Desgobierno el¨¦ctrico
El apag¨®n el¨¦ctrico que el pasado domingo dej¨® a Italia, con la excepci¨®n de Cerde?a, durante diez horas sin luz, sin transportes y tambi¨¦n sin seguridad, ha puesto de relieve no s¨®lo la vulnerabilidad de la red de ese pa¨ªs, sino tambi¨¦n del conjunto del sistema europeo. Es todo un modelo el¨¦ctrico el que est¨¢ en crisis. Si ante un accidente menor -un ¨¢rbol que se cae sobre una l¨ªnea de alta tensi¨®n en Suiza- toda Italia se queda en tinieblas por un efecto en cascada y hasta el Papa tiene que recurrir a los generadores del Vaticano para poder transmitir su anuncio sobre el nombramiento de los nuevos cardenales -mientras Berlusconi se escuda en el silencio-, qu¨¦ no podr¨ªa pasar en caso de ataques terroristas u otros relativamente sencillos. Pero quiz¨¢s lo m¨¢s sorprendente es que el apag¨®n no ha sorprendido a los expertos del ramo, que lo esperaban incluso antes.
La generaci¨®n italiana de electricidad padece problemas muy particulares, pero los recientes apagones registrados en Nueva York, Canad¨¢, Suecia, Dinamarca, Reino Unido y Espa?a (en Baleares o en Catalu?a) indican que las redes el¨¦ctricas y su gesti¨®n no est¨¢n a la altura de los tiempos, y que nadie est¨¢ libre de sustos. Las privatizaciones se han hecho a menudo demasiado a la ligera, sin un control suficiente de los Estados, que parecen desentenderse de sus responsabilidades. Europa no se puede construir s¨®lo sobre una moneda ¨²nica cuyos requisitos se invocan a veces para eludir las necesarias inversiones en infraestructuras. Tampoco sobre la facilidad de acudir a Francia y sus centrales nucleares para conseguir ese fluido para el que la producci¨®n nacional no resulta suficiente.
En el caso de Italia las carencias son patentes. Es uno de los pa¨ªses que m¨¢s electricidad importa (un 17% de su consumo, frente a un 2% de media), y que cuenta con una red m¨¢s vetusta. Por refer¨¦ndum, y con apoyo de algunos socios actuales de Berlusconi, la energ¨ªa nuclear qued¨® proscrita. Pero tambi¨¦n la presi¨®n ecologista ha impedido construir nuevas centrales t¨¦rmicas, al tiempo que la confusi¨®n en el proceso de liberalizaci¨®n del sector, tanto de plantas generadoras como de redes y tarifas, mantiene a raya a los inversores italianos y extranjeros.
Mientras se buscan las razones t¨¦cnicas de lo ocurrido, todos se cruzan acusaciones pol¨ªticas: Berlusconi arremete contra la izquierda del Olivo, que gobern¨® antes que ¨¦l, y ¨¦sta, contra los actuales gobernantes. La autoridad reguladora italiana y la Comisi¨®n Europea ya hab¨ªan alertado de que se pod¨ªan producir tales apagones. La fiscal¨ªa ha tomado cartas en el asunto para depurar judicialmente eventuales responsabilidades por los da?os y perjuicios ocasionados por el apag¨®n. Lo ¨²nico claro es que estas diez horas sin luz deben llevar a Italia, y al conjunto de la UE, a revisar su modelo el¨¦ctrico. No se puede seguir a tientas.
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