Nos quedamos sin faros
Ahora que m¨¢s necesitamos una luz que gu¨ªe nuestra derrota y nos permita alcanzar la seguridad del puerto, cuando m¨¢s arrecia la tempestad nos estamos quedando sin faros. El reciente fallecimiento de Mario Onaind¨ªa, y el actual de Edward Said, nos ha privado de la luz -cada vez m¨¢s necesaria- que nos ayudaba a elegir el camino por el que salir con dignidad de esta encrucijada vasca, y a comprender el holocausto que est¨¢ sufriendo el pueblo palestino.
Entre la belicosidad de unos, la irresponsabilidad de otros, y la furia homicida que sin soluci¨®n de continuidad va de la mano que pone la bomba a la mente enfermiza que pretende aniquilar a un pueblo, pasando por aquellos que todo lo ven a trav¨¦s de su cultivo de votos, nos estamos quedando a oscuras.
Ya no podremos seguir escuchando c¨®mo rasguean el papel, con pulso firme, las plumas de Mario y Edward. Con su forzada ausencia, para seguir sus pasos y conseguir el resultado que ellos tanto desearon, s¨®lo nos queda el ejemplo y el recuerdo.
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