiempo es a¨²n mayor del que han necesitado algunos antiguos compa?eros para hacer el largo viaje desde el apoyo al terrorismo hasta el reciente integrismo constitucional, un viaje que se ha respetado en todo caso (incluso en aquellos consumados tras parad¨®jicas aceleraciones), sin pedir responsabilidades, sin recordar acciones del pasado, sin traer a colaci¨®n antiguas convicciones o justificaciones de la violencia pol¨ªtica. Ah¨ª la firmeza s¨ª que se ha disipado como el humo. Cuando el arrepentido ha llegado hasta donde deb¨ªa llegar hablamos de un gran dem¨®crata. Cuando el arrepentido s¨®lo ha abjurado del ejercicio del terror nada hay que ponderar: es sencillamente un ex etarra,discriminaci¨®n ling¨¹¨ªstica que recuerda a aquella, tan c¨¦lebre en los tiempos del franquismo, que hac¨ªa de ciertos ex combatientes "caballeros mutilados" mientras que otros, no hay que decir cu¨¢les, se quedaban en "cojos".
A partir de ahora el arte vasco va analizarse al microscopio. Fermin Muguruza, Julio Medem o Mart¨ªn Ugalde son ejemplos recientes, y absolutamente diversos en sus ideas, trayectorias o sensibilidades, que reciben la reprensi¨®n p¨²blica por no armonizar su camino con el acompasado desfilar de los intelectuales org¨¢nicos. Ha habido que escuchar caricaturas tan absurdas como que Medem representa "el frente cultural del plan Ibarretxe", algo incomprensible para quien conozca su cine o sus opiniones. Pero uno de los privilegios de algunos combatientes es precisamente ese: laminar cualquier complejidad en el juicio, confinar al disidente en la trinchera contraria, articular un elemental discurso m¨¢s propio de un funcionario estalinista que de un verdadero intelectual, en un ejemplo m¨¢s de que todo pensamiento ¨²nico deviene al final (o quiz¨¢s desde el principio) en pensamiento simple, o simplista, o a lo mejor meramente simpl¨®n.
A un artista, a cualquier artista hay que medirle p¨²blicamente por los objetos que fabrica, no por sus opiniones, y cuando sus opiniones puedan despertar aut¨¦nticas y fundadas reservas (lo cual, en el caso de Medem es est¨²pido y en el de Mart¨ªn Ugalde una profunda mezquindad), la libertad ha aquilatado un eficac¨ªsimo resorte, un resorte que Luisa Etxenike record¨® agudamente hace algunas semanas, en relaci¨®n con el caso, m¨¢s discutible, de Fermin Muguruza: la posibilidad del boicot, la movilizaci¨®n para el no consumo, la indiferencia colectiva y militante hacia cierto producto cultural.
Una sociedad libre y democr¨¢tica puede boicotear a un artista cuyas opiniones susciten la repulsa general, pero una sociedad de pol¨ªticos cejijuntos, jueces conniventes y articulistas mamporreros prefiere el vergonzoso recurso a la censura. Quiz¨¢s la precipitaci¨®n del largo viaje que algunos individuos han culminado desde el marxismo hasta la derecha m¨¢s reaccionaria cuenta con algunas facilidades psicol¨®gicas: por ejemplo, la predisposici¨®n gen¨¦tica para dictar a sus semejantes qu¨¦ es lo que tienen que pensar y, ya de paso, qu¨¦ libros pueden leer, qu¨¦ pel¨ªculas pueden ver y qu¨¦ canciones pueden escuchar.
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